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Mario Cerro
Domingo, 16 de marzo 2014, 17:16
Sergio Tamayo tiene 53 años y trabaja en Renfe. Es miembro de la asociación Interpueblos, que persigue mejorar las condiciones de vida de las personas, apoyar las luchas sociales e impulsar una solidaridad «de carácter internacionalista». Ayer se enfundó la camiseta con el lema Marchas de la Dignidad 22M, un pantalón de deporte y unas botas de montaña e inició una caminata de 26 kilómetros, entre Santander y Torrelavega, para mostrar su descontento «con la reforma laboral y la política económica de este Gobierno». No estaba solo. Unos ochenta caminantes participaron en la versión cántabra de las marchas de protesta que se celebran a nivel nacional y que confluirán el próximo sábado en Madrid. La capital del Besaya fue el escenario elegido para el encuentro de los tres grupos procedentes de Santander, Cabezón de la Sal y Los Corrales de Buelna.
A la altura de Barreda, más de 200 trabajadores de Sniace salieron a su encuentro y se sumaron a la marcha, para dirigirse en manifestación a la Plaza de La Llama. La protesta estuvo encabezada por pancartas con el lema Marchas de la Dignidad 22 de marzo y otras en las que se podía leer Unidos contra los recortes y por la democracia. No debemos, no pagamos o Orgullosos de la educación pública. También se gritaron los lemas habituales en las manifestaciones de Sniace, entre ellos, El pueblo unido, jamás será vencido y Unidad obrera.
En La Llama, se leyó un manifiesto en el que se denunció la situación de «emergencia social, que no deja de agravarse», lo que hace necesaria «una respuesta contundente por parte del pueblo». «Las alarmantes cifras del paro suponen un grave ataque a nuestra dignidad colectiva y ni siquiera una vivienda digna está asegurada, dado que el Gobierno envía a la policía a expulsar a familias de sus casas, mientras los bancos son rescatados con el dinero de todos».
Los integrantes de la Marcha de la Dignidad acusaron al Gobierno del PP de ser un «mero servidor de las elites económicas» y criticaron que la clase trabajadora es la que está sufriendo un «gran retroceso» en cuanto a derechos sociales, «mientras que los más ricos acumulan más dinero que nunca». Denunciaron que en este «implacable afán» por obtener beneficio, «se privatizan la sanidad y la educación, los mayores pierden sus ahorros con la estafa de las preferentes, hay estudiantes que ya no pueden pagar unas tasas cada vez más elevadas y son desahuciados de la universidad y, con la ley del Aborto, se da una cruel patada a un derecho fundamental de las mujeres».
El manifiesto concluyó con un llamamiento a la participación en la Marcha de la Dignidad 22M, «ante este saqueo sistemático y este Gobierno corrupto y sometido a la Troika. Nos oponemos al pago de la deuda ilegítima y a los recortes y reivindicamos una renta básica y unas condiciones de vida dignas. Pan, trabajo y techo». Los organizadores anunciaron que habrá autobuses para acudir a la protesta de Madrid. Como colofón a la jornada reivindicativa, se celebró una fiesta con actuaciones musicales.
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