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Álvaro San Miguel
Miércoles, 23 de diciembre 2015, 21:08
Ni siquiera el otoño es capaz de marchitar el color verde del valle de Cabuérniga. Pero nada se resiste a la mano del hombre. Los fuegos provocados el sábado en distintos puntos de la comarca -y de toda Cantabria- han convertido parte de las colinas que guardan el curso del Saja en lomas carbonizadas y humeantes, donde solo sobreviven las piedras, algunos troncos ennegrecidos y un penetrante olor a chasca.
Por ese siniestro paraje patrullan agentes del Seprona de la Guardia Civil, guardas forestales y cuadrillas de montes. Unos buscaban los puntos de ignición de los incendios para confirmar lo que todo el mundo sabe: que fueron provocados. Y otros vigilaban los montes desde lugares estratégicos para avistar lo antes posible cualquier nuevo conato: una cuadrilla en el punto de vigilancia de Negreo y otra en el mirador de Colsa controlaban de un vistazo casi toda la cuenca del Saja.
«En mis veinte años de profesión nunca había visto nada como esto», reconocía el guarda mayor de Cabuérniga, César Fernández, mientras se adentraba por las pistas con su todoterreno para llegar al monte de La Gallinera. El jefe de comarca, que comanda a los siete técnicos auxiliares del Medio Natural de su zona y a cuatro cuadrillas de operarios de Montes, se refería a las decenas de incendios simultáneos que se declararon en apenas una hora y que hicieron imposible controlarlo todo. Así se quemaron cientos de árboles en el monte La Gallinera. Está cerca de Ruente, pero no lo bastante de una vivienda para ser prioritario. Así que las llamas devoraron todo lo que quisieron hasta toparse con cortafuegos y pistas forestales. «Dicen que el que prende el monte lo hace para limpiarlo de matorral o para regenerar los pastos, pero aquí solo había árboles. Esto lo ha hecho alguien que quería hacer daño», lamentaba el guarda mayor.
Cantabria seguía ayer en alerta por riesgo máximo de incendios, y todos los efectivos de emergencia estuvieron activos para actuar antes de que cualquier pequeño conato, avivado por el viento, la sequedad y el calor, pudiera convertirse en otra marea de fuego como las que amenazaron viviendas, carreteras e infraestructuras el pasado fin de semana. Hubo pequeños conatos por toda la región, pero oficialmente solo se declararon tres incendios forestales, que fueron controlados inmediatamente por las cuadrillas de operarios de Montes. Uno en Miera, otro en Pesaguero y el más problemático en Herrera de Ibio (Mazcuerras), a donde los bomberos del 112 del parque de Valdáliga llevaron un par de autobombas para ayudar a las cuadrillas en la extinción.
Un monte negro
En el monte Río Lamiña, los agentes del Seprona recorrían en busca de evidencias los restos de un incendio que a punto estuvo de extenderse hasta el pueblo de Ruente. Las cuadrillas de Montes, con esas palas que parecen remos y llaman batefuegos, y los militares de la UME consiguieron frenar el avance del fuego antes de que llegara a un pequeño bosque de cagigas: un combustible perfecto que hubiera terminado de alimentar al gigante.
Según explicaba Santiago, el propietario del restaurante La Nogalea, «el fuego estuvo a punto de llegar al pueblo y la gente se pasó media noche en la calle, mirando al monte con miedo a que el incendio llegara a sus casas».
Los que tienen que jugarse la vida cuando a un pirómano, a un ganadero o a un delincuente cualquiera se le ocurre prender un fuego en el monte reconocen que el fin de semana fue «muy duro porque en apenas una hora se declararon incendios simultáneos por todas partes». Además tuvieron que trabajar durante toda la noche, que es el momento más peligroso, no tanto por el riesgo de quemarse como por los pedruscos que terminan rodando colina abajo y que de noche no se pueden ver. Y precisamente el riesgo y el viento el viento le jugó una mala pasada a una cuadrilla, a la que rodeó; cuando saltaron el fuego, uno de los operarios terminó quemándose.
Los bomberos del 112 también estaban ayer preparados para 'salir pitando' cuando fuera necesario. «Ha sido peligroso en varias zonas, pero Cabuérniga es donde más cerca ha estado el fuego de llegar a las casas», reconocía el jefe del parque de bomberos de Tama, Miguel Rodríguez.
La previsión de Aemet para hoy, miércoles, indica que el riesgo de incendios se mantendrá activo en toda Cantabria, aunque descenderá a nivel 'moderado'.
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