Seis heridos, entre ellos un niño, al explotar uuna chimenea en Ojaiz

Seis personas, entre ellas un niño, resultaron heridas ayer al explotar una chimenea calefactora en una vivienda unifamiliar en el número 92 de la calle Ojaiz (Peñacastillo), cuya onda expansiva «arrasó» el salón-cocina de la casa. Por causas que al cierre de esta edición se desconocían, la chimenea calefactora, conectada a un depósito de agua para calentar los radiadores de la casa, explotó y provocó una «gran onda expansiva» de agua, hollín y hierros de la estructura de la propia chimenea. La explosión no solo arrasó la estancia, sino que causó múltiples lesiones a los cinco habitantes de la vivienda y a un carpintero que se encontraba en su interior, según fuentes del Cuerpo de Bomberos Municipales de Santander. El herido más grave fue un niño de apenas dos años que en la noche de ayer seguía ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Residencia Cantabria como consecuencia de las quemaduras sufridas aunque se valoraba todavía la posibilidad de trasladarlo a la unidad de quemados del Hospital de Cruces.

Los primeros en acudir al hospital fueron el niño, su madre, que además estaba embarazada, y su abuelo, que presentaban múltiples cortes, probablemente por trozos metálicos de la estructura de la chimenea que salieron disparados con la explosión.

Los tres heridos más graves abandonaron el lugar a los pocos minutos de la explosión, antes de que apareciesen los bomberos y llegaron a Urgencias en un vehículo particular. Posteriormente dos ambulancias convencionales del 061 (SVB) trasladaron al hospital al bisabuelo del menor, que tenía la cara «absolutamente llena de cortes», la abuela, que sufría un «importante ataque de ansiedad» y el carpintero que estaba trabajando en la casa y que presentaba cortes y varios «hematomas».

Los Bomberos Municipales de Santander recibieron el aviso de esta explosión pasadas las 19.00 horas y movilizaron al lugar a dos camiones con sus respectivos efectivos, que estuvieron trabajando durante casi una hora y media en la vivienda.

Susto en el vecindario

Una hora después de la explosión, la vivienda unifamiliar apenas reflejaba huellas de la explosión. Solo la puerta del número 92 de la calle Ojaiz, llena de hollín, presentaba síntomas del aparatoso accidente. Los vecinos trataban también de recuperarse del susto. «La explosión ha sido bastante fuerte. Ha retumbado la casa», explicaba la vecina de la vivienda al otro lado de la calle, que además es auxiliar de enfermería y echó una mano a los vecinos que resultaron heridos. Nada más escuchar la explosión salieron a la calle. Pensaron que había sido un choque entre dos coches, porque además vieron a una mujer junto a un vehículo echándose las manos a la cabeza. «Pero enseguida vimos que salía un hombre de la casa de enfrente, con la cara ensangrentada, con restos como de cristales por todas partes y la ropa chamuscada». Era el carpintero, que no paraba de repetir que llamaran a su mujer y que explicó más tarde a los bomberos que le dolía «todo el cuerpo» y que la explosión le había levantado los pies del suelo.

«Ha sido un susto enorme», explicaba la auxiliar de enfermería que vive al otro lado de la calle de la vivienda afectada y que vio cómo en unos minutos se llenaba la calle de policías, coches de bomberos, ambulancias y gritos. «El que peor estaba era Ángel, el abuelo uno de los que primero fue trasladado al hospital», aseguró. «Y te puedes imaginar cómo se puso esto de coches, con el tráfico cortado», Según la vecina, el niño, nieto de los dueños de la vivienda, «solo tenía una brechuca en la cara». Aunque otras fuentes informaron de que era el que se había llevado la peor parte por culpa de las quemaduras.

Desde el Cuerpo de Bomberos explicaron que la chimenea que explotó parecía «relativamente nueva» y que la explosión fue tan grave que la dejó «totalmente abombada». Lo que nadie podía explicar ayer era el origen de la explosión.