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N. C.
Sábado, 17 de octubre 2009, 02:50
La Comisión de aplicación de la Ley de Memoria Histórica en Los Corrales de Buelna se reunirá por segunda vez la semana que viene y lo hará para determinar los nombres que se darán a las 22 calles afectadas por esa ley. También se debatirá sobre los dos únicos vestigios que podrían incluirse en esa aplicación, la Cruz de los Caídos y una placa que habla de las 'hordas rojas' en el puente de Las Caldas de Besaya.
De las 22 calles que cambiarán de nombre, seis están en pleno casco urbano Batalla del Ebro, División Azul, 23 de Agosto, Matías Montero, García Morato y Navas de Tolosa. Y ya hay varias propuestas. La del Grupo Socialista es darlas nombres de comunidades autónomas, siguiendo la pauta de la urbanización La Condesa, muy próxima a todas esas vías.
La de la Unión Vecinal Independiente de Buelna apuesta por nombres geográficos del valle, «algunos a punto de olvidarse», decía el concejal Vicente Rodríguez.
Otras seis calles están en el barrio Juan XXIII. A estas, el PSOE propone otorgarles nombres de valles de Cantabria. El resto están desperdigadas. La propuesta socialista apunta a cambiar el nombre de la calle Brunete por el del escritor Gerardo Diego, al terminar esa calle en el colegio público que lleva el mismo nombre. Cercanas están las calles Alféreces Provisionales y General Moscardó, a las que se daría el nombre de más escritores, Manuel Llano y Jesús Cancio. Para la calle Calvo Sotelo, que parte de la plaza San Miguel, se propone el nombre de calle la Aldea; para la calle Capitán Cortés, el de Hermandad de Donantes de Sangre; para la plaza General Dávila, en Somahoz, el nombre de plaza Gedío; para General Díaz de Villegas, Peña Prieta, por ser paralela a la calle Picos de Europa. En cuanto a la calle Hermanos Salas, esta pasaría a llamarse calle La Salle, partiendo de la estatua San Juan Bautista, para permitir, además, que la Calle Mayor comience en la estación y termine en la iglesia parroquial.
Sanz Briz
Otra propuesta, también de la UVIB, apunta a la necesidad de dar una calle al diplomático español Angel Sanz Briz. Su importancia radica en que utilizó todos los recursos legales y diplomáticos a su alcance, e incluso pagando salvoconductos de su propio bolsillo, por salvar la vida de miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Su relación con Cantabria, concretamente con Los Corrales de Buelna, se debe a su matrimonio con Adela Quijano Secades, nieta del fundador de las empresas Quijano, José María Quijano Fernández Hontoria.
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