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Las llamas destrozan por completo la instalación dedicada al transportes de frigoríficos./ Foto: Sane.
Un devastador incendio calcina una nave industrial en el polígono de Guarnizo
"se derrumbó como un castillo de naipes"

Un devastador incendio calcina una nave industrial en el polígono de Guarnizo

Las paredes de la firma Integra2 se desplomaron «como un castillo de naipes» y las llamas se propagaron por el tejado y afectaron a dos empresas colindantes

Mariña Álvarez

Sábado, 8 de septiembre 2012, 01:36

Un enorme y humeante esqueleto de acero y hormigón, el sonido de latas que explotan, toneladas de escombros y un olor a quemado insoportable. Es todo lo que queda de la empresa de transporte Integra2 tras un devastador incendio que calcinó la nave que tiene alquilada en el polígono de Guarnizo, y que ocupó a una treintena de bomberos entre las 2.00 y las 5.30 horas de ayer. Mientras los efectivos luchaban contra las llamas y evitaron que el desastre fuera mucho mayor, los empleados no perdieron ni un minuto en buscarse la vida. Casi a la par que los primeros lograron controlar el fuego, los segundos alquilaron otra nave, instalaron nuevos equipos y reanudaron su actividad.

La firma da trabajo a 25 personas. En el incendio perdieron toda su maquinaria y mercancía lista para enviar a un millar de clientes. «Tenemos un problema, pues a buscar una solución. Esto no es fácil, pero la vida es así», dijo ayer por la tarde Iñaki Otermin, uno de los socios, al lado de una improvisada mesa de comedor donde los empleados de oficinas gestionaban la actividad del día casi como si nada hubiera pasado, con los repartidores yendo y viniendo, «de cara al cliente no hemos fallado», añadió satisfecho.

Y a pocos metros seguía sonando el «¡boom! ¡boom!» constante de latas al estallar, bajo las paredes derruidas de la ya antigua Integra2. Durante el incendio, el calor alcanzó tal intensidad que el edificio se colapsó y el techo y sus paredes de hormigón se desplomaron enteras, «como un castillo de naipes», según los bomberos, que, aunque lograron salvar la estructura de las naves colindantes, no pudieron evitar que las llamas se propagasen por las techumbres a dos empresas, Talleres Selaya y Alman Soluciones, ubicadas en el mismo recinto, que también resultaron afectadas.

Explosiones de latas

Los daños materiales han sido «elevadísimos», según los responsables de Integra2. Entre sus miles de paquetes almacenados había varios palés repletos de latas de conserva, que fueron reventando por el calor con estremecedoras explosiones durante toda la noche y todo el día.

No hubo que lamentar heridos graves, ya que aunque un bombero cayó con todo su equipo y debió ser trasladado al hospital para ser atendido por un golpe en la cadera, recibió el alta enseguida. Y el dueño de Talleres Selaya, Javier Vega, sufrió quemaduras en una mano y una pierna al entrar dentro de su nave en medio del incendio para intentar salvar a sus cuatro perros. Tardó en encontrarlos «45 angustiosos minutos». Cuando logró reunirlos a todos sanos y salvos, con el apoyo de una bombera «a la que le estaré eternamente agradecido», dice que recibió «la mayor alegría de mi vida», y que ya no le importó nada más. Ni siquiera que sus oficinas quedaron destruidas y que también se le quemó una furgoneta.

Ayer por la tarde Javier se quedó en casa. Dice que no quiere ir a ver cómo está su taller. «Ha ido mi mujer, que es más fuerte que yo», cuenta, y vuelve al emocionado relato de sus perros: «los cuatro son recogidos de la calle, y tengo uno chiquitín muy viejo que suele dormir dentro del coche que se me quemó. Al llegar abrí corriendo la puerta, y me quemé con la manilla. Qué alegría, no estaba dentro... En la nave, con esa muchacha de los bomberos, me arrastré por el suelo, no se veía nada... uno a uno aparecieron...»

Fue poco antes de las dos de la mañana cuando se declaró el incendio y en un primer momento acudieron los bomberos de Protección Civil de Camargo. Enseguida tuvieron que solicitar el apoyo de los bomberos municipales de Santander que, cuando llegaron, ya se encontraron con la nave envuelta en llamas. Sumaron una treintena de efectivos y, según explicó el jefe del cuerpo de Santander, José Ignacio Trojaola, tardaron más de tres horas en controlar el incendio (a las 5.36).

Las paredes de la nave están hechas de prefabricado de hormigón y acero y, al colapsarse el edificio por el calor, fallaron los anclajes y se desplomaron por completo, cayendo de una pieza. Una de las fachadas se desmoronó sobre la empresa de neumáticos Recacor separada por un vial de Integra2, ocasionándole un boquete en un lateral. La otra pared cayó hacia dentro, dificultando las tareas de extinción porque el agua de las mangueras no conseguía penetrar en el foco del incendio, aplastado bajo enormes muros de 60 metros. Además, cuando el techo se derrumbó las llamas salieron hacia arriba y a punto estuvieron de alcanzar un tendido de alta tensión que pasa por la zona.

En Recacor tampoco perdieron el tiempo. Ayer por la tarde, mientras el retén refrescaba escombros, los albañiles reconstruían su muro. Y en Alman allí seguían, de pie en medio de su nave pintada de hollín. «No podemos tocar nada, hasta que vengan los peritos a valorar los daños», contó Manuel Obeso, el gerente. El techo tiene unas enormes aberturas provocadas por el fuego, que penetró en su nave justo encima de una furgoneta que cargaba una máquina mini retroexcavadora. Ambos, calcinados. Suerte que sus oficinas no están ubicadas en la parte superior, como la de Talleres Selaya, si no «también se hubieran quemado».

Se desconoce si el incendio fue intencionado o fortuito. Dilucidar las causas será la misión de un equipo especializado de la Guardia Civil, una vez que la Policía Judicial ya se ha hecho cargo de la investigación. Hasta que acudan a tomar muestras no se sabrá si entre la mercancía almacenada en la nave pudiera haber material inflamable, y ni siquiera está claro dónde se originó exactamente, pues algunos testigos afirman haber visto las primeras llamas en el piso superior, donde se ubican las oficinas. Este extremo no puede ser confirmado por los bomberos «porque cuando llegamos ya estaba todo el edificio muy afectado», dijo Trojaola.

Otros casos parecidos

Este siniestro recuerda a otros parecidos registrados últimamente. Hace sólo unos días (23 de agosto) ardieron cinco bodegas en el nuevo puerto de Laredo, entre ellas un almacén de Cruz Roja. Apenas un mes antes (20 de julio) un espectacular incendio acabó con una nave de Santander, en El Alisal, dedicada a la venta de artículos de quiebras y subastas; el 24 de junio se registró otro en Reinosa, que calcinó su centenaria plaza de abastos; y no hace tanto (en noviembre de 2011) ardió otra nave en El Astillero, la fábrica de pinturas Ivegor. ¿Qué está fallando? El jefe de los bomberos de Santander lo tiene claro: «Hay que mejorar la conciencia de la prevención, es importante inculcarla a todos los niveles, no sólo a las empresas, también a ti, a mí...»

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