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Pablo Sánchez
Sábado, 4 de mayo 2013, 19:55
Los aficionados más veteranos del ciclismo cántabro conservan en la retina la imagen de aquel corredor rubio y sonriente que lideró al mítico Grupo Deportivo Teka en su última etapa en la élite. Reimund Dietzen, el alemán del Teka, brilló en el pelotón como pocos, siempre cerca del triunfo en las grandes citas y cosechando importantes victorias durante sus ocho años de carrera. Cuando peleaba por el primer puesto de la general en la Vuelta a España de 1989, sufrió un gravísimo accidente al atravesar el insuficientemente iluminado túnel de Cotefablo (Huesca). Sus graves heridas le obligaron, poco después, a retirarse del deporte, iniciando un periplo legal que desembocó en una millonaria indemnización y en un profundo cambio en la normativa de la ronda española, que mejoró las medidas de seguridad para los corredores.
Hoy, retirado del mundo del ciclismo, Dietzen cuyo último vínculo con el deporte profesional fue la dirección del desaparecido equipo del Gerölsteiner reside en la localidad tarraconense de Cambrils, donde gestiona un negocio dirigido a organizar rutas para cicloturistas alemanes.
Este sábado, el alemán (de 53 años) participó en la segunda edición de la Marcha Medio Cudeyo-Peña Cabarga, en la que será su primera ascensión al macizo cántabro sobre una bicicleta. El maillot que se regalará a los participantes será una réplica del que vestían los miembros del extinto conjunto cántabro del Teka.
Debe de ser un gustazo saberse recordado y querido por el mundo del ciclismo cántabro después de tantos años.
Estoy muy contento por el hecho de que la gente se siga acordando de mí. Cuando estoy en Santander, o en cualquier lugar de Cantabria, aprovecho siempre para visitar a mis antiguos compañeros de equipo. Vengo con mucho gusto.
Además, es la primera vez que va a subir Peña Cabarga ¿Ha estado entrenando?
Creo que no lo he subido nunca. Yo me dedico a organizar semanas de deporte para cicloturistas en Cambrils. De momento, he estado montando en bicicleta cinco días a la semana para ponerme a punto.
Así que se mantiene en forma.
Bueno, en forma... Para ir tranquilo, estoy bastante bien, sí.
Durante la subida, los participantes llevarán puesta una réplica del célebre maillot que vestía el Grupo Deportivo Teka. Será algo muy especial para usted.
Sí, tiene que ser muy bonito. Me encantará ver a los ciclistas vestidos con este maillot.
De manera que ahora se gana la vida con la hostelería.
Tengo apartamentos cerca de Cambrils, donde preparo actividades para los cicloturistas. Además, en primavera, organizo junto a un amigo semanas de ciclismo especialmente dirigidas a deportistas que vienen desde Alemania.
¿Echa de menos la competición?
No. Ahora estoy en una edad en la que me apetece salir en bicicleta, pero la competición en sí ya no me interesa tanto.
Usted fue uno de los más destacados deportistas de aquel emblemático Teka ¿Qué significó para usted militar en este equipo?
Pasé ocho años en un conjunto muy bien organizado, con buenos amigos, y nunca me sentí como extranjero. Siempre fui uno más. Y lo pasé como en casa. Guardo un recuerdo entrañable de todo el mundo: compañeros, director y auxiliares.
Tiene la suerte de que es una amistad que se perpetúa en el tiempo.
Sí, sigo en contacto con muchos de mis antiguos camaradas: Enrique Aja, Alfonso Gutiérrez, Fernando Pacheco, Faustino Cueli... Cuando vengo por Cantabria siempre quedamos a comer o cenar juntos.
Al final de su carrera deportiva, decidió quedarse a vivir en España ¿Se enamoró de este país?
Aquí he pasado unos años muy buenos y me gusta mucho el clima. Además, tengo el mar al lado de mi casa y la gente es muy amable.
Es imposible no preguntarle sobre aquella fatídica decimotercera etapa de la Vuelta a España de 1989, cuando sufrió un gravísimo accidente en el túnel de Cotefablo que le condujo a la retirada...
Bueno... (pausa). Es algo que no tenía que haber pasado en nuestra época. No se puede mandar a la gente en un pelotón a que atraviese un túnel de 690 metros en esas condiciones de luz. Me duele especialmente, porque yo estaba en el mejor momento de mi trayectoria deportiva y no pude continuar en el ciclismo. Pero eso sucedió hace más de 20 años. Ahora estoy bien de salud, aprovecho la vida y dedico el tiempo a mi familia. Ya nunca pienso en esos malos tiempos.
¿Se sintió en ese momento protegido y acompañado por el mundo del ciclismo?
Sí, y aún los tengo presentes y mantengo buena relación con todos ellos.
A raíz de su accidente en Cotefablo, se mejoraron los niveles de seguridad en la carretera.
Después de lo que ocurrió, se iluminaron mejor los túneles. Por lo menos, hemos conseguido eso.
Usted venía de encadenar dos segundos puestos en las ediciones de 1987 y 1988 de la Vuelta. ¿Se le quedó clavada la espinita de no haber ganado una carrera grande?
Sí, fui dos veces segundo; una, tercero y otra, cuarto... Lo único que me faltó fue vencer. Siempre fue un sueño para mí, pero estoy contento con lo que he ganado en mi vida deportiva.
¿Sigue al tanto de la actualidad del mundo del ciclismo? ¿Ve las carreras?
Veo las etapas de montaña del Tour o la Vuelta a España. Y algunas clásicas. Pero ya no conozco tanto a la gente que compite y no me interesa como antes.
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