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Pablo Sánchez
Lunes, 13 de agosto 2012, 09:16
El Racing se proclamó ayer en Aguilar de Campoo ganador del XVIII Torneo de la Galleta, tras derrotar por 2-1 al Guadalajara, en el partido amistoso que cierra la pretemporada y que constituye el ensayo general del equipo verdiblanco antes de que arranque la próxima semana la campaña liguera de Segunda División.
Por suerte, la jornada de ayer será recordada en el mundo del deporte como la fecha en que la mejor generación de la historia del baloncesto español puso en aprietos a la todopoderosa selección estadounidense en la final olímpica de Londres. Basta con eso. En la memoria de los aficionados apenas quedará espacio para algo distinto a los rebotes de Pau Gasol y los triples de Navarro. Está fuera de toda duda que lo que aconteció ayer en Aguilar del Campoo no aparecerá en los libros de historia. Mejor así, porque quilates, hubo pocos, y show time sobre el césped palentino, menos.
El Racing tardó casi media hora (exactamente, 29 minutos) en inquietar la meta de Toño Ramírez. Se dice pronto. Fue Albert Dorca elegido mejor jugador del partido, quien, tras encontrarse con un balón divido en la frontal del área, decidió que era el momento de que el equipo se estrenase en ataque. No fue para tanto. El portero del Guadalajara clavó su rodilla en el piso y detuvo sin mayores dificultades un disparo duro, pero inofensivo.
Para entonces habían pasado muchas cosas y ninguna buena para el equipo verdiblanco. Esta vez no hubo toque, elaboración, ni ejercicios de combinación al estilo culé. Fue una cara vulgar la que ofreció el Racing en la primera parte. Un juego espeso, a través del cual los futbolistas cántabros trataron, sin éxito, de aproximarse a la puerta rival. Malos augurios, debieron de pensar los miembros de la expedición racinguista, cuando apenas queda una semana para que arranque lo serio.
Y eso que la cosa no empezó mal del todo. De hecho, el primer conato de peligro lo protagonizó el Racing, tras una buena jugada de Longás (uno de los mejores ayer, junto con Assulin), quien tras sortear a varios contrarios por medio de unos dignos regates, cedió el cuero a Saizar, que marcó, pero su gol fue anulado por fuera de juego.
Pero fue simplemente un espejismo. Pronto el Racing se mostró incapaz de imponerse a un Guadalajara que, sin ser nada del otro mundo, demostró ser un equipo mucho más trabajado, más hecho y con las cosas más claras. Pero lo que no apareció por ninguna parte fue el fútbol. Se intentó un par de veces dotar al choque de un mayor empaque, tratando de llevar el juego al medio campo, con una quizás ingenua, voluntad de crear fútbol. Fue en vano. La mayor parte del encuentro se lo pasaron ambos equipos buscando el cuero en las alturas. Mal concepto que puede generar lo que el legendario Alfredo Di Stéfano llamaría «problemas de tortícolis». Quizás teniendo en cuenta las pequeñas dimensiones del campo no podía pedirse nada más.
Y llegó el minuto 13 de la primera parte. Un córner, sacado en corto y resuelto con un centro y remate del jugador del Guadalajara Jony, quien batió a Mario para abrir el marcador.
Por su parte, Juan Carlos Unzué miraba el desarrollo del encuentro con preocupación. No lo veía claro. Y los minutos pasaban, sin que nada animase a pensar que el Racing pudiera dar la vuelta al choque. Al final de los primeros cuarenta y cinco minutos pudo llegar el empate, pero el disparo a bocajarro de César de la Hoz lo despejó el portero del Guadalajara, no sin algunos problemas.
Eso sí, la gente de Aguilar estaba encantada con el espectáculo. Una tarde de temperatura agradable en la localidad palentina, que animó a sus vecinos a acercarse a la Ciudad Deportiva Alberto Fernández para presenciar el tercer Torneo de la Galleta tras la resurrección de este evento de pretemporada en 2010. En total, dieciocho ediciones de una cita señera del verano futbolístico español. Alrededor de 500 aficionados abarrotaron la única grada con la que cuenta el estadio y las vallas que rodean el césped. Asimismo, hubo representación institucional por parte del Racing. Al partido se desplazaron los consejeros José Campos y Manolo Saiz, así como el presidente de la entidad santanderina, Ángel Lavín.
Tras la reanudación, las cosas cambiaron, y mucho. No el guión del juego, que permaneció caótico e imprevisible, pero sí la actitud sobre el campo. Una sola sustitución en las filas santanderinas: Docal saltó al campo por Daniel Bautista. Y la vida seguía igual. Las cosas, incluso, estuvieron a punto de empeorar si Mario no hubiese realizado un paradón para sacar una pelota que ya se relamía pensando en las mallas.
Pero en el minuto 72, Quique Rivero igualó el marcador tras un sensacional disparo desde fuera del área. Ése sí que entró, y de qué manera, en la portería. El Racing mejoraba y parecía tranquilizarse a medida que pasaban los minutos. La entrada de Jairo y Luque dio alas al juego de ataque verdiblanco que, por fin, sin grandes adornos, comenzaba a responder a los deseos de Unzué.
Gullón se comió la galleta
Ya no parecía tan fiero el Guadalajara y no hubo que esperar mucho hasta que Marcos Gullón, que debutaba en esta pretemporada con el equipo verdiblanco tras recuperarse de la rotura de fibras que le mantuvo en el dique seco durante los anteriores partidos, remató de cabeza un córner que sentenciaba el partido en el minuto 77. El centrocampista hizo honor a su apellido en el mejor lugar posible e hincó el diente a un trofeo que echa el ancla por cuarta vez en las vitrinas santanderinas.
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