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La estampa de los romanos en la 'Pedreñera' fue la más curiosa de la jornada. / Alberto Aja
Un domingo romano en Santander
Guerras cantabras

Un domingo romano en Santander

Los protagonistas de las Guerras Cántabras desfilaron un año más por el centro de la capital

Nacho Cavia

Lunes, 2 de septiembre 2013, 09:24

Más de un paseante tuvo que pensárselo dos veces ayer por el centro de Santander. ¿Son romanos? Entre incrédulos y sorprendidos, muchos abrieron los ojos para comprobar que sí, que sin duda, Roma invadía la capital. Lo hizo por toda la franja central. Porque al despliegue de las Guerras Cántabras de Los Corrales de Buelna por el Paseo de Pereda y la Plaza del Ayuntamiento, se sumó la celebración del Festival Romano de los Santos Mártires desde la calle Burgos hasta Cuatro Caminos.

Tras el desconcierto inicial, llegaron las explicaciones. «Son de una película de esas de Historia». «No, que va. Estos anuncian algo, mujer». Pero no. La realidad es que buena parte de los componentes de la Fiesta de Interés Turístico Nacional de las Guerras Cántabras, que se celebra hasta el 8 de septiembre en Los Corrales de Buelna, se trasladó a Santander, como hace desde hace más de una década. Un anticipo de todo cuanto se puede ver en un pueblo que, desde este fin de semana, recrea la conquista de Cantabria a manos del Imperio Romano, hace más de dos mil años.

Los generales del ejército romano entraron con sus tropas en la capital de Cantabria, iniciando, por la costa, la conquista del único territorio rebelde al Imperio. Tras la arenga de César Augusto a sus tropas en la jornada del sábado, Santander vivió el desembarco de las tropas romanas de Aquitania en Portus Victoriae, dentro de las maniobras de apoyo a la conquista del pueblo cántabro comandadas por el propio emperador Augusto. La Novena Legión hispana, procedente de Pedreña, desembarcó junto al Palacete del Embarcadero, donde doce legiones -ocho de soldados romanos, dos formaciones civiles (senadores y magistrados) y dos formaciones religiosas (adoradores de Jano y seguidores de Baco) realizaban una parada militar, aguardando su llegada.

Fue una de las estampas de la jornada. Los romanos bajándose de la Pedreñera con los muelles llenos de curiosos. Y, ante esa postal, los whatsapp dejaron los temas personales para hacer correr la noticia. Las legiones tomaban la capital. Mucho público para ver el espectáculo. Entre unos y otros, los que llegaron por el mar y los que esperaban en tierra trece legiones romanas y formaciones civiles y religiosas desfilaron por el centro de Santander, entre las explicaciones del embajador de César Augusto, sobre la historia que rodea el enfrentamiento en tierras de Cantabria. Y los más pequeños, encantados con lo que veían. Los más alucinados. A ellos les daba igual qué pasaba. Romanos de verdad, con espadas, cotas, cascos, escudos... De película. Cuánto darían por tener algo así para impresionar a sus amigos...

El ataque

Todo eso antes del susto definitivo. El momento en el que los cántabros, parapetados en las calles del centro, salieron de sus escondrijos, grito en boca, para atacar al ejército del Imperio. Esa es la recreación de las escaramuzas y batallas de estas guerras antiguas. Y así prosiguió la marcha. La plaza del Ayuntamiento fue el escenario también del estreno de la primera coreografía romana hecha en exclusiva para las Guerras por Mercedes Seco, prestigiosa directora de una academia de danza. Una treintena de bailarines participaron en una danza que representaba el presente de Roma a las autoridades locales, tras la entrada de las tropas en la plaza. Un general de cada legión entró a la Casa Consistorial, donde fueron recibidos por la concejala de Dinamización Social, Carmen Ruiz, en representación de la Corporación. Tras el intercambio de obsequios un guerrero cántabro de cerámica y una réplica del Ayuntamiento de Santander, los generales, acompañados por la edil, saludaron desde el balcón principal.

Y así concluyó la batalla, que no la guerra. Porque, por la tarde, de vuelta en Los Corrales de Buelna, en el Circo Máximo, César Augusto arengó a sus legiones para alcanzar la victoria definitiva, palabras que fueron acompañadas por la Proclama de la Diosa Minerva y la entrega de la Corona Triunphalis al valor de uno de sus legionarios.

Antes de su marcha a Tarraco, Augusto cedió el mando de sus legiones al legado Cayo Antistio Vetus. La salida del César marcó el fin de la primera guerra contra los cántabros. Tras su marcha, los cántabros se rebelaron de nuevo, volviendo a su tierra e iniciando la segunda Gran Guerra, que tendrá continuación el próximo fin de semana. Pero eso es otra historia...

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