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Á. Machín
Martes, 2 de abril 2013, 14:59
cusó a Jacobo Montalvo de mentir en un lugar, el Parlamento, «que no es la barra de un bar», por lo que se querellará contra él. Aseguró que «de no plantearse la operación, el Racing no hubiera acabado la temporada». Dijo que no había visto «en su vida» al representante que participó en la Comisión por parte del bufete de abogados Gómez y Pombo y que notificará a su Colegio una presunta «y gravísima» falta al secreto profesional. Y, además, puso sobre el tejado del actual Ejecutivo de Ignacio Diego la responsabilidad del «camino a la quiebra a la que se dirige el Racing, lo que pone en riesgo el interés público por valor de veinte millones de euros».
El exconsejero de Economía y Hacienda Ángel Agudo compareció por espacio de casi seis horas ante la Comisión que estudia la gestión de Cantur por parte del anterior Gobierno. Fue un interrogatorio tenso. «Le rogaría que no se me calentara», le llegó a decir el portavoz del Partido Popular, Íñigo Fernández. Agudo no tuvo problemas en definirse como «el principal responsable político» de la operación de venta del Racing y aseguró que la Comisión responde únicamente a que «el Gobierno actual tomó la decisión de no hacer nada y ahora tiene que buscar un culpable».
El exconsejero había sido señalado en muchos de los puntos más calientes de la investigación. Lo fue por Montalvo, lo fue por el representante del bufete de abogados que le asesoró durante la venta del Racing y lo fue, sobre todo, por las conclusiones en cada comparecencia y también en rueda de prensa del portavoz popular. «Perder el patrimonio que supone el Racing era una irresponsabilidad», dijo de entrada para explicar su política de intervención con respecto al club de fútbol. Pero Agudo empezó muy pronto su defensa contra las acusaciones vertidas por Jacobo Montalvo, que había declarado que el exconsejero le indujo a entrar en el Racing para no «quedarse sin el Ecoparque del Besaya».
«Se quedaba dormido»
El actual presidente de los socialistas cántabros atacó por la vía de la «credibilidad» y puso en tela de juicio la de «una persona que se juega trece o catorce millones de euros y que no iba a las reuniones porque se quedaba durmiendo la siesta». Agudo aseguró que la venta de las acciones del Racing del Gobierno a Dumviro se produjo en diciembre de 2005 y que Montalvo no apareció en la escena «hasta marzo de 2007», porque antes «no pintaba nada».
Negó que participara en una cena en las fechas que se habían indicado demostró que estaba en Madrid y repitió que «jamás» se había reunido en ese periodo con el empresario «para hablar del Ecoparque o del Racing». «Ni el 27 ni el 28 ni el 39 ni el 49. Yo no puedo hablarle del Ecoparque como condición porque el Racing ya estaba vendido mucho antes».
De hecho, Fernández y Agudo se enredaron durante muchos minutos en el asunto del proyecto frustrado del Besaya. «Si usted cuestiona la adjudicación tenga cuidado y no se pegue un tiro en el pie y se lleve por delante a un par de altos cargos de su Gobierno», llegó a decir el exconsejero a Fernández, que le recomendó que no le fuera «con amenazas».
«Yo con el señor Montalvo no he hablado de su entrada en el Racing, pero sí de su salida», insistió Agudo, que relató cómo trató de convencer al empresario para que vendiera «en una época de éxitos deportivos», en la que hubiera sido mucho más fácil y a un precio incluso superior. «Pero nunca obteníamos respuesta».
Luego entró de lleno en la operación de Zúrich, condicionada por dos urgencias. «El Racing estaba a punto de ser embargado por la Agencia Tributaria, lo que hubiera supuesto su desaparición y, además, era urgente reforzar al equipo para evitar el descenso» y la consiguiente pérdida de valor. «De no plantearse la operación, el Racing no hubiera acabado la temporada».
En este sentido, señaló que su gestión permitió recuperar casi dos millones que, en caso de no hacerse, no se hubieran ingresado. Fue el momento de hablar de garantías de cobro y del testimonio del abogado de Gómez y Pombo. «El que estuvo aquí no participó», dijo el exconsejero, que sugirió, además, que Ángel Varela «ha empezado a trabajar en Cantabria desde la llegada del nuevo gobierno». «Estábamos con la espada de Damocles para evitar el embargo y reforzar el equipo y, a la hora de negociar, las circunstancias imponen mucho. No entiendo que venga una persona que no intervino, ni su actitud». Recordó que fue otro letrado de la firma, Rubén Ferrer, el que le acompañó a Zúrich y le asesoró «hasta el último minuto». Cuestionado por su supuesto caso omiso a las recomendaciones de los técnicos, Agudo contestó con una pregunta: «¿Qué hubiera hecho cualquier bufete si le hubiéramos dicho que no le hacíamos caso?» «Lo que hicieron fue venir conmigo y nunca jamás se planteó no quitar la prenda».
Cargar con culpas
Se cobró un talón, se ejecutó un aval «lo hicimos nosotros, no el señor Cabetas, como se ha dicho aquí» y, según explicó Agudo, quedaba una tercera garantía para recuperar las acciones que no pudieron ejercer por la derrota electoral. «El nuevo Gobierno acordó no ejecutar esa garantía en una decisión política que respeto, pero no comparto. Lo que no acepto es que las consecuencias se las carguen a los demás». De hecho, para Agudo, el comunicado público del Ejecutivo en el que instaba al Racing a acogerse a la Ley Concursal es el que pone al club «camino de la quiebra». «Si el propio Gobierno dice que una empresa no es viable. ¿Cómo va a encontrar quién la compre?».
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