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v. santiago / G. balbona
Domingo, 31 de enero 2016, 12:26
La marca de calidad prehistórica de Cantabria, única en Europa, no reside solo en la excelencia del Mupac, sino que se basa en una realidad actual y una estrategia de futuro que consistiría en poner a funcionar juntos al museo, las Cuevas Prehistóricas y Altamira. ... Ahora existen, por un lado, el Mupac, el Instituto de Investigación de Prehistoria de Cantabria y el proyecto del Centro de Investigación de categoría número 2 de arte rupestre de la Unesco. Roberto Ontañón lo repite a menudo como un mantra: el objetivo factible, «siempre que exista un contenedor a la altura de su contenido», es convertir a Santander y Cantabria, junto con el museo de Santillana y las cavidades, en «capital mundial del Arte Paleolítico».
Sería ideal seguir el modelo francés, que asocia a todas las instancias administrativas, uniendo sus fuerzas y su capacidad de obtención y gestión de recursos, lo que da como resultado la consecución de soberbias infraestructuras culturales y turísticas, caso de la Caverne du Pont dArc y la aún no inaugurada Lascaux IV. A juicio de Ontañón, esta es la estrategia «más adecuada y provechosa en todos los aspectos». En este sentido, el objetivo del antiguo Banco de España se planteó con un concepto que va más allá de la propia ampliación del museo para buscar la creación de «sinergias con el Centro de la Unesco proyecto en suspenso y otros organismos de investigación.
El director del Mupac cree que «el arqueológico es un patrimonio muy agradecido que, adecuadamente gestionado, puede ofrecer los frutos deseados en términos económicos y sociales. Sólo hace falta apostar de verdad por ello».
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