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JOSÉ EMILIO PELAYO
Jueves, 28 de enero 2010, 08:51
Hay resquicio. El informe de los expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (SIC) abre la puerta a la apertura controlada de las cuevas de Altamira, cerradas desde 2002. Así se deja entrever en las conclusiones del estudio a cuyo contenido parcial ha tenido acceso este periódico. La propuesta de los expertos no es categórica, aunque sí explica que el mejor método para preservar la cavidad sería continuar con el actual cierre para evitar que cualquier 'contacto exterior' altere la situación del sistema y haga que aumente la colonización microbiológica que ya afecta a Altamira. Pero establecido ese criterio conservacionista basado en el posicionamiento 'puramente científico' se deja abierta la vía de la apertura que supondría que la capilla Sixtina del Arte Prehistórico pudiera volver a acoger a visitantes de forma pautada, controlada y restrictiva. En esa hipótesis, los experos no se pronuncian sobre el número de visitas-día que puede ser 'tolerable'.
Textualmente no se 'prohibe' que se reabra Altamira. Por contra se indica que «en caso de que se cambie de estrategia y se decida la apertura, la monitorización debe ser exhaustiva para detectar de forma temprana la probable expansión de los microrganismos hacia zonas internas de la cueva». Antes, el informe también apunta que «sea cual sea la decisión que finalmente se tome, consideramos que dada la complejidad del tema, se opte por un cambio de estrategia (permitir la apertura controlada) o se siga con el tipo de medidas 'poco activas' que nosotros proponemos, debe realizarse un seguimiento que permita conocer en tiempo real la respuesta del ecosistema subterráneo a los cambios provocados».
Esa 'puerta abierta' para que vuelvan los visitantes será la que utilice el Gobierno de Cantabria para defender en el nuevo patronato (se trabaja ya en su creación) la viabilidad de reabrir Altamira. Y ello pensando que es peor el 'mal del cierre' que el que se originaría con un apertura restrictiva y controlada. La estrategia del Ejecutivo pasa, por tanto, por sumar todas las voluntades y capacidades (instituciones, organismos y personalidades) para convencer a los restantes miembros del patronato que decidirá el futuro de la cueva.
En línea con anteriores pronunciamientos, los expertos consideran que el cierre es la mejor solución para preservar las distintas salas de polícromos de Altamira, mucho más tras comprobar los efectos positivos derivados del cierre. En el informe, los científicos subrayan literalmente que «en nuestra opinión las máximas garantías de conservación pasan por el mantemiento de la cueva en una estado de máxima estabilidad ambiental». Desde Cantabria se considera esta reflexión, obvia: si nadie entra la cavidad, los riesgos de deterioro se reducen al no haber intercambios de agentes externos, ni aportación de nutrientes ni variaciones de temperatura. Es más, la pasada semana el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla y el consejero de Cultura, Javier López Marcano, avanzaron que Cantabria luchará por la reapertura. Revilla fue gráfico al lanzar una pregunta: : «¿Para qué queremos una joya si va a estar cerrada toda la vida?».
Los científicos sostienen que la estrategia seguida hasta ahora ha dado resultados satisfactorios y no han aumentado en el interior los microrganismos, aunque tampoco ha desaparecido. Además, se ha abandonado cualquier medida conducente a su eliminación ya que el éxito de la misma no está garantizado y se desconoce cómo incidiría sobre las pinturas. Intentar su erradicación -se concluye- «implica la creación de un ambiente natural estéril y eso nos parece una labor imposible y además absolutamente desaconsejable».
Sí se explica en el informe, algo también conocido: «la entrada continuada de visitantes, con el impacto que esto supone, provocaría un nuevo cambio microambiental y nuevos aportes de nutrientes que, según las experiencias previas, podrían conducir a una nueva fase de proliferación de las poblaciones bacterianas que ahora parecen tender más a una estado estacionario».
Las investigaciones desarrolladas entre 2007 y 2009 que dan origen al informe del CSIC aportan un retrato bastante fiel sobre el actual 'estado de salud' de Altamira y revelan la fragilidad de la cavidad.
Ha quedado demostrado que la colonización de paredes, techo y suelos es muy alta en la sala de entrada de la cueva y «los datos indican que los sustratos con recubrimiento arcilloso albergan poblaciones con cantidades de biomasa y actividad metabólica sólo ligeramente inferior a la de las zonas claramente colonizadas».
Hay otra conclusión más esperanzadora: el alto grado de colonización disminuye hacia el interior de la cueva, aunque llega a alcanzar a toda la cavidad, incluida la Sala de Polícromos. El cierre durante años de la cueva ha hecho que las poblaciones microbianas -el gran enemigo de Altamira- no hayan aumentando ni se haya pasado a una fase de colonización visible; en conclusión, las bacterias están ahí, en una fase 'estacionaria' aunque mantengan cierta actividad metabólica. A juicio de los expertos el deterioro sufrido es el resultado de múltiples transformaciones y perturbaciones microambientales experimentadas en los últimos cien años y de forma muy especial «desde la década de los 40-50 del siglo pasado». Como agentes causales, unos clave y otros coadyudantes, se citan las numerosas obras de acondicionamiento, los cambios de suelo interno y externos, las excavaciones arqueológicas, las visitas masivas y, en definitiva, «las modificaciones de su interior y exterior que han hecho de Altamira un ecosistema diferente (al original), con suficientes nutrientes disponibles». Y el informe pone nombre a otro 'enemigo' causante del deterioro: la puerta de acceso a la cueva que, según los científicos, «juega un papel clave» y negativo. El anterior informe de los expertos presentado en 2005 ya establecía el 'listado' del origen de los males de la cavidad y proponía tres medidas correctoras. En estudio de ahora recuerda que aquellas propuestas hablaban de «la limpieza y control exterior de la vegetación para evitar la llegada de nutrientes en el agua de infiltración y en la zona de acceso la renovación de la puerta y la instalación de un segundo cierre que redujeran la entrada de partículas y el efecto de intercambio energético por la zona de la entrada». Las dos recomendaciones «se pusieron en práctica y los resultados han sido satisfactorios».
La instalación y cierre de la segunda puerta ya ha arrojado datos concluyentes y 'efectivos'. Ha conseguido que la entrada de hidroaerosoles en forma de niebla durante la época estival prácticamente se haya eliminado en el verano de 2009. Además, de los análisis practicados parece desprenderse que la actividad metabólica de las comunidades microbianas de las colonias de bacterias tiende a disminuir desde que se cerró la segunda puerta. El estudio pone de manifiesto que la cavidad se ha registrado un «continuo descenso de los compuestos nitrogenados en el agua de infiltración y una reducción de los valores absolutos y de oscilación de la temperatura; también se ha reducido la velocidad del viento en el corredor principal en su cruce con la Sala de Polícromos y la oscilación en la concentración de CO2 de la zona interna de la cavidad».
La conclusión es clara: «Se ha logrado que la cueva muestre una menor tasa de intercambio con el exterior y una dinámica físico-química con menos oscilaciones y con pautas más próximas a las naturales que hace 10 años e incluso que hace un año; dicho de otro modo, las condiciones de la cueva de cara a la conservación han mejorado ostensiblemente desde que se cerró en 2002».
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