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Nieves Bolado
Martes, 29 de diciembre 2015, 08:00
«Mire, más o menos, todos sabemos quiénes queman el monte, lo que pasa es que esta vez se les ha ido de las manos». La opinión es de un veterano guarda forestal, además vecino rural de la Cantabria achicharrada. Su tesis la comparten, desde los vecinos que pululan por algunos pueblos y aldeas de una región que arde en llamas, hasta los sesudos investigadores y los conservacionistas. «No se puede decir quién ha sido. A los ganaderos les cae todo. Tengan o no tengan la culpa. Hay sitios que están ardiendo en los que no tienen ningún interés, más bien lo contrario. No todas las culpas son suyas. El Ministerio Fiscal está investigando, aunque no es fácil encontrar un culpable», sentencia Belén Ceballos, alcaldesa de Los Tojos. Y es que ahí está el nudo difícil de deshacer en cuando a incendios forestales se refiere.
¿Quienes encienden la mecha? «Los responsables de los incendios forestales son mayoritariamente varones españoles, con un porcentaje pequeño de mujeres -menos del 10%- aunque se dan casos de responsabilidad compartida en pareja». Es lo que concluye Greenpeace en un reciente informe sobre los incendios forestales en España.
El perfil 'técnico', y también popular, da cierta relevancia a personas mayores de 60 años, o de mediana edad, «porque la población rural ganadera está envejecida», y donde, además, el uso cultural del fuego está más arraigado. Según el informe anual de la Fiscalía de Medio Ambiente, la mayoría de los imputados o encausados por provocar incendios forestales, cometieron el delito en la proximidad de su lugar de residencia y entre el 80 y 90% actuaron solos. Los expertos piden que se diferencie entre pirómanos e incendiarios, siendo estos últimos los que se entroncarían en la clasificación de quienes han provocado que Cantabria, de nuevo, esté incandescente. Atendiendo a este mismo informe de la Fiscalía de Medio Ambiente, entre las motivaciones que lleva a estas personas a cometer este delito están, principalmente, las acciones interesadas para quemar matorrales, regenerar pastos o imprudencias al limpiar las fincas.
Analizando el perfil -escaso- de quienes han sido detenidos y sentados ante un tribunal por quemar el monte, el perfil que se puede determinar es que se trata de un ganadero rural, pero estos, a su vez, lanzan las dudas sobre otros: «¿Han pensado ustedes en los cazadores?», preguntaba ayer un ganadero de Ibio al ser interpelado. En defensa de los ganaderos salió ayer Asaja, que denunció las acusaciones «más o menos veladas» sobre este sector: «Los ganaderos que viven de su profesión son los primeros afectados por la quema de grandes superficies de monte», defendió ayer su presidente, Pedro Gómez. Pero los cazadores no se quedaron atrás: «¿Entiende usted que quememos un monte dónde nuestros perros no puede más que oler a chamuscado sin encontrar una presa? Señalarnos es una insidia más de las muchas que soportamos», explicó Jaime Domingo, un avezado cazador corraliego.
Detenciones
En Cantabria, desde 1999 existen referentes de detenciones por quemar el monte. En casi todas ellas -pocas en relación al número y daños causados- ha intervenido principalmente la Guardia Civil. Fue este Cuerpo el que hace 16 años detuvo a un hombre como autor de la quema de un monte en Puentenansa, que destruyó todo un hayedo.
Uno de los casos de incendiario de montes más llamativo en la región lo protagonizó en 2001 un concejal del PP del Ayuntamiento de Las Rozas de Valdearroyo, que fue detenido después de haber provocado un incendio en el Monte Hijedo, un paraje excepcional. Arrasó 5,44 hectáreas de pino y matorral. Le cayó una pena de seis meses de prisión y 1.800 euros de multa.
En enero de 2010, la Guardia Civil arrestó a un vecino de la Vega de Pas que reconoció haber sido el autor de la quema intencionada de 6,5 hectáreas de arbolado en un monte comunal del valle pasiego incluido en la Red Natura 2000.
También la Benemérita detuvo en marzo de 2010 a tres personas -entre ellas un menor- por quemar varias hectáreas de los montes Andaruz (Vega de Pas). «Ahora mismo es imposible comenzar las investigaciones para saber quiénes están provocando este desastre. Hay que esperar a que los fuegos estén totalmente apagados», explicó ayer a este periódico un agente del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) que reconocía que «nunca hemos visto nada en Cantabria como lo de estos días».
Greenpeace ha hecho un informe sobre las sentencias condenatorias por quemar el monte y ha llegado a la conclusión, tras revisar centenares de enjuiciamientos en España, de que «las condenas por delito de incendio forestal han sido escasas aunque la justicia española ha empezado a ser activa especialmente a partir de la creación de las fiscalías de Medio Ambiente».
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