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Viernes, 30 de octubre 2009, 13:16
Es un entorno muy particular este conjunto de Alceda, que le han hecho acreedor como Bien de Interés Cultural desde 1985. Es el rincón elegido por el arte arquitectónico para su intimidad. Compuesto por un islote de casonas blasonadas y edificios hidalgos la mampostería en los esquinales, los pináculos, las bolas herrerianas y las gárgolas de los muros, rivalizan con el barroco de los escudos familiares, donde las armas de los Rueda Bustamante y los Ceballos se dan a conocer, no sólo en las fachadas de sillería, sino en las arcadas y torres hidalgas. La mayor concentración se halla en el barrio Ave María, si bien en el siglo XIV se le conocía como La Aldea de Alceda, y a Ontaneda (que por entonces era Fontaneda) como El Corralón de Alceda. También de por aquel entonces procede el rollo que existe junto a la carretera, frente al Palacio de Mercadal, donde se situaba el Inquisidor, quien procedente de Logroño recaudaba los tributos para la Santa Inquisición a los habitantes de este entorno, conociéndose cómo dos vecinos del Barrio del Tojo fueron emparedados en sus viviendas por no pagar los diezmos exigidos.
En esa época se alineaban a lo largo del Camino Real, escudos nobiliarios con el afán de comunicar al caminante sobre la importante estirpe de los solares que cruzaba. En la actualidad, y por razones familiares, algunos de estos blasones están actualmente en el paseo del Espolón de Burgos. El palacio-casona del Marqués de Mercadal se construyó a expensas de don Bernabé Bustamante en 1737 y actualmente es propiedad de la familia Casanueva. Sencillo en su concepción, es el más moderno de los edificios del entorno en los que se entronca con sus rasgos más peculiares. Al edificio se accede a través de una portada encabezada por un gran escudo barroco con los distintivos de los Bustamante. La casa es de planta cuadrangular, donde la sillería de sus muros se embellece con el aristocrático porte en los arcos de medio punto y balconada de forja en la fachada principal. Algunos incidentes han disminuido la lujosa colección de muebles y cuadros que caracterizaron el interior de esta singular mansión, aun así, cave señalar que su decoración interior reflejan detalles de su procedencia dieciochesca.
Al otro lado del antiguo Camino Real se eleva la torre-palacio de los Rueda Bustamante del siglo XVI, con cuatro plantas ostenta un enorme escudo familiar en el tercer piso, y adosada a la torre, una vivienda de estilo regionalista compuesta por dos plantas presentando otro escudo nobiliar, de menor porte, entre dos balconadas.
También del siglo XVI está la reedificada casa de Ceballos. Construida por don Pedro de Ceballos y Saiz de la Concha en 1670, exhibe en la portada de acceso un escudo de armas de Ceballos Cubillas. Su torre cuadrangular, también presenta el adosamiento de una vivienda costumbrista. Guarda en el interior la importante biblioteca sobre Cantabria recopilada por el fallecido arquitecto Javier G. Riancho.
La casa de Ruiz Bustamante es la decana de estas construcciones. Edificada en la segunda mitad del siglo XVII, muestra en la fachada principal triple arcadura que apoyan sobre pilastras prismáticas para acceder al soportal sobre el que aparecen ventanas adinteladas, y a la derecha el escudo con las armas de Ruiz Bustamante y Ceballos, tras el cual se adosa una torre de coetánea apariencia con el conjunto.
Algo alejada se halla una casona del siglo XVII donde consta un escudo de la familia Mora y Villegas. Más humilde, sus dos arcos de medio punto poseen un puro estilismo costumbrista. Muy próximo existe otra vivienda datada de 1440 con arco ojival serigrafiado.
De moderada arquitectura, el Molino de la Flor, en la atípica decoración de sus paredes pintadas, están las armas de Bustamante Ceballos. Por encima, el remozado Molino del Josco presenta su agradable entorno sin obviar los tiempos de la molienda.
El Parque Público de Alceda es la mancha verde por excelencia. Creada en 1901 por la familia Cortines y el floricultor Escalante en el terreno que ocupaban 98 fincas particulares, fue dotado de de la mayor parte de especies que existen actualmente. Tal patrimonio arbóreo fue revitalizado por la Dirección General de Montes y Conservación de la Naturaleza con la implantación de 106 nuevos ejemplares reponiendo así los derribados en los vendavales de 1975 y 1987. Sus siete hectáreas de terreno guardan cerca de mil árboles y su disfrute es de dominio público por donación a la Junta Vecinal de Alceda. A la instalación de mobiliario rústico, el diseño de caminos, dotación de servicios públicos e iluminación, se añadió un estanque, creando así un escenario complementario al atractivo singular de un cortejo forestal muy destacable con especies desperdigadas por todo el Parque, donde una monumental Secuoya y un sobresaliente Ciprés de Lawson, rivalizan con otros ejemplares de especies como Cedros, Abetos, Chopos o Fresnos, de grandes troncas y altura. Asimismo el restaurante ubicado dentro del parque y las instalaciones del balneario de aguas medicinales, suponen reclamos que se unen al recorrido urbanístico por las calles de la población y sus viejas paredes de sillarejo, por donde, entre grietas, aparece la abundante presencia de la Erigeron karvinskianus, una flor similar a la margarita, natural de México y adaptada al clima de Cantabria.
Cerca del parque nace el kilómetro 0del circuito creado sobre el trazado del antiguo ferrocarril Astillero-Ontaneda, sencilla línea de vía estrecha fundada en 1903, y que el paso de sus chorreantes locomotoras fueron el reloj para los habitantes de las tierras por donde pasaban. Clausurado en 1976, el trazado de sus modestos raíles propone descubrir estas tierras en bicicleta o a pie, y poder llegar hasta Sarón, cubriendo una distancia de 26 kilómetros. Esta Vía Verde discurre por un trazado acondicionado con señalización, áreas de descanso e información sobre la ruta de un modesto tren que desea seguir siendo útil a los habitantes de estos paisajes ribereños del Pas que tan magistralmente dejara plasmados don Agustín Riancho. Natural de Entrambasmestas en 1901, desde su pueblo natal se entregó a plasmar la querencia temática de su tierra pasiega, reflejando tanto el paisaje como su percepción personal con una 'paleta densa y pincelada pastosa'.
En tanto el río Pas sigue bajando por el valle, corriendo con ímpetu en algunos sitios, remansado en otros con su rumor lento de río grande del pasiego.
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