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Un rebaño de ovejas, vigilado por un mastín, pasta en un prado situado cerca de Bejes.
Los continuos ataques de lobos alimentan la indignación de los ganaderos lebaniegos

Los continuos ataques de lobos alimentan la indignación de los ganaderos lebaniegos

Estiman que la cabaña ganadera ha perdido este año cerca de 450 cabezas y reclaman batidas y medidas urgentes contra los daños y las mermas sufridas en sus rebaños

TEODORO SAN JOSÉ / PEDRO ÁLVAREZ

Sábado, 29 de noviembre 2014, 07:35

Los últimos y recientes ataques de lobos en las localidades de Los Llanos, Pido y Bodia (Camaleño) reverdecen ancestrales rencores y viejos problemas de la población ganadera de la comarca lebaniega contra los cánidos salvajes debido a la incesante pérdida de cabezas de ganado menor. Solo esta semana diez. Y en lo que va de año calculan que los distintos rebaños del municipio han perdido cerca de 450 cabras y ovejas. A todo ello se une su malestar contra la Administración por el engorroso procedimiento burocrático y la exasperante tardanza en cobrar las bajas y daños causados por la fauna salvaje; en ocasiones, más de tres años. Aseguran los ganaderos que los ataques de lobos van en aumento y lamentan que no se atiendan sus peticiones para realizar más batidas que aminoren esa presión.

«Esta situación se ha ido de las manos. Yo voy a seguir cuidando de mi ganado, pero no hay ninguna facilidad; al contrario, todos son problemas». Así reflexiona Máximo Sánchez, ganadero de toda la vida en Pido que maneja un rebaño de 300 cabras, que sabe lo que es luchar contra los lobos -su mejor arma son sus trece mastines- pero que no puede evitar bajas como las cinco cabras que le mataron el pasado lunes. «Hay lobos por todas partes», sostiene. Habla Sánchez de que el pasado año desde Valdeón (León) entraron al monte Salvorón, en Pido, «siete u ocho lobos que han criado y ahora son más», y afirma que en la zona de Sotres y Áliva «hay otros siete u ocho», sin contar, dice, los que dominan otras zonas.

Precisamente debido a los daños detectados en la zona de Áliva y Camaleño, seguramente provocados por el grupo de lobos asentado en territorio del Parque Nacional Picos de Europa, la dirección de este espacio autorizó un control poblacional -que no batida- en Tresviso, Cillorigo y Camaleño para matar tres ejemplares; sin embargo, ese rastreo y acoso realizado durante la pasada semana por los guardas del Parque cerca de Tresviso y en los puertos de Áliva no se ha cobrado ninguna pieza.

Tal control de población no es el primero que realiza este mes el personal del Parque Nacional y del Servicio de Montes de Cantabria. En la vertiente cántabra del Parque los guardas han salido en otras seis ocasiones (días 3, 5, 7, 10, 12 y 17) para centrarse en la zona de Áliva y especialmente de Tresviso, donde se estima que el grupo familiar lobuno ha establecido sus dominios. Sin embargo, el lobo les ha dado esquinazo pues los guardas han regresado de todos estos controles sin abatir ningún ejemplar.

Nadie sabe con certeza o relativa aproximación cuántos lobos pululan por Cantabria y tampoco por el Parque Picos de Europa. No hay cifras oficiales, solo estimaciones. Por el ámbito de competencia de todo el Parque podrían estar moviéndose cinco o seis manadas y entre 30 y 50 ejemplares a la espera de que se culmine un plan de gestión que regule un censo adecuado y, sobre todo, concilie los intereses conservacionistas y ganaderos.

Petición de batidas

Pero el territorio por el que campa el lobo es mucho más extenso. Abarca amplias comarcas de Liébana, Polaciones, zonas altas de Saja y Nansa y del sur de Cantabria por las que podrían estar moviéndose entre ocho y diez grupos familiares; como cada uno de ellos suele estar integrado por entre cinco y diez ejemplares el registro lobuno se movería entre los cincuenta y cien ejemplares.

En estos territorios y en los pertenecientes a la Reserva del Saja es la Dirección de Montes la encargada de autorizar batidas. Y a ella es a la que se han dirigido por carta los presidentes de las juntas vecinales de Baró, Besoy, Mogrovejo y Cosgaya reclamando una batida inmediata con el fin de controlar la presencia de lobos y aminorar los daños que están infligiendo a la cabaña ganadera de la zona. Y es que tras el prolijo balance de los ataques de lobos registrados durante este año, los ganaderos de pueblos como Turieno, La Frecha, San Pelayo, Camaleño, Bodia, Besoy, Tanarrio, Argüébanes, Tanarrio, Brez, Cosgaya, Los Llanos o Pido han sufrido pérdidas de más de 450 cabezas de ganado menudo.

No obstante, la Consejería de Ganadería apunta que este año ha recibido 166 reclamaciones por daños causados por lobos en terrenos de la Reserva y del sur de Cantabria, una cantidad inferior a las 197 que recibió el pasado año por daños dentro de los mismos territorios.

«Acaban con los ganaderos»

«Están acabando con la ganadería y con los pocos ganaderos que quedan en el municipio. Cada día sufren más bajas de ovejas, ya que hay lobos por todos los sitios», sostiene José María Besoy, presidente de la Junta Vecinal de Brez, quien también se sumó a la petición de sus colegas para que Montes autorice una batida de lobos. «La situación es insostenible para los ganaderos», asegura el pedáneo.

Desde la Consejería se indica que este tipo de batidas, como las que se han pedido en otros puntos de Liébana, se aprueban prácticamente siempre una vez que se constatan los estropicios provocados por el lobo, y dan como seguro que en breve se dará autorización a las solicitadas de estos días.

Una vez que se concedan se sumarán a los 31 controles poblacionales de la Guardería y batidas sin cupos predeterminados que ya se han realizado en lo que va de año (14 en cotos y otros 17 dentro de la Reserva del Saja) en los que se obtuvo un balance oficioso de 9 lobos abatidos. El pasado año se autorizaron 58 controles (34 en la Reserva y 24 en cotos) y cayeron 16 piezas. Esas cifras no incluyen los ejemplares que se cobraban en las tradicionales batidas de jabalíes, cuestión, por cierto, que cambiará a partir de esta próxima campaña cinegética.

Autorización en las cacerías

Y es que hasta la pasada temporada se podía cazar, excepciones al margen, un lobo en las distintas batidas de jabalí tanto en las celebradas dentro de la Reserva como en los cotos. Sin embargo, a partir de ahora solo podrán cazarse lobos durante las batidas de jabalí en aquellos cotos en los que Montes lo autorice expresamente.

Una limitación surgida a raíz del triste episodio descubierto a finales del pasado año en dos cacerías de jabalíes en montes pertenecientes al municipio de Camaleño, en las que se abatieron ilegalmente ocho lobos. Un incidente por el que a Fiscalía ya ha imputado a cinco cazadores ante el juzgado de San Vicente. A partir de ahora, el titular del coto deberá solicitar autorizaciones para cazar lobos o podrán plantearse de oficio desde la propia Dirección de Montes teniendo en cuenta la información disponible sobre las poblaciones de lobos, los daños producidos y las actuaciones de control efectuadas en los terrenos colindantes. En caso de que se trate de las batidas previstas dentro de la Reserva e incluidas en el calendario de caza, será el director técnico quien determine si se autoriza o no la captura de lobos en función de los mismos factores indicados para los cotos.

En tanto se conceden los permisos y arranca la campaña cinegética, lo que ayudará a rebajar la presión del lobo sobre la cabaña ganadera, los representantes vecinales y municipales insisten en «medidas urgentes» contra los daños producidos por los lobos.

«La situación es insostenible para los ganaderos, que están recogiendo el ganado ante el peligro de un mayor número de bajas», reitera el presidente de la Junta Vecinal de Brez, y advierte de que, «si acaban con el ganado menudo, luego atacarán al ganado bovino», vaticina Besoy.

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