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José Ángel Peláez celebra su victoria en la Federación, junto a su mujer y sus dos hijos./ Fotos: Javier Cotera
José Ángel Peláez, nuevo presidente de la Federación Cántabra de Fútbol
POR 30 VOTOS FRENTE A LOS 19 DE alberto vilar

José Ángel Peláez, nuevo presidente de la Federación Cántabra de Fútbol

El nuevo responsable anuncia que la etapa que comienza va a ser "mucho más abierta que la anterior" y ha pedido a todos los presentes "olvidar las rencillas del pasado"

Marco García Vidart

Miércoles, 11 de julio 2012, 19:12

José Ángel Peláez Montes es desde ayer el nuevo presidente de la Federación Cántabra de Fútbol. El presidente de la Sociedad Deportiva Reocín obtuvo el respaldo de 30 de los 50 integrantes de la asamblea general de este organismo. Su rival en las elecciones, el hasta ayer presidente Alberto Vilar y que llevaba 21 años en el cargo, consiguió 19 apoyos. Un voto fue nulo.

El recuento supuso el punto y final a la trayectoria de Vilar como presidente de la Cántabra. Funcionario del Estado de profesión, llegó al cargo en el año 1991, tras pasar por el Colegio Cántabro de Entrenadores una vez abandonada la práctica del fútbol, época en la que militó en equipos como el Revilla o el Velarde. Durante algunas fases de su mandato, también ha sido vocal de la Federación Española y presidente de la Federación Española de Fútbol Sala. Alberto Vilar había superado cinco procesos electorales 1992, 1996, 2000, 2004 y 2008 y había dejado entrever que si ganaba, este sería su último mandato al frente del organismo. Algo que ya no podrá hacer.

Peláez consiguió más apoyos en la elección de ayer que los que logró en la composición de la asamblea general, allá por el 22 de junio. Entonces, 26 personas de su candidatura se convirtieron en asambleistas. Era la mitad más uno, lo que le garantizaba su elección. Pero ayer vio como sus pronósticos «creo que vamos a pasar de los 30 votos», apuntó el lunes a EL DIARIO MONTAÑÉS casi se cumplen. Peláez confiaba en que algunos asambleístas que en un principio iban a apoyar a Vilar confiasen en él. Y así sucedió.

Por la mañana, el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria había rechazado la petición de medida cautelar urgente solicitada por el expresidente para suspender las elecciones, ya que no estaban «acreditados los perjuicios irreparables que el acto administrativo la exclusión de la Escuela Municipal de Fútbol Reocín del censo electoral pueda llegar a causarle al demandante (Vilar), que desconoce cuál va a ser el resultado electoral».

Antes de la votación, ambos candidatos tomaron la palabra. El primero en hablar fue Vilar, quien mostró su disposición a «encajar» la derrota en las elecciones si los asambleístas decidían que no debía continuar. El hasta ayer presidente comentó que «si para mí esto es el final, quiero que todo se sepa y se aclare», aunque recalcó que ese no era el momento para ofrecer las explicaciones pertinentes.

Por su parte, Peláez se felicitó de que la asamblea general estuviese «completa», lo que indicaba que el fútbol cántabro se había movilizado. Señaló que en su relación con Vilar se han vivido momentos de «enfrentamientos personales que no han sido buenos para el fútbol», y abogó porque todos los asambleístas saliesen del acto «dándonos la mano».

Las denuncias cruzadas por ambas partes, las llamadas en las que presuntamente se ofrecía dinero por votos o la petición de suspender las elecciones podían hacer pensar que la asamblea para elegir al presidente de la Cántabra iba a ser poco menos que un polvorín, y que a la mínima, podía haber incidentes. Pero no hubo ni una sola recriminación, ni una voz más alta que otra. En un acto de civismo que honró a ambas candidaturas, la asamblea fue una auténtica balsa de aceite.

Cuando llegó el momento de la votación, desde la mesa se llamaba a todos y cada uno de los asambleístas. Había momentos en los que el silencio podía cortarse. El único momento ruidoso fue cuando Peláez votaba y los flashes de los fotógrafos iluminaban la escena.

Sin historia

El azar en la composición de la lista de los 50 miembros de la asamblea hizo que el recuento apenas tuviese historia. Como si fuese una tanda de penaltis, Peláez sumaba su quinto voto por cuatro de Vilar. Pero a partir de ahí, la urna acumulaba una avalancha de votos para el presidente de la Sociedad Deportiva Reocín. El 19-5 ya levantaba demasiados murmullos en la sala.

A partir de ahí, cada voto originaba más comentarios entre los miembros de la candidatura de Peláez. «Ya quedan solo tres», afirmaba uno cuando la mesa cantaba el voto número 23 para Peláez. Cuando se llegó al 26, el definitivo, el ruido se acentuó. Pero no hubo ninguna explosión de alegría. Ya estaba hecho, aunque desde la candidatura de Peláez se pedía silencio. Tras el 30-7, llegaron los votos para Vilar, hasta totalizar el resultado de 30-19 y un voto nulo.

No hubo saludo

Cuando la Junta electoral proclamó presidente a José Ángel Peláez, los miembros de su candidatura estallaron de júbilo. Comenzaron los abrazos y las felicitaciones, mientras Alberto Vilar salía de la sala sin saludar a su oponente. Este medio intentó hablar con él, pero el ya expresidente adujo tener cosas que hacer en su despacho.

Tras salir momentáneamente de la sala, un José Ángel Peláez visiblemente emocionado regresó con los suyos. Dio las gracias a todos lo que han estado junto a él y les animó a «ponerse a trabajar». Agradeció también a los que respaldaban la opción de Alberto Vilar su participación en el proceso electoral y manifestó su intención de reunirse en unos minutos con el ya expresidente. Pero tras los abrazos, lágrimas, felicitaciones y su primera entrevista como presidente, cuando Peláez fue a buscarle, Vilar ya se había marchado.

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