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Ampuero, esta mañana lleno de barro

Cantabria trata de recuperar la normalidad

Las cuencas abandonan la situación de alerta y prealerta y la alerta por lluvias desaparece para dar la bienvenida al frío. Mientras, los afectados tratan de recuperarse de los daños

Pilar Chato

Sábado, 31 de enero 2015, 08:09

Cantabria vuelve poco a poco a la normalidad después de haber soportado dos días de incesante lluvia, granizo, viento e inundaciones. Un temporal como hacía mucho que no se veía en la región y que, más allá de los datos meteorológicos y de las impactantes imágenes, ha supuesto una tragedia para muchos ayuntamientos y familias, que han visto como sus casas, terrenos y garajes han quedado completamente arrasados al desbordarse la mayor parte de los ríos de la comunidad. El Deva, el Pas, el Saja, el Asón, el Ebro... Todos escaparon de su caudal y anegaron calles, colegios, campos de fútbol, centros de salud y hasta plazas de toros. La noche del viernes y la madrugada del sábado fueron especialmente duras en localidades como Ampuero, donde diez vecinos tuvieron que ser desalojados de sus viviendas porque el agua se coló hasta el salón como un invitado indeseable.

Medio millar de profesionales, entre policías, técnicos de Protección Civil, bomberos y guardias civiles sin contar a los cientos de vecinos que no durmieron para ayudar a proteger sus pueblos y propiedades pasaron la noche en vela para atender las 394 intervenciones que se coordinaron desde el 112 durante todo el viernes y las primeras horas del sábado.

La pleamar, unida a la lluvia que golpeó Cantabria sin descanso en Villacarriedo se recogieron 45 litros por metro cuadrado, 41 en Ramales y 30 en Soba, fue el peor enemigo de todos los municipios que sufrieron, en mayor o menor medida, las inundaciones y el azote de la ciclogénesis Mischka, que además de ser el apellido de uno de los diseñadores favoritos de la estrellas de Hollywood, quedará grabado en la memoria de los cántabros como el nombre de uno de los temporales más cruentos de las últimas décadas. «Aquí no se ha visto en la historia nada igual, nadie recuerda algo como esto», señaló José Domingo San Emeterio, alcalde de Ramales de la Victoria, después de pasar casi toda la noche en vela limpiando argayos y bombeando agua. En su pueblo, los 400 alumnos del colegio Príncipe de Asturias no irán a clase ni el lunes ni el martes. El agua y el barro han dejado inutilizables el comedor y las cocinas, solo un ejemplo de la destrucción padecida de una esquina a otra de la región durante 48 horas, y que también han sufrido el resto de comunidades del país.

Con la luz del día, las alarmas empezaron a apagarse. Las crecida del viernes y las inundaciones, especialmente las provocadas en la cuenca del Asón, el Saja y el Pas, mantenían a operativos de emergencia y a los vecinos con un ojo en el cielo y otro en el río. La de este sábado ha sido una jornada dedicada tanto a contabilizar los daños producidos por el temporal y las inundaciones como a comenzar a reparar y recuperar las zonas afectadas.

El Gobierno a través de su presidente, Ignacio Diego, ya ha dicho que la prioridad son las personas y que tras ello se reunirán con los ayuntamientos para evaluar actuaciones y medidas a tomar. Aunque la lluvia ha continuado durante toda la jornada -en Villacarriedo se han recogido 45 litros por metro cuadrado, 41 en Ramales y 30 en Soba- los rios han 'aguantado' y los niveles que marca la Confederación Hidrográfica han ido pasando del rojo de ayer (alerta) a los naranjas de la mañana (prealerta) y amarillo de la tarde (seguimiento).

Sin embargo hay viviendas que siguen cubiertas por el agua, como en el caso de Molleda. El caudal del río Deva, en la parte final de su recorrido, bajaba muy lentamente, por lo que apenas ha disminuido el agua acumulada en la zona baja del pueblo y se mantiene cortada la carretera que enlaza con el pueblo de Prio.

En Ampuero continúan los trabajos de limpieza del municipio, con una gran parte de su casco urbano afectado por la crecida y el desbordamiento del Asón a su paso por la localidad. Hosteleros y comerciantes revisaban este sábado los daños y las familias que fueron desalojadas durante la noche trataban de regresar a casa. En todos aun queda la angustia de la situación vivida el viernes por la tarde. Los trabajos de limpieza permitieron que este sábado ya se pudiese caminar sin problemas por el nucleo urbano, pero la zona del campo de fútbol continua anegada.

En Casar de Periedo, donde el agua se metió en todas las casas, ayer trataban de volver a la normalidad con resignación, y la casa de las Navas seguía en pie contra todo pronostico.

La evolución favorable de la situación en la región llevó al Gobierno a desactivar el Plan Especial de Protección Civil de la Comunidad Autónoma de Cantabria ante el Riesgo de Inundaciones (Inuncant), decretado el viernes a las 15:00 horas. Según las previsiones, lo que ahora preocupa es el temporal de nieve en las zonas de interior y el temporal que azota la costa cántabra.

Como en las horas anteriores, la "prioridad absoluta" es la atención a las personas, pero una vez que la situación en las cuencas se normalice, explica el Gobierno, se iniciará una segunda fase del trabajo orientada a al restablecimiento de servicios, bienes e infraestructuras.

Una larga noche

Gran cantidad de argayos

  • El temporal ha provocado, asimismo, una gran cantidad de argayos. Los últimos se han registrado esta mañana en la CA-842 en el acceso a Luey; en la CA-182 a la altura de Collado Carmona; en la CA-662 que va de Regules a Los Tornos; en el punto kilométrico 2 de la CA-270 entre el Soto y Santibáñez; en la N-629 a su paso por Ramales; en la CA-709 en el acceso a Sel de la Carrera; en la CA-258 de Ampuero a Carasa, concretamente en el cruce de Padiérniga; en el kilómetro 2 de la CA-271, en el cruce de Bostronizo dirección San Vicente de Toranzo; y en la CA-660 en el acceso a Herada de Soba.

  • El abundante agua ha arrastrado también piedras y tierra a la calzada en el kilómetro 30 de la CA-261 que va de La Cavada a Ramales; ha causado un desprendimiento en el punto kilométrico 9 de la CA-185, y provocado un socavón en la CA-263 que discurre entre Entrambasaguas y la Vega de Pas. Se han registrado asimismo, a lo largo de la noche, caídas localizadas del suministro eléctrico.

Cantabria ha amanecido aún plena de agua, tras una nueva noche de lluvias y viento y una jornada en la que se desbordaron una larga lista de ríos de la comunidad. La situación es realmente preocupante, admitía durante la noche la consejera de Presidencia, Leticia Díaz, tras visitar algunas de las zonas inundadas y reunida con un pequeño gabinete de crisis junto al director de Protección Civil.

Durante la noche las salidas fueron continuas. Solo los Bomberos de Santander hicieron hasta las cuatro de la mañana 40 salidas a Santander, la zona de la Cavada y Liérganes y Bezana. La mayoría por garajes inundados, algunos locales y también coches atrapados en torrentes de agua a cuyos conductores han tenido que ayudar a salir.

Los Servicios de Emergencias del 112 atendieron un total de 394 intervenciones, derivadas de las 427 llamadas recibidas entre las siete de la tarde del viernes y las siste de la mañana del domingo. Del total de incidencias por adversos, 353 han sido provocadas por la lluvia, 39 por fuertes vientos y dos por nieve. La mayoría se han producido en los municipios que circundan las cuencas del Deva, Besaya, Agüera, Miera, Pas y Asón.

Ente esas intervenciones destaca la evacuación de nueve personas en Ampuero.

En Castro Urdiales, según informaron los servicios de emergencia del municipio, se reabrió en la mañana el tramo de la N-634 que se inundó el viernes, al igual que la rotonda de acceso a Laredo, que también tuvo que ser cortada por el agua. Por su parte, en la confluencia del Saja y el Besaya no ha habido grandes problemas, pero sí algunos pequeños desbordamientos en Torrelavega, donde la zona más afectada han sido el área deportiva de Sniace -próxima al río-, con el campo de fútbol inundado.

Liébana

La lluvia y el desnieve de la noche ha dejado algunos incidentes como el argayo en Liébana, informa Pedro Álvarez

Piedra, tierra que ha arrastrado a un árbol cuyas ramas también cayeron a la carretera CA-282, que comunica La Hermida con Puentenans. El argayo se produjo entre la localidad de Caldas y el barrio del Escajal. Varias personas que subían en tres vehículos desde La Hermida, y bajaban desde Linares a dicha localidad, no pudieron continuar su viaje. Varios trabajadores del Balneario han tenido que quedarse a dormir en La Hermida, ante la imposibilidad de subir a su casa. El argayo cruzó la carretera, paró contra la valla de protección y continuó por un prado por debajo de la carretera.

El lugar donde se ha producido el argayo está a continuación de dónde reventó un muro el pasado año. Varias personas a las que se avisó de la presencia del desprendimiento y que iban a pueblos de Peñarrubia, han tenido que acceder desde el valle de Lamasón. Esta noche también un árbol ha caído cerca de la localidad de Linares. Una pala ha trabajado durante toda la noche y ya se puede pasar, aunque con dificultad y solo en todoterreno. Otro argayo en Maredes ha sido limpiado también durante la noche.

Además, el arroyo que cruza desde la zona alta de la localidad de Campollo, en el municipio de Vega de Liébana se desbordó. El agua se desplazó cruzando la carretera, a la entrada del pueblo, descendiendo a la zona baja, formando una cascada, para posteriormente verter las aguas al río Quiviesa. En la jornada de hoy, sábado, está previsto proceder a limpiar la zona, para que los vecinos puedan salir del pueblo, al igual que los vecinos del barrio de Maredes, a dos kilómetros, en la ladera del monte Viorna, que igualmente permanecen incomunicados.

Las precipitaciones record de ayer, se superaron los cien litros por metro cuadrado en Soba, arrojan durante esta noche 27 litros en Villacarriedo y 22 en Ramales de la Victoria. Si ha vuelto a solplar el viento con intensidad, con rachas máximas en Santander de 96 kilómetros por hora y 79 en San Vicente de la Barquera.

Los cercanías

Las fuertes lluvias obligaron también a cortar, a última hora de la tarde, las vías del tren entre Las Caldas de Besaya y Riocorvo (Cartes) al provocar un argayo en el mismo tramo que ya se había visto afectado por un corrimiento de tierra durante la ciclogénesis de 2013. Un punto conflictivo que preocupa a los habituales de Cercanías, que reconocen abiertamente que tensan los músculos cuando pasan por ese punto. Renfe puso en servicio para una línea de autobús desde la estación de Torrelavega que continúó durante la mañana de este sábado. Entre Marrón y Gibaja hay un desprendimiento que ha obligado a realizar transbordos durante la noche.

Apoyo del presidente Diego

El presidente regional, Ignacio Diego, ha expresado este sábado su apoyo a todos los afectados por las inundaciones y ha felicitado a los integrantes de los servicios de emergencias. Asimismo, Diego, que ha estado en contacto permanente con el gabinete de crisis, ha señalado que el siguiente paso será evaluar, junto con los ayuntamientos, los daños causados para poder acceder a las ayudas que el Estado puede aportar en estos casos.

Y es que toda Cantabria parecía hoy una enorme laguna. De norte a sur y de este a oeste agua por todos lados.

El listado de los ríos desbordados el viernes es larga. Ebro, Pas, Asón, Miera, Besaya, Deva, Agüera. Y casi interminable el de municipios afectados Reinosa, Santa maría de Cayón, Ampuero, Reinosa, Riotuerto, Potes, San Vicente de la Barquera, Laredo, Corvera, Puente Viesgo, Solares, Piélagos, Colindres, Ramales, Soba y Villacarriedo. Meteorología advierte de que las lluvias también llegarán hoy y después se dara una tregua para pasar a la alerta naranja por nieve.

Una intensa jornada el viernes y 500 efectivos

Una abrumadora mayoría de las 233 intervenciones coordinadas en el centro operativo del 112 respondían a las inundaciones, incluidos un par de rescates. En Entrambasaguas fue necesario excarcelar a un particular cuyo vehículo había sido arrastrado por la riada, mientras que en Ampuero se atendió una inundación en un domicilio para rescatar a su propietaria, alarmada por el nivel alcanzado por el agua.

Un dispositivo de aproximadamente 500 efectivos entre los distintos cuerpos de policía (nacional y municipales) bomberos, ProtecciónCivil y otros equipos de emergencia estuvo trabajando en las riberas mientras otras treinta personas de la ConfederaciónHidrográfica vigilaba el estado de los ríos.

Los seis parques del 112 en Cantabria han duplicado la dotación de sus operativos de guardia para movilizar a 48 personas, frente a las 24 habituales. Las zonas más afectadas son fundamentalmente la cuenca del Asón, sobre todo la zona baja desde Ampuero en adelante, Entrambasaguas y en la cuenca baja del Pas-Pisueña.

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