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El escritor Manuel Llano, en su biblioteca de la calle Arcillero de Santander.
Una novedosa edición crítica reivindica a Manuel Llano en su 75 aniversario
Será presentada este jueves en el Ateneo

Una novedosa edición crítica reivindica a Manuel Llano en su 75 aniversario

Valnera, en su colección Literaria, regresa a la obra póstuma del escritor cántabro, ‘Dolor de tierra verde’, con fidelidad y una nueva ordenación de sus estampas

Guillermo Balbona

Martes, 10 de diciembre 2013, 21:37

El acercamiento a un clásico de la escritura literaria de Cantabria, Manuel Llano, ha dado un renovado fruto en el setenta y cinco aniversario de la muerte del autor: La edición crítica de una de sus obras más emblemáticas, Dolor de tierra verde. La obra, que ve la luz impulsada por el trabajo de Ediciones Valnera, tras la labor de Jesús Herrán Ceballos, presenta dos notables y novedosas señas de identidad con respecto a las diversas obras críticas que se han editado hasta ahora. Próxima a la conmemoración del final de la guerra civil, se publica este título de Llano definido por el poeta y premio Cervantes Gerardo Diego: «tan hecho y tan deshecho, tan directo de verdad geográfica y humana y tan reflejo de sensibilidad creadora y poética».

El editor Jesús Herrán, que presentará la obra, ya a la venta, este jueves en el Ateneo de Santander, suma esta edición critica a otras de sus aportaciones anteriores en su trayectoria como profesional de la edición a la hora de reivindicar el universo de Llano: Primero, su intermediación fue decisiva en la publicación en Anaya, en el año 1992, de Retablo infantil y otras estampas. Edición de Celia Valbuena con ilustraciones del dibujante y pintor José Ramón Sánchez. Y, ya en 1998 preparó, junto con Valbuena, la edición de sus Obras Completas para Alianza Editorial.

En este regreso al manuscrito de Dolor de tierra verde, Herrán incorpora dos connotaciones importantes: La primera radica en que «sigue fielmente el texto del manuscrito original», incluyendo, incluso, en las notas a pie de página, frases que tachó el autor pero que son perfectamente legibles y añaden matices literarios de gran interés. La segunda, que se ha «ordenado cronológicamente» con arreglo a las estaciones del año, circunstancia ésta que ya había reclamado en su día Celia Valbuena considerada la mejor especialista en el autor cántabro, pero que hasta ahora nadie había abordado.

En opinión de Herrán, desafortunadamente, «nunca podremos saber con certeza cómo había pensado ordenar esta obra Manuel Llano». Las hojas del manuscrito original, sueltas y sin numerar, «hacen sospechar que aún no estaba completo, o que, en todo caso, se hallaba pendiente de una reelaboración más profunda», opina. De cualquier manera, «el desorden con el que se ha venido publicando hasta ahora resulta evidente». El editor, no obstante, subraya que la vuelta al título implica «un modo nuevo de acercarse a la lectura de uno de los relatos más bellos que se haya escrito nunca sobre nuestra amarga guerra civil».

«Autor hecho a sí mismo»

La edición se presentará este jueves en el salón de actos del Ateneo. El escritor Enrique Álvarez abordará un perfil de la obra y Herrán recorrerá los criterios de la edición e irá dando paso a la lectura de fragmentos de la obra por parte del periodista Javier Rodríguez. Cerrará la velada César Torrellas, concejal de Cultura, dado que el Ayuntamiento de Santander ha colaborado en la edición.

Llano (Sopeña, 1898-Santander,1938), pertenece a ese tipo de escritores de casta que se hacen a sí mismos. Pese a que murió sin haber cumplido 40 años, dejó tras de sí una obra de inusual madurez que recibió encendidos elogios de Miguel de Unamuno, Diego, José Hierro o José María de Cossío, entre otros. Jesús Herrán subraya que fue autor de unos pocos temas recurrentes, «pues en él la elaboración es más admirable que la invención», que le sirvieron de partida para conseguir páginas de «hondas reflexiones y extraordinaria sinceridad».

Entre su obra inicial, El sol de los muertos (1929), y su póstuma Dolor de tierra verde (1949), que ha merecido esta nueva mirada editorial, publicó Brañaflor, La braña y Monteazor, entre otros libros en los que «su prosa, impregnada de poesía y de amor por las cosas sencillas».

La propuesta de esta nueva edición, destaca el editor, está basada «unas veces en razones literarias y otras en intuiciones, que pueden resultar discutibles». Pero fundamenta su objetivo en intentar ofrecer «un modo nuevo» de redescubrir el manuscrito.

Llano, El Sarruján de Carmona, como le denomina en la biografía Celia Valbuena, no se contentaba con «visionar realidades», sino en reflejar «todo un relente de mitología montañesa, con el aroma de la inagotable fantasía». Valbuena apuntó siempre que era necesaria una edición crítica de Dolor de tierra verde para «la interpretación y valoración» de varios extremos que había en el manuscrito original, desconocidos hasta que Gerardo Diego lo entregó a la viuda de Llano en 1982. En el 75 aniversario de su muerte se cumplió en enero la nueva edición critica da respuesta a las inquietudes que mostraba la especialista con esta edición que recoge los aspectos que ella, en algún sentido, reclamaba.

Treinta y cinco anotaciones que tratan de explicar al lector cuál es el aspecto real del manuscrito. Algunas complejas como las del orden cronológico con respecto a las estaciones del año.

«El asunto en la mayoría de los capítulos de Dolor de tierra verde está relacionado de alguna manera con una determinada estación del año. Una primera lectura podría inclinarnos a pensar que la novela tiene un desarrollo cronológico, pero no es así. No existe un orden lineal y, salvo algunos capítulos en aparente sucesión cronológica, estaciones y meses alteran su orden». En cualquier caso, y pese a la pormenorizada disección del editor sobre los contenidos de la prosa de Llano, ante su apuesta en Valnera, apunta que «nunca podremos saber con certeza cómo había pensado ordenar esta obra Manuel Llano.

Las hojas del manuscrito, sueltas y sin numerar, hacen sospechar que aún no estaba completo, o que, en todo caso, se hallaba pendiente de una reelaboración más profunda. De cualquier manera, el desorden con el que se ha venido publicando hasta ahora parece evidente», concluye.

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