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Violeta Santiago
Martes, 29 de diciembre 2015, 07:50
«En la UME nos daremos el relevo para trabajar sin descanso». A mediodía, el capitán Zapico, del V Batallón de Intervención de Emergencias con sede en León, cuyos efectivos participaron ayer en Cantabria en la lucha contra el fuego, no lo veía nada claro. Su gente llegó en la madrugada del domingo al lunes, empezó a bregar con las llamas nada más bajarse de los autobuses y, por la tarde, les daría el relevo efectivos llegados desde Zaragoza.
El objetivo era «no parar». Se temía que quedaban muchas horas de ajetreo por delante porque las condiciones climatológicas no eran nada favorables. Por la carretera, se mirarse donde se mirase, se veía una columna de humo. «Por un lado, tenemos una alerta naranja por viento: esto es oxígeno para el fuego. Se complicará o habrá que pegarse bastante con él. Sabemos que habrá mucha lucha, porque no se espera que amaine». Zapico explicó que el viento ya es «considerable a partir de los 30 km por hora» cuando se trata de un incendio. «Y está soplando a 80 kilómetros. Así que malo».
En medio del caos, se trataba también de «no reventar» a los primeros militares que arribaron a la región (un total de 92 personas en la zona de Buelna) cuando, «desbordada», pidió socorro. Divididos en dos pelotones, los soldados estuvieron trabajando de forma complementaria unos con otros en el área de Los Corrales de Buelna, en donde se multiplicaban los frentes en llamas. Aunque la mayor parte del día hubo que centrarse en tres puntos: un monte sobre la localidad de Pesquera, Barriopalacio y Raicedo (en Anievas) y en San Vicente de León (en Arenas de Iguña). Los miembros de la UME se desplazaron de un foco a otro y lo veían «complicadillo», sin querer entrar en más detalles.
La alta efectividad de este cuerpo especialista en emergencias de este tipo se explica por la organización militar escalonada y porque «somos totalmente autónomos» y, por tanto, «muy cómodos para quien nos reclama. Venimos con toda nuestra logística resuelta. Lo único que pedimos es un lugar para dormir o descansar». Este suele ser cedido por el Ayuntamiento en el que se instalan y el lugar que se les cede habitualmente es un pabellón deportivo porque está dotado con duchas, algo que los miembros de la Unidad aprecian «mucho» tras haberse pasado horas en un monte rodeados de calor y cenizas.
La UME montó ayer en el Parque de Bomberos de Buelna uno de sus centros operativos en Cantabria. En las inmediaciones se podía ver una ambulancia (soporte vital avanzado) y a la estación 'León', un vehículo dotado con comunicaciones de radio en banda, aeronaútica, ciudadana, Tetra y Tetrapol, con canales de comunicación militar y conectada con los satélites Inmarsat, Thuraya y el de uso exclusivo militar Spainsat. Gracias a este camión nunca pierden el contacto entre ellos y saben, en todo momento, dónde está cada grupo.
Solo apagar
La unidad se completa con los Land Rovers de la Policía Militar, encargada de dar cobertura y seguridad al puesto de mando. Porque este también se traslada al lugar de la emergencia, y se ocupa de toda la logística que precisan casi 100 hombres y mujeres: quienes vienen a apagar el incendio solo se preocupan de apagar el incendio. Los efectivos de apoyo localizan los mejores lugares de captación de agua y las gasolineras y coordinan los accesos de los vehículos pesados por carretera. A mediodía y en la tarde-noche reparten agua y bocadillos. En Buelna también se contó ayer con un bulldozer, listo para actuar si en alguno de los fuegos se requiriese abrir brechas, acondicionar pistas o mover tierras.
Cuando el objetivo es la lucha contra el fuego, la unidad mínima de la UME que se mueve es la «básica, dotada con tres autobombas». En el radio de acción de Los Corrales funcionaron ayer dos pelotones (que integran una sección), lo que suponía contar con seis autombombas. Cada pelotón estuvo bajo el mando directo de un teniente y con el respaldo de una 'nodriza', un depósito de agua gigante, con capacidad para más de 10.000 litros que va abasteciendo a las autobombas, con 4.000 litros.
Cada uno se encuentra, además, a la orden de un director de extinción que desarrolla esa labor toda una jornada y, además, se pone a disposición del Gobierno de Cantabria, que es el que toma las decisiones últimas, si bien todo se programa en equipo.
«La UME es un respiro»
Para el servicio de Montes y el 112, la llegada de la UME fue «un respiro, porque nuestros recursos son escasos, los trabajadores tienen que descansar -el tajo es muy duro- y estábamos desbordados», contó un técnico del Gobierno de Cantabria que participó en la coordinación del operativo de Buelna y que definía la situación que se estaba viviendo en ese área como una de las «más complicadas que se ha vivido», mientras mostraba sobre un plano de la región cómo todos los valles medios estaban afectados por los incendios. En este área, estaba previsto que tres cuadrillas de Montes entraran a trabajar en los focos más conflictivos. Efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil también estuvieron todo el día trabajando.
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