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Auto Gomas ya ha desalojado el local de 175 metros que ocupaba en la plaza de Pombo, y que es propiedad de la empresa Gestisa.
El fin de las rentas antiguas se lleva por delante negocios de ‘toda la vida’

El fin de las rentas antiguas se lleva por delante negocios de ‘toda la vida’

Enclaves como el Paseo de Pereda, la calle de Isabel II y la plaza de Italia cambian de fisonomía por el cierre de negocios tradicionales a los que vencen sus contratos

Juan Carlos Flores-Gispert

Domingo, 4 de enero 2015, 08:01

"Me voy con enorme pena de este local, que es mi casa. Tardaré mucho en poder volver a pasar por esta esquina. No he podido llegar a un acuerdo con el propietario que me quería multiplicar por cinco la renta y me veo obligada a dejar este local en donde ha estado nuestra zapatería durante 51 años". Así se despide Luz Mazo, propietaria de Calzados La Defensa, del local que ha ocupado el negocio familiar durante cinco décadas.

La Defensa liquida todo el género, el calzado de la actual temporada de invierno incluido.En los próximos días «realizaré una gran liquidación porque antes de fin de enero me veo obligada a dejar el local». Pero Mazo no tira la toalla. Se traslada a la esquina de IsabelII con Ruamayor, al local que ocupó Las Antillas, que ha alquilado a la actual empresa propietaria, después de que las hermanas Rosa y Mercedes Diego cerraran el negocio, arrastrado por la crisis, en el mes de septiembre de 2013.

La fisonomía de las calles y plazas cambia de manera radical. En la plaza de Italia cerró la cafetería Lisboa; en el Paseo de Pereda cierra Mundi, de la calle de Isabel II han desaparecido el Hospital del Calzado, el supermercado JD, la tienda de confección Velasco y la peluquería de caballeros Alcántara.

La Defensa fue fundada por Augusto Mazo cuando salió de La Habana al estallar la revolución castrista. «Mi padre era de Sarón, se fue de joven a La Habana a trabajar y allí se caso con mi madre, la cubana Luz Divina Rodríguez. De regreso a su tierra, mi padre le puso a su tienda de calzados el mismo nombre que tenía la mejor tienda de zapatos de la capital cubana». Cierra La Defensa y despide a una de sus tres empleadas, «no puedo asumir todo, a los empleados y una renta más alta».

El caso de Luz Mazo es el de decenas de comerciantes y empresarios de Cantabria que se ven obligados a cambiar de ubicación, a trasladarse a locales más pequeños y más caros o a cerrar sus negocios porque el fin de las rentas antiguas les deja sin su espacio comercial tradicional.

El propietario puede acabar la relación entre ambos de forma radical o subir la renta hasta donde quiera.En Cantabria han cerrado ya alrededor de doscientos pequeños establecimientos de todo tipo, al no poder alcanzar un acuerdo entre el arrendatario y el arrendador, según estima Eduardo Abad, presidente de la Unión de Trabajadores Autónomos de Cantabria (UTAC). «Por nuestra oficina han pasado 276 propietarios de negocios de Cantabria para que les proporcionemos asesoramiento. Hemos conseguido que se firmen 58 nuevos contratos, para que los pequeños comercios y establecimientos de todo tipo, bares incluidos, no desaparezcan. Muchos de esos comerciantes afectados acabarán litigando en los tribunales, para aferrarse a los resquicios de la ley. Algunos, solo algunos, se salvarán de desaparecer». Abad calcula que un 30% de los negocios de hostelería de Cantabria «está afectado por la renta antigua y sus actuales propietarios se verán obligados a cerrar al no poder asumir los precios desorbitados que les pondrán los propietarios».

Transformación comercial

Otra geografía comercial

  • Los comercios Las Antillas, Jota, BazarSan Carlos, Zoom Fotografía, Calzados Altamira, Almacenes Velasco y la cafetería Lisboa de la plaza de Italia son parte de los negocios tradicionales que han cerrado en Santander, arrastrados por la crisis y el fin de las rentas antiguas. Otros negocios se han trasladado, como la lenceríaSanta Cruz, en la misma calle de Rualasal, o la Librería Religiosa, que ha pasado de la calle de Juan de Herrera, donde estaba desde hace décadas, a la calle de Cádiz, a un local más pequeño y más barato. Y en la misma calle de Cádiz anuncia el cierre Soco Restegui. En esta calle, recién peatonalizada, hay otros dos grandes locales vacíos. De la geografía de la ciudad han desaparecido muchos de los importantes, desde Mafor a Gayfor, confecciones Arce, Almacenes Santander, Laínz y Gandarillas. Otros atraviesan dificultades, como la cadena Hernández.

El centro de Santander se transforma y lo hará de manera más radical cuando cierren locales como Carla Sade y La Rústica, en los bajos del hotel Central.El hotel ya ha cerrado, arrastrado por las deudas e inmerso en la suspensión de pagos.

También cierra este enero Mundi, en el Paseo de Pereda, y Curtidos del Puente, en la calle de San Francisco. Y ya ha desaparecido de la plaza de Pombo Auto Gomas. Acaba así la presencia de este local en la actualidad exposición de vehículos, un negocio que regenta la familia Criado desde el año 1926. «Nos vamos con pena de este local, en donde han estado tres generaciones de nuestra familia. Son noventa años de historia. Cerramos una época de nuestro negocio, pero seguimos en nuestras instalaciones de El Campón, en Peñacastillo».

Auto Gomas se instaló en la plaza de Pombo de la mano de Emilio Criado Gallo, al que sucedió su hijo Emilio Criado Casuso y a éste sus hijos Emilio y Estela Criado Lavín. «Hoy es imposible mantener este local con una nueva renta actualizada solo como exposición de coches», acaba EmilioCriado. En el caso de Auto Gomas no ha habido conflicto entre las partes: «Entendemos que los propietarios del local, Gestisa, quieran subir a renta. Nosotros pagamos 1.500 euros al mes, por eso lo hemos seguido manteniendo. Perocon una renta que se puede multiplicar por la superficie del local, de 175 metros cuadrados en pleno centro, ya no podemos seguir teniéndolo abierto».

En los próximos días cierra Curtidos del Puente, en la calle de San Francisco.El negocio se llama así porque antes del incendio este establecimiento estuvo en la calle de El Puente. Pasó a su actual ubicación tras la reconstrucción del centro urbano realizada tras el incendio de Santander. El negocio fue fundado en el año 1912 por Germán Colsa a quien sucedió el hijo de su esposa, Francisco Maza (de su primer matrimonio) y a éste AntonioMaza que cierra el negocio «porque me jubilo, después de cuarenta años de trabajo. Estoy al frente del negocio desde el año 1977 y me ha llegado el momento de disfrutar de la vida y descansar». Curtidos del Puente tiene «buena clientela y lo está demostrando en estos días de liquidación». El negocio seguirá en el mismo espacio, con otro nombre y las mismas dependientas, pero ya con otro empresario al frente.

En el paseo de Pereda cierra Mundi. La familia propietaria de este comercio de ropa de hombre y mujer está instalada en la Casa de Piedra desde los años cuarenta, primero con Hergo y luego con Mundi. «Los propietarios del edificio no nos ha dado opción a actualizar la renta antigua. Nos han mandado la carta indicándonos que no nos renovarán el contrato. Y ya está. Tenemos que cerrar», explica Eduardo González, propietario de las tiendas Mundi de Santander. El edificio es propiedad de Inversiones Vendejo, del lebaniego Serafín Gómez. El local que ocupa Mundi fue antes la tienda de confección Hergo, de Manuel González Ruiz (tío abuelo del actual propietario). Le sucedió su sobrino Edmundo González de la Peña, que cambió el nombre y puso el actual de Mundi en el año 1980. A Edmundo le sucedió su hijo Manuel. Mundi reabrirá en la calle de San Fernando, en el local que ocupó Gayfor.

La revolución comercial en el centro de Santander es palpable con solo pasear por sus calles. En la calle de Ataúlfo Argenta ha cerrado el hotel Central, de manera sorpresiva y sin que nadie en el sector lo esperase. Lo cierto es que el negocio atravesaba serias dificultades económicas y debe, entre otras cosas, tres meses de renta a los propietarios del edificio, la familia Falla. El central, de cuarenta habitaciones, cerró el 31 de diciembre. «Abrió sus puertas en el año 1985, después de reformar las instalaciones del veterano Hotel Ignacia, una vez que lo dejaron las dos hermanas que lo regentaban.La primera propietaria del edificio fue Antonia Falla Ruano» cuenta María Gutiérrez que desde hace cuarenta años trabaja en uno de los locales de los bajos del edificio, en donde primero estuvo Bolsos Ruiz y desde hace doce años Carla Sade, dedicada a complementos, calzados y marroquinería.

El centro de la ciudad

La empresa Carla Sade, de la localidad andaluza de Ubrique, no ha alcanzado un acuerdo con los propietarios del edificio y las dos dependientas, que deseaban quedarse con el negocio, tampoco: «Tan solo nos ofrecían cinco años más de contrato multiplicando por cinco el precio actual, pero es muy poco tiempo para sacarle rendimiento, puesto que hay que reformar el local».

Las dos empleadas, María y Susana, pierden su trabajo, aunque la primera tiene planes para abrir su propia tienda en la calle de Marcelino Sanz de Sautuola. En los otros bajos del edificio están un bar y una tienda de confección. El primero tiene contrato hasta dentro de cinco años. La segunda puede permanecer abierta hasta la jubilación o fallecimiento de su propietario, Edmundo González Campo (también propietario de la tienda Golf), tal como permite su contrato de arrendamiento antiguo. La tienda de decoración La Rústica, de Gema Pellón Lavín, también cerrará en las próximas semanas. Los propietarios del edificio, explica el abogado Juan Cubría Falla, portavoz de la familia, tienen intención de dedicarlo a las mismas actividades:comercial y hotelera.El edificio necesita reforma interior, para mejorar las condiciones estructurales de este inmueble centenario.

La calle de Isabel II, en pleno centro de Santander, es una de la que ha sufrido más transformación comercial. De ella han desaparecido en un año Las Antillas, Supermercados JD, Almacenes Velasco,Calzados Altamira y el Hospital del Calzado, que se sumaron a la Cadena 100. Hasta cerró un banco (ahora Tiger) y Stradivarius (ahora un centro de belleza). En la puerta de la peluquería Alcántara (dos generaciones) cuelga un cartel que agradece «a todos los clientes tantos años de fidelidad». Y en la cercana Ruamayor han cerrado, junto al cine Los Ángeles, dos tiendas de confección y una de electrodomésticos.

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