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El epicentro ha estado situado casi en el limite de Cantabria y Burgos. / Sane
"A mi hijo le despertó un temblor de los armarios de su habitación"
3,4 grados en la escala Richter

"A mi hijo le despertó un temblor de los armarios de su habitación"

San Roque de Riomiera fue epicentro de un leve terremoto que se dejço sentir en varias localidades de Cantabria, como Rubalcaba, Ceceñas, Ramales de la Victoria y Villacarriedo

Marta Pedraz

Martes, 9 de julio 2013, 13:00

A Fernando Vidal, su perro Óscar le despertó súbitamente. Entró en su habitación agitado y temeroso. Eran las seis de la mañana del lunes en el barrio La Juyuela, en Villacarriedo, y con esa sensibilidad que los animales tienen para los fenómenos naturales, había detectado algo raro. Su intuición no le falló. A esa hora se producía un terremoto de magnitud 3,4 en la escala de Richter, que duró unos segundos y que tuvo el epicentro en la frontera donde Espinosa de los Monteros (Burgos) se une con la comarca pasiega cántabra. «El perro estaba asustado. Yo no noté nada, la verdad, pero enseguida los vecinos me dijeron que a algunos se les había movido la cama», explica Fernando.

El terremoto se registró a 11 kilómetros de profundidad, cerca del paraje conocido como Picón del Fraile, la cima más alta del valle de Soba, en las coordenadas 43.1737 de latitud y -3.6303 de longitud. No ha habido daños personales ni materiales, sólo algún buen susto.

Juan Vicente Cantarella, geofísico de la Red Sísmica del Centro Geográfico Nacional de Madrid (Ministerio de Fomento) daba la respuesta al temor de parte de la población, confiada de que aquí, en Cantabria, «estas cosas no pasan». Y es, en efecto, muy raro. «No es una zona sísmica, pero tampoco es inhabitual que puedan producirse movimientos de este tipo cada cierto número de años». Este sismólogo, que se encontraba de guardia, precisó que «donde más se ha sentido ha sido en Cantabria». La Red Sísmica había recibió el lunes reseñas del movimiento desde Rubalcaba, Ceceña, Ramales de la Victoria, Villacarriedo y San Roque de Riomiera.

Teresa Barquín es la propietaria del camping Lunada, precisamente en San Roque de Riomiera. Ella no se enteró de nada «pero a mi hijo le despertó un temblor de los armarios de su habitación».

Algunos sustos

Aunque la tierra, las casas y los enseres se movieron, los vecinos con el sueño más ligero, o aquellos que ya estaban haciendo sus labores, fueron quienes primero se dieron cuenta de que algo inusual había pasado. Por ejemplo el alcalde de San Roque, Antonio Fernández, que a esa hora estaba segando, no se enteró de nada, «lo supe cuando los vecinos empezaron a llamar al Ayuntamiento». Recordó que hace dos años «ya hubo otro terremoto de 2,9 grados».

Quien sí se llevó un buen susto fue Ramón Hoz, vecino de Liérganes: «A las seis de la mañana me despertó un fuerte golpe. No sabía de qué. Duermo en la buhardilla de la casa, pero hasta que no salí a la calle no me enteré que había sido un terremoto». Ramonita Sáinz, dueña del bar El Puente de Selaya, relataba que una vecina suya, que está haciendo obras en casa, «pensó que se le había caído un muro, por el ruido».

Y aunque en Cantabria no es usual que ocurran terremotos, lo cierto es que desde cuando se tiene referencias fidedignas, 1909 (el primero reseñado fue en Santander, el 3 de agosto de ese año), se han producido 21 movimientos sísmicos.

En 1938, el más fuerte

Entre los más relevantes, por encima de 4 grados en la escala Richter, según los datos de la Red Sísmica, destaca el del 11 de octubre de 1938. Con epicentro en Arredondo tuvo una magnitud de 4,9. Otro muy importante ocurrió en el año 1965, el 7 de enero, un día después de la festividad de Reyes, cuando se registró un terremoto con epicentro en el pueblo de Reocín de una magnitud de 4,1 grados. En éstos sí hubo desperfectos en las viviendas.

En la misma zona donde se ha producido ahora, el 20 de enero 2009, se registró un terremoto, a 15 kilómetros de profundidad, de magnitud 2,7, en San Roque de Riomiera, entre los municipios de Soba y San Roque, cerca del límite con la provincia de Burgos, en Espinosa de los Monteros. El último terremoto registrado en Cantabria sucedió el día de Navidad de 2012 en el Suroeste de Las Rozas de Valdearroyo, de magnitud 2,3, que apenas fue perceptible. Ha habido terremotos, en los últimos cien años, entre otras localidades, como en Cabezón de la Sal, Bárcena de Pie de Concha (3,6), Laredo, Lombraña, Polientes, La Cavada o Rubayo.

La explicación técnica de por qué ocurren estos episodios en una zona tan alejada de los puntos calientes sísmicos, la explica Juan Vicente Cantarella: «La mayoría de los terremotos se producen entre dos placas tectónicas, que no es éste el caso, pero sí ha sido el resultado de la transmisión de estos esfuerzos. El borde de placa más cercano que tenemos es donde se juntan la placa euroasiática y la africana, entre el Sur de España y el Norte de África, donde se origina una tensión, y aunque se atenúa según se está más lejos, no deja de notarse en todo el territorio».

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