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Sergio Herrero
Lunes, 28 de abril 2014, 19:22
El Quesos despertó del sueño a un Bathco que luchó por conseguir la Copa del Rey, pero se vio superado por un rival de mayor potencial. Los cántabros marcharon por delante gran parte del encuentro, pero los pucelanos lograron remontar gracias a su fortaleza y su velocidad en el juego a la mano.
El Bathco inició el partido a lo campeón. Apabullando a su rival. Los cántabros se pusieron por delante con dos ensayos casi consecutivos, más la transformación del primero. Los verdes, con la fortaleza de su melé como principal argumento, logró que el Quesos no pudiese salir de su zona de zagueros en el primer cuarto del choque. Sin embargo, los pucelanos se repusieron, y, gracias a su velocidad en ataque, comenzaron a generar apuros en la defensa montañesa. Los castellanos recortaron distancias gracias a dos golpes de castigo, aunque, antes del descanso, otro más, transformado por Conrado, permitía a los de Mozimán y Ochoa ampliar la ventaja. Con 16-5 se marcharon los equipos a los vestuarios.
Tras el descanso, el Quesos Entrepinares salió más fuerte, acorde a su andadura en lo que va de temporada y al potencial que se le presupone. Así, en el minuto 49, Nacho Muller anotó un ensayo más transformación, que dejaba a los vallisoletanos a tiro de piedra. Conrado volvió a marcar en un golpe de castigo, que el VRAC recuperó unos minutos después. Una delgada línea de apenas dos puntos que separaba la derrota de la gloria.
Viendo la fortaleza del Bathco en el cuerpo a cuerpo, el Quesos basó sus argumentos ofensivos en el juego a la mano. Así cimentó su remontada. Los azules generaron varias superioridades en las alas que terminaron por sentenciar el choque con otros dos ensayos más. Fue un golpe muy duro para el Bathco, que luchó con más corazón que cabeza ante una gesta muy difícil de lograr.
En los minutos finales, el a la postre campeón volvería a traspasar la línea de goal con la pelota. Algo anecdótico y que dejaba el marcador en un 18-40 demasiado abultado para los visto sobre el césped de La Balastera.
Una dura derrota para los cántabros, que vieron como los centenares de aficionados desplazados desde Cantabria les brindaban una calurosa ovación de ánimo y de agradecimiento por el esfuerzo hecho, no solo por el juego desplegado en la final, si no por una temporada en la que han hecho historia para el deporte cántabro y han puesto en el escaparate un deporte que gana adeptos en la región.
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