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Guillermo Balbona
Lunes, 28 de enero 2013, 08:14
La experiencia le ha demostrado que «la naturaleza es muy compleja y que nunca acabaremos descubriendo sus últimos secretos». Incansable divulgador de la astronomía, Xavier Barcons (LHospitalet de Llobrega,1959)se mueve entre la alta tecnología, los telescopios de última generación, el I+D, la investigación y la política científica.El doctor en Ciencias por la Universidad de Cantabria, investigador del CSIC, fue miembro fundador y primer director (1995-1999) del Instituto de Física de Cantabria. Está considerado uno de los mayores expertos en el estudio del universo en rayos X, investiga las galaxias activas y ha participado en el comité científico de numerosas misiones espaciales, especialmente en la XMM-Newton de la Agencia Europea del Espacio, que ha permitido avanzar sustancialmente en el conocimiento del cosmos. Barcons, que preside el Consejo de la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO), subraya que, «contrariamente a la percepción que se pueda tener, España es una gran potencia en astronomía», pero teme que los recortes castiguen al sector pues «hay otra parte del afán por la austeridad que nos va a llevar a la ruina».
Primer español que ocupa la presidencia de ESO. ¿Qué significa o supone para la ciencia y el posicionamiento de la investigación para otros españoles?
Como en todos los cargos unipersonales, el mérito es de muchos aunque reconozco que me enorgullece que los representantes de los gobiernos que participan en ESO me eligieran a mí. ESO es el organismo de referencia internacional en lo que respecta a la construcción y operación de los más potentes telescopios en tierra. España ha desarrollado en los últimos 40 años una muy destacable actividad en este terreno, primero pretendiendo que podíamos ir por nuestro camino en solitario (o al menos algunos lo pensaban) y más recientemente uniéndonos en cuerpo y alma a esta empresa común con otros estados Europeos. Que un español lo presidiera era una cuestión de tiempo.
Dígame en síntesis, ¿cuáles son sus funciones en su cargo europeo y en su actividad en el IFCA?
En el IFCA soy un investigador científico del CSIC, dirijo tesis doctorales, investigo ideas acerca de los agujeros negros gigantes, promuevo el desarrollo de nuevos detectores junto a colegas de otros centros del CSIC y formo parte de un equipo internacional que persigue la puesta en órbita de un nuevo gran observatorio de rayos X. Como Presidente del Consejo de ESO me toca promover, estimular y coordinar la cooperación entre los representantes de los Gobiernos en la construcción y operación de grandes telescopios en tierra, y supervisar la labor que realiza nuestro organismo. También me toca, junto al Director General, representar a ESO en foros y actividades.
De tanto mirar el cielo, alguna vez ha sentido la sensación de perder la perspectiva terrenal?
La labor del astrónomo tiene mucho de análisis y menos de observación. En comparación con épocas anteriores, una noche de observación fructífera en un telescopio de 8 ó 10 metros de diámetro, o unas horas de observación con el gran observatorio de ondas milimétricas ALMA, generan tal cantidad de información que después pasamos semanas para entenderla y asimilarla. El investigador en astronomía está muy anclado en tierra que es donde tiene sus retos, satisfacciones y sinsabores.
-¿La mirada que ofrece la astronomía permite relativizar los problemas cotidianos?
Admirar la belleza y la complejidad del Universo no nos hace perder la perspectiva de las cosas importantes en la vida. Que una galaxia emita o no rayos X o un exoplanetas tenga más o menos masa que la Tierra es siempre mucho menos relevante que la salud, que media humanidad se muera de hambre mientras la otra mitad tira la comida, o que la sociedad española esté desesperanzada por la falta de un horizonte que le permita ilusionarse, más allá de la situación económica y social que sufrimos en la actualidad. Es incluso posible que nuestra exposición a la grandeza del Universo nos ayude a sensibilizarnos más con los problemas cotidianos.
-¿El interés por el Universo y las estrellas responde a un deseo de escapar al mundo de los hombres?
Para esa gran cantidad de personas para las que la astronomía es un bien cultural de primera necesidad, más bien se trata de comprender cómo es el universo en que vivimos y cuál es nuestro lugar en él. Son las mismas preguntas que en otro tiempo pudieron quizás conducir a dogmas religiosos, pero que en la actualidad se persiguen desde un punto de vista estrictamente racional. Para un profesional, el interés por el universo y las estrellas responde al reto de buscar respuestas a preguntas que nadie ha conseguido abordar. Si encontramos en unos años un planeta fuera del Sistema Solar con trazas biológicas, no será para ir allí a firmar un acuerdo de cooperación, sino para conocer mejor el universo en el que vivimos.
Uno tiene la percepción de que la complejidad y sofisticación tecnológica lleva a practicar la astronomía más sobre una pantalla informática que en el ejercicio directo de la observación...
Eso es cierto para el astrónomo profesional. De hecho, no sólo en los observatorios espaciales, si no en muchos de los observatorios terrestres, el astrónomo ni tan siquiera viaja al observatorio. En lugar de eso, da unas instrucciones a los profesionales que están al mando de los observatorios terrestres o espaciales para que cuando se den las condiciones apropiadas, hagan las observaciones. Con esta estrategia se optimiza la utilización de los grandes telescopios. Dicho lo cual, quién no se maravilla al admirar la belleza del firmamento en una noche despejada desde un lugar oscuro.
Como investigador, ¿le han recortado el tamaño de los telescopios y su capacidad para abordar determinados proyectos?
Nos están recortando por todos los lados, menos por ese. Hay una parte de la política de austeridad que es necesaria, máxime cuando algunos se han endeudado sin ton ni son. Pero hay otra parte de ese afán por la austeridad que nos va a llevar a la ruina. Cuando Alemania empezó con sus recortes hace una década, lo hizo de forma muy selectiva: la inversión en educación, en investigación y desarrollo e innovación, no solo no se recortaron si no que siguieron creciendo. Mientras Alemania (entre otros) ha afianzado así su liderazgo en todo tipo de capacidades, en España vamos en dirección contraria: si hay que recortar un 15% los presupuestos, a la I+D se le recorta el 25%. Están destruyendo el futuro del país, cuando teníamos la generación mejor preparada y los mimbres para un futuro digno.
Ha asegurado que «hay un agujero negro gigante en el centro de cada galaxia». ¿Supongo que eso es tan grave como los equivalentes en la economía de las familias españolas?
El agujero negro es un sumidero de materia y energía que va creciendo a medida que va tragando lo que pilla. Los rotos que tenemos en la economía familiar vienen en parte promovidos por una gente sin escrúpulos que nos llamaban por teléfono para ofrecernos créditos, por los que los tomaron sin poderlos pagar y lo peor de todo por aquellos jóvenes que se dejaron seducir por un sueldo y dejaron la educación antes de tiempo. Siendo un problema, y muy grave, el agujero que tenemos en la actualidad, no es nada comparado con lo que tendremos en 10 años si no hay un giro importante e inmediato en la política económica. Cuando dicen que a principios de 2014 la economía española crecerá, me gustaría que alguien explicara en qué sector: ¿construcción? ¿turismo? ¿empresas de base tecnológica?
Por tanto, ¿qué es un agujero negro?
Se trata ni más ni menos de un astro que ha concentrado toda su masa en una zona tan pequeña, que la atracción gravitatoria que genera es tan grande que ni la luz puede escapar de allí. Si el Sol, cuyo radio es de 700.000 kilómetros, consiguiera concentrar toda su masa en tan solo 3 kilómetros, no dejaría escapar ni la luz. De aí el nombre agujero (por que atraen y tragan materia) negro (por que no dejan escapar la luz). Es paradójico, sin embargo, que la materia que cae hacia los agujeros negros se pone incandescente, emitiendo gran cantidad de luz. Los cuásares, que son los objetos más luminosos del Universo, son precisamente eso: agujeros negros gigantes y hambrientos en pleno banquete.
El proyecto de telescopio europeo extremadamente grande (EELT), para su instalación en Chile, ¿promete de verdad frutos como los que apunta su pretencioso nombre?
El EELT se ha diseñado para abordar una serie de objetivos científicos, como detectar tierras alrededor de otros soles, estudiar las estrellas de otras galaxias con la misma precisión que en nuestra Via Láctea, o ver las primeras estrellas que empezaron a brillar en el pasado remoto de nuestro Universo. Pero no me cabe duda que la mayor parte de los descubrimientos que hará el EELT no los podemos ni imaginar hoy en día.
En una época en la que se habla de «fuga de cerebros», usted se mueve en el campo de la alta tecnología y en una área en la que España no parece destacar internacionalmente. ¿se siente privilegiado, como una isla en mitad del océano?
Contrariamente a la percepción que se pueda tener, España es una gran potencia en astronomía. Somos el octavo país en producción científica en esta área, de tal manera que un 7% de la ciencia que se publica en Astronomía tiene astrónomos españoles involucrados (en promedio para otras disciplinas científicas, solo un 3,5% de lo que se publica tiene sello español). Nuestra industria ha conseguido construir el 70% del Gran Telescopio Canarias, y está por tanto muy bien preparada para participar en la construcción del EELT de forma decisiva, como ya ha hecho con el observatorio ALMA, de manera muy importante.
¿Qué posición ocupa Cantabria dentro de la investigación de su campo, y el caso general de España a nivel internacional?
En el IFCA tenemos unos grupos de investigación en astrofísica y cosmología relativamente modestos en tamaño, pero de gran calidad. Tengo compañeras y compañeros que destacan a nivel nacional e internacional muy por encima de los de otros centros españoles, a pesar de que habrá al menos media docena de institutos o departamentos universitarios en otros lugares con más personal que nosotros. El nivel de España en el contexto internacional es singularmente elevado para el caso de la astronomía, tanto en investigación como en capacidades de la industria. Esperemos que no se tire todo eso por la borda.
En alguna ocasión le he oído decir que la asignatura pendiente española es liderar más iniciativas, «porque participar, participamos en casi todo»...
Sí, eso es debido a que la investigación dejó de ser una actividad anecdótica hace muy pocas décadas, y en este corto pero muy intenso recorrido sólo nos ha dado tiempo a llegar hasta aquí. Tengo colegas en el extranjero que acumulan varios Premios Nobel en disciplinas científicas en su propia familia, entre sus antepasados. Cualquier college de la Universidad de Cambridge tiene más Premios Nobel entre sus miembros que España a lo largo de su historia. Nuevamente, es sólo cuestión de mantener el rumbo y el esfuerzo para que caigan los frutos; tener líderes científicos internacionales requiere formación y apoyo continuado a la investigación.
¿Desde cuándo se estudia el espacio mediante los rayos X?
El año pasado, 2012, ha sido un doble aniversario de 50 años para mí. Por un lado ESO se constituyó como organización intergubernamental en 1962, pero por otro (y sin que tenga nada que ver) un equipo encabezado por Riccardo Giacconi (Premio Nobel de Física) consiguió también en 1962 detectar por primera vez rayos X de más allá del sistema solar, gracias a un pequeño cohete equipado con detectores que se lanzó. La sorpresa fue entonces mayúscula, ya que se vio que una estrella (Sco X-1) que pasa totalmente desapercibida en los mapas del cielo, brilla tanto en rayos X como el propio Sol. Ahora sabemos que la causa está en la presencia en Sco X-1, como no, de un agujero negro que traga materia de una estrella compañera.
Hace cinco años publicó a finales de 2007 «el mayor catálogo de fuentes astronómicas que emiten rayos X». ¿Traduzca esta labor? ¿Qué ha aportado esta información astrofísica?
Ese catálogo ha seguido y seguirá creciendo mientras el observatorio de rayos X que actualmente tiene la Agencia Europea del Espacio (ESA) XMM-Newton siga operativo. Este catálogo se ha mostrado como un recurso importantísimo para la astronomía en general. Permite estudiar familias de astros, verificar cuáles emiten más rayos X y con qué propiedades e identificar qué procesos físicos se dan cita en unas condiciones tan extremas como las que se necesitan para producir radiación X. Hay ahora mismo casi 200 publicaciones científicas que han utilizado ese catálogo para conseguir esos resultados.
¿Qué le ha enseñado el firmamento?
Que la naturaleza es muy compleja y que nunca acabaremos descubriendo sus últimos secretos. Avanzamos, es verdad, pero detrás de cada avance se abren nuevos interrogantes. Imagino que esta sensación de que por más que avancemos no llegamos al límite último de lo que queremos entender, lo tendrán muchos de los investigadores en sus distintos campos.
¿La astronomía ha dado pasos de gigante en los últimos tiempos?
Yo creo que desde hace miles de años la astronomía ha dado pasos de gigante, de acuerdo con la tecnología de la que se disponía en cada momento. Es normal por tanto que en las últimas décadas tengamos la percepción de que hay grandes descubrimientos. Quizás los tres más mediáticos tienen que ver con el descubrimiento de centenares de planetas alrededor de otras estrellas (algo impensable hace 20 años), la evidencia directa de la existencia de agujeros negros gigantes en el centro de las galaxias (incluida la Vía Láctea) y el descubrimiento de que el universo se está expandiendo cada vez más deprisa, posiblemente debido a que está lleno de una enigmática sustancia denominada energía oscura.
¿Como en tantos otros ámbitos científicos, el ciudadano vive con profana ligereza, ignorante de lo que verdaderamente supone y aporta su campo de investigación?
No en el caso de la astronomía. Hay una verdadera demanda de información por parte de mucha gente que siente verdadera curiosidad intelectual por este tema. Preguntas como si hay vida fuera de la tierra, si hay otras tierras fuera del sistema solar, qué es un agujero negro, de dónde sacan las estrellas el combustible para brillar, tiene límites el universo o qué es esto de la materia o energía oscura, llaman mucho la atención a mucha gente. En nuestra profesión somos afortunados por el interés que muestran grandes sectores de la sociedad en la Astronomía.
¿Existen hoy en día figuras potenciales que pudieran aportar descubrimientos como Copérnico, Galileo..... ?
Seguramente no de la escala de Copérnico, Galileo o Newton. Ellos eran genios sí, pero estaba todo por hacer y por eso sus avances fueron tan esenciales. Hoy en día tenemos los equivalente a aquellos sabios, pero quizás es más difícil percibir la importancia de sus aportaciones.
Si los telescopios son nuestras lentas para ver de cerca el universo, ¿en qué otro paso se trabaja para ampliar la visión de futuro?
Observar el Universo es recoger la información que viene codificada dentro de la luz y la radiación que emiten los astros. Así, desde principios del siglo XX se ha ampliado paulatinamente el tipo de luz o radiación que somos capaces de analizar, incluyendo no solo luz visible, sino también ondas de radio, milimétricas, radiación infrarroja, ultravioleta, rayos X y rayos gamma. En la actualidad se está intentando ampliar todavía más este abanico, incluyendo la detección de partículas como neutrinos o rayos cósmicos, así como ondas gravitatorias. El progreso vendrá de mejorar la tecnología y las prestaciones de toda esta batería de aparatos, en tierra y el espacio.
¿Cree probable hallar vida (un mínimo cosistema de supervivencia) fuera de la Tierra?
¿Por qué no? De momento lo que creemos saber es una serie de condiciones mínimas que se tienen que dar en un planeta para que pueda albergar vida: tiene que haber agua líquida, nutrientes, carbono, una fuente interna o externa de energía Pero no podemos predecir en qué planetas debería haber vida. Además, el tipo de vida que habrá que buscar es posiblemente muy distinto al que conocemos en la tierra. Se especula que sólo cuando la vida en forma muy simple o rudimentaria ha podido subsistir durante tiempo suficiente es cuando se han podido formar bacterias o células.
Más allá de conjeturas y teorías, ¿se atreve a decir tajantemente que estamos solos en el universo?
No, claro que no. Pero no tenemos de momento evidencia alguna que sustente que hay vida fuera de la tierra, y mucho menos parecida a la que conocemos. Y de vida inteligente ni hablamos.
Si se divulgara con claridad y pasión el terreno de su investigación, ¿encontraríamos muchas sorpresas?
Lo intentamos. Afortunadamente hay excelentes profesionales de la astronomía y el periodismo a la vez que están ayudando mucho, produciendo materiales novedosos y mensajes entendibles. Pero le puedo asegurar que en las conferencias de divulgación sobre astronomía que doy (y doy unas cuantas al año), el turno de preguntas acostumbra a extenderse hasta que nos echan del local. Incluso los adictos a la astronomía se llevan sorpresas, lo que mantiene su interés por el tema. Para mí eso es muy gratificante.
¿Qué nuevas cuestiones está planteando su ciencia?
Hay decenas de ellas, entre otras razones porque como ya he comentado anteriormente, a cada nuevo paso adelante que damos, aparecen más preguntas. Hay miles de astrónomos en el mundo investigando el Sol, el medio interplanetario, las atmósferas de los planetas del sistema solar, las estrellas, el medio interestelar, galaxias, cúmulos, etc. Todo está en ebullición.
Tras una larga experiencia y una trayectoria exitosa, ¿qué estrellas le han deslumbrado más las del cielo o las de sus pasiones en la tierra?
Me precio de separar mi actividad profesional de la personal, y por tanto en ambas facetas he tenido éxitos y fracasos. En nuestra profesión que te inviten a dar conferencias en congresos internacionales donde asisten la mayoría de tus colegas de todo el mundo, provoca una gran satisfacción. Ha sido muy emocionante en ocasiones descubrir a pie de telescopio algo que no esperabas y que sospechas que es importante. En la vida personal me gusta estar con mi familia, y dar largos paseos en bicicleta de montaña. Me he hecho el Camino de Santiago en bici 3 veces y en 2006 también peregriné a Santo Toribio de Liébana. Si fuera católico o religioso, me habría ganado el paraíso.
Se ha especulado con la posible colisión, antes o después, de algún asteroide con nuestro planeta. ¿Hay amarillismo y alarmismo en esas noticias?
Este es un tema que se está estudiando de forma muy profesional y sistemática, a través de programas de las grandes agencias espaciales como ESA o NASA. Hay telescopios que están haciendo labor de centinela, monitorizando los movimientos de asteroides cercanos a la tierra. Lo que ocurre es que en ocasiones la tentación de hacerse con un titular en la prensa es muy fuerte, y no se comprueban y verifican sistemáticamente las trayectorias con todos los datos existentes. A fecha de hoy, no tenemos ninguna alarma.
Realmente, ¿nuestro planeta es tan diferente como para creernos únicos?
No tenemos conocimientos suficientes para saber cuánto de único es. La posibilidad de detectar un planeta como la tierra, orbitando alrededor de una estrella como el Sol a la distancia correcta para que exista agua líquida está ahora mismo fuera de nuestro alcance tecnológico. Sin embargo esta tecnología se está desarrollando y posiblemente en unos 10 años o menos la tengamos. Entonces quizás nos encontremos en disposición de investigar en aquello que se llama planetología comparada, y sepamos si las tierras son frecuentes o raras.
¿Le gustaría viajar al espacio?
Cuando era pequeño fantaseaba con esa posibilidad, pero también con la de ser misionero, maquinista de tren o músico. La verdad es que en la actualidad ni me lo planteo. En lo que llevamos de 2013 he realizado unos 10 vuelos en avión, lo que da un promedio de entre 100 y 150 al año. ¡Y no me gusta volar! O sea que de ir al espacio, ni hablamos.
¿Los investigadores como usted son los Marco Polo del siglo XXI?
Debo ser muy claro y confesar que debido a mis labores de política científica, que llevo realizando desde 2004 (año en que el entonces Ministerio de Ciencia y Tecnología me ofreció ser asesor externo), mi carrera como investigador se compagina con esa más política. Yo no puedo de ninguna manera pretender equipararme a Marco Polo, y me conformo con saber que gracias a que yo hago estas cosas (como Presidir el Consejo de ESO), otros investigadores más jóvenes no tienen que hacerlas y pueden dedicarse a investigar en cuerpo y alma. En todo caso, la investigación hoy es casi siempre una labor de equipo, lo que no resiste muy bien la comparación con Marco Polo.
¿El investigador que tiene fe es capaz de llegar más lejos?
La fe no cuenta mucho, o más bien nada. Es más, si uno va con ideas prefijadas sobre un determinado problema, deja de aplicar el método científico en toda su extensión y eso es muy peligroso. Lo que es fundamental es la dedicación, la seriedad y tener el apoyo necesario si sirves y tienes un buen proyecto.
¿Hay suficientes astrónomos españoles para aprovechar bien los telescopios en los que España participa?
Yo creo que andamos un poco justos de personal, en comparación con otros países de nuestro entorno. España tiene unos 14 astrónomos por millón de habitantes, Francia y Alemania tienen entre 18 y 20, y el Reino Unido todavía más. La diferencia la suplimos con entusiasmo, pero teniendo en cuenta que tenemos que competir con los de fuera por los mismos telescopios. Lamentablemente este problema va a ir a peor. Está claro que la I+D simplemente no está en la agenda del Gobierno. Para que no molestemos, han delegado todo este tema a una Secretaría de Estado que depende nada más y nada menos de del Ministerio de Economía. La voz de la Secretaria de Estado Carmen Vela no se oye en el Consejo de Ministros y mi teoría es que esto se ha diseñado así, para que la I+D no moleste. Así que el futuro inmediato lo veo muy poco esperanzador.
¿Cuál es el futuro de la Astronomía?
Seguir avanzando, a pesar de que somos conscientes de que no llegaremos a explicarlo o a entenderlo todo. Pero hay algunos temas más mediáticos que otros. Obviamente la búsqueda de otras tierras, de vida fuera de la tierra o saber qué es la materia oscura o la energía oscura están muy arriba en la lista de popularidad.
La ciencia siempre ha tenido enemigos, como bien podría confesar el astrónomo Galileo. ¿Quién es ahora el enemigo del progreso científico?
Seguramente la ignorancia activa. Es decir, el no saber y además no querer saber. Todavía escucho por ahí esporádicamente personas que se jactan de no entender nada de matemáticas. Para mí eso es incultura pura y dura. En la misma familia de los ignorantes activos, yo incluiría también los papanatas de la astrología y actividades lucrativas relacionadas. Y también los cortos de miras, que piensan que esto de la I+D es una actividad prescindible en tiempos de crisis. Lamentablemente, esto se lo he oído decir a responsables (más bien irresponsables) políticos.
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