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Vicky Uslé se suma al espacio MeBas del Museo santanderino con una poética muestra de diez dibujos y tres grandes cuadros. :: CELEDONIO
«De pequeña me hundí en un bote de pintura y he crecido con ella»
ARTE

«De pequeña me hundí en un bote de pintura y he crecido con ella»

La joven creadora santanderina Vicky Uslé protagoniza la última muestra del año en el Espacio MeBas del Museo de Bellas Artes Vicky Uslé Artista

GUILLERMO BALBONA

Sábado, 19 de diciembre 2009, 02:00

Hay algo leve, etéreo, poético, ligero e inasible en el retablo de pinturas y dibujos destinado al Espacio MeBas. Juventud y experiencia se funden en el trazo de estas trece obras inéditas de Vicky Uslé, una artista poliédrica, con enorme fundamento cultural que ha crecido inmersa en un ámbito de creación vinculado a sus padres: los artistas Juan Uslé y Victoria Civera.

Huellas líricas y musicales, querencia por la pintura, sensibilidad, sutileza y talento asoman en esta muestra que invita a la intimidad y a seguir el rastro de un aprendizaje constante en la vida y la naturaleza a través de un universo de caracoles, pétalos y territorios por descubrir.

El Museo de Bellas Artes cierra el año con esta nueva exposición individual, bautizada como 'El domador de caracoles', incorporada al nuevo EspacioMeBAS de la pinacoteca, creado la pasada primavera. La muestra fue presentada ayer por su comisario y director del Museo, Salvador Carretero; el concejal de Cultura, César Torrellas; y el director general de Cultura, Justo Barreda. Carretero destacó la frescura y calidad de esta exposición configurada por una decena de dibujos y tres grandes pinturas.

-¿Cuáles son las señas de identidad de su comparecencia en el Museo?

-Lo que presento son dibujos y pinturas que hablan de un espacio abierto, y del hilo que actúa en ese vacío entre ambos medios, procurando imágenes contemporáneas.

-La identidad de un espacio (MeBas) físicamente feo y limitado, pero muy definido como concepto, ¿en qué medida ha condicionado la obra que presenta, o hasta qué punto cabe hablar de una instalación ad hoc?

-Por supuesto se puede transformar un espacio concreto, creando obra específica en el lugar o para el lugar, pero esta no ha sido mi actitud. La obra que presento es parte de mi trabajo como pintora, que hemos seleccionado entre Salvador Carretero y yo, tratándola de adaptar lo mejor posible al espacio, pero sin transformar o cambiar el carácter propio de las obras. La piel de color gris acero (entorno), contribuye y ha contribuido a esa adaptación. Pero las obras siguen siendo identidades que igualmente podrían mostrarse en otro espacio.

-¿Le mediatiza la nominación de museo, el entorno museístico?

-No. Al principio me sorprendió un poco, pero enseguida me ilusioné con el proyecto, y continué con mi trabajo, sin alterar por ello mis formatos habituales, ni mi soporte.

-En otra época no tendría sentido esta pregunta, pero tratándose de una artista joven y contemplando los caminos multidisciplinares dominantes, ¿por qué se ha decantado por la pintura?

- No lo sé, seguramente será mi destino. También he hecho algún pinito en otros lenguajes, pero lo cierto es que desde bien pequeña me hundí en un bote de pintura y, desde entonces, he crecido rodeada de ella.

-En el trabajo íntimo de taller o estudio,¿a qué concede más importancia? ¿Es disciplinada? ¿Cree en el deslumbramiento, en el relámpago, en el chispazo creativo?

- Se sufre, pero hay que estar ahí. Creo que las horas, la constancia es imprescindible. La meditación, la espera, la concentración, la pausa. Pero también el caos se convierte en una inesperada fuente de alimento. Trato de escuchar para sentir los momentos en que uno de verdad puede «ver», y, eso que «vemos» en un instante, casi siempre es fruto de la espera.

-Desde su experiencia ¿qué reflexión traza del vínculo mujer y arte?

- Mi experiencia es muy pequeña, pero siempre he visto y sentido esa relación con naturalidad. Quizás porque mi madre es artista y muchas figuras importantes del arte son también mujeres.

-¿Se reconoce generacionalmente en un tipo de tendencia o de lenguaje visible en la actualidad?

- Siempre han existido modas y un cierto espíritu de los tiempos, pero por fortuna hoy, el arte contemporáneo es tan plural de vías y posibilidades que hablar de «tendencias» suena un poco a modernismo «passe». Si notara en mi obra una estrecha dependencia estilística, trataría de buscar en otra dirección. Otra cosa son los grupos naturales, las metamorfosis pasajeras etc...también naturales; pero la idea de «tendencia», me suena hoy más a estrategias de mercado que a otra cosa.

-¿Cree obligada la independencia para propiciar una personalidad subrayada de su propio lenguaje?

-Sí, por supuesto, siempre y cuando la independencia signifique elegir libremente lo que uno quiera para seguir creciendo hacia ese lenguaje.

-A la hora de abordar su creación cotidiana, ¿qué preocupaciones e inquietudes dominan su oficio?

- Vas hacia el estudio cargada de ideas. Pero el miedo siempre está ahí. Por eso trato de «soltarme», para «meterme» luego hasta un fondo que aún desconozco. Me preocupa, sobre todo, pensar que tras una larga jornada de trabajo me encuentre «atrapada», como el día anterior y el anterior, más que un tema concreto, o el pretender forzar una jornada de trabajo a la fidelidad de una idea. Por lo general, cuando estoy suelta (mentalmente) todo fluye mejor, e incluso las ideas encontradas, o resueltas en el camino, son a veces mejores que las preocupaciones del principio.

-Llevar los apellidos Uslé y Civera supone ¿responsabilidad añadida, sobrecarga creativa, complicidad, o lo tiene aprendido y superado?

- No tengo nada superado, pero supongo que significa todo eso, y a veces pesa. Pero cuando me escucho y estoy metida en mi trabajo nada de eso me importa.

-¿Qué ha aprendido de sus padres artistas? ¿Cree obligado buscar una distancia añadida a la ya de por sí generacional?

- Los adoro como personas especiales que son, pero cuando pinto, trato de expresarme y aprender, y en ello pretendo una pérdida de influencias: lo que haya aprendido de ellos y otros artistas influyentes. Pero esto no es una obsesión para mí. Ni me pesa tanto como la propia necesidad que tengo de seguir haciendo camino.

-¿Qué le parece esta opinión extendida?: 'Hay un exceso de pose y de artificio en buena parte de los jóvenes que demuestran la lección aprendida pero con poco que decir'.

- Pues que es una opinión y que para gustos se hicieron los colores. Es cierto que el arte está de moda socialmente. Pero la pintura necesita tiempo para madurar, y es posible que los jóvenes seamos en esto algo ingenuos, pero habrá de todo y tiempo también. Se supone que los modernos revolucionan y cambian los lenguajes y formas sociales. Los «modelnos», en cambio, se cambian de peinado, de frase, de pose, al menos una vez por semana.

-Actualmente expone 'en familia' en Viena, ¿qué sensaciones le ha proporcionado?

- Contradictorias. Al principio me parecía raro y arriesgado, pero luego, al ver las obras repartidas por las salas, vi que poco a poco aquello iba tomando cuerpo. Además tuvimos la suerte, a nuestro favor, de que la galería tenia tres espacios bien diferenciados. Eso facilitó el que cada uno articulara su voz a solas en su propio habitáculo.

-Ahora que vive más tiempo en Cantabria, ¿Cuál es su opinión del 'circuito' artístico de la comunidad?

- El tiempo que paso en Cantabria no es en realidad tan largo. Suele esfumarse entre el estudio y viajes. Las personas con las que trato del mundo del arte en Cantabria son muy pocas y en general creo que intentan hacer las cosas bien. Pero me faltan datos y no creo que yo fuera una buena programadora de intenciones o estrategias de futuro. Solo puedo decir que viajar siempre es refrescante y clarificador, y que no todos los lugares o comunidades tienen por qué tener lo mismo ni ser idénticas. A veces creo que nos olvidamos de potenciar las diferencias, que todos queremos tener a Cristiano Ronaldo y al Guggenheim.

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