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efe
Martes, 2 de febrero 2016, 13:42
Los forenses que realizaron la autopsia a la víctima del crimen de Caloca han considerado que la mujer fue objeto de un ataque "sorpresivo" y "rápido" y han dicho que la muerte fue consecuencia de una cuchillada que provocó una intensa hemorragia interna y ... que afectó al pulmón izquierdo y al músculo cardíaco.
Los forenses han declarado hoy por videoconferencia desde Cervera de Pisuerga (Palencia) en la segunda sesión del juicio con Jurado Popular que se celebra en la sección tercera de la Audiencia de Cantabria contra Juan Carlos Pérez Vejo, de 49 años, acusado de matar a la que entonces era su pareja sentimental Mari Cruz Gutiérrez, a la que dejó tirada en una pista forestal la noche del 18 de septiembre de 2013
Estos médicos forenses han señalado que en el cuerpo de la víctima vieron hasta doce heridas que, a su juicio, causaron un instrumento cortante solo por un lado, de doce centímetros de largo y dos o tres de ancho.
La agresión se produjo en el interior del vehículo, lo que, en palabras de los forenses, limitó las posibilidades de la mujer de repeler el ataque. "En un habitáculo cerrado no hay capacidad de huir inmediatamente. Si no estás en un lugar cerrado puedes echar a correr", ha razonado uno de ellos.
Las heridas estaban fundamentalmente en la parte anterior del cuerpo, con varios cortes no demasiado profundos en la cara y el cuello pero uno que sí resultó mortal, y que penetró por el segundo espacio intercostal izquierdo.
La mujer murió por las hemorragias que sufrió, una externa no muy intensa y otra interna, en la zona de la cavidad torácica, que resultó letal y que afectó además al pulmón y al músculo cardíaco.
También presentaba dos heridas en la zona lumbar, que los forenses creen que pudieron producirse al darse la vuelta para tratar de salir del vehículo, una herida defensiva en una mano y signos de haber sido arrastrada.
Cadáver semioculto
Una de estas dos forenses estuvo también en el levantamiento del cadáver y ha explicado que se encontraba en la pista forestal, en la margen izquierda "semioculto con arbustos y matorrales". "Había que fijarse bastante para detectar que en esa zona había algo. No estaba oculto del todo pero no era visible con facilidad", ha detallado al tribunal del Jurado.
Adicciones o enfermedad
También han declarado en la sesión de hoy otros dos forenses que examinaron al acusado para tratar de esclarecer si había consumido sustancias estupefacientes y si esa posibilidad podía haber afectado a su conducta, y también para aclarar si tenía adicciones o enfermedades mentales, como el propio acusado y su defensa alegaron ayer.
Estos forenses han precisado que el acusado no aceptó que se le tomaran muestras biológicas del cabello y la orina cuando fue detenido tras los hechos, y que solo accedió a someterse a las pruebas veinte días más tarde.
Juan Carlos Pérez Vejo explicó durante la primera sesión del juicio que se negó porque quería tener abogado antes de autorizar nada, pero los forenses han explicado que al no aceptar ese examen en un momento cercano a los hechos no se puede saber en qué condiciones estaba cuando tuvo lugar el crimen.
Según un primer relato que el acusado hizo a estos forenses, ese día había consumido en torno a medio gramo de heroína y también alcohol. Después les comentó que también había tomado cocaína. El resultado de las pruebas de orina reveló presencia de tranquilizantes y cannabis y el análisis del cabello dio negativo en cuanto a consumo de sustancias pero, según los forenses, eso no permite descartar que pudiera darse un consumo esporádico o puntual en los seis o siete meses previos a la toma de la muestra.
Además, estos médicos recibieron la historia médica del acusado y un informe sobre el tratamiento de deshabituación que recibió en el centro Pedrosa a finales de los años noventa.
Historial de drogadicción
Una de las forenses ha señalado que, tal y como contó el acusado en su declaración, a ellos les refirió que empezó a consumir drogas joven, con quince años, primero heroína pero también cocaína y alcohol.
Esta médico ha considerado que la politoxicomanía de esta persona está "acreditada" pero en su historial no se han encontrado datos que apuntaran de forma cierta a que haya padecido enfermedades mentales.
Los forenses que examinaron al acusado también han destacado que, conforme a lo que les manifestó esta persona, su comportamiento tras el crimen no fueron desordenado, sino que actuó de forma coherente y "tomó decisiones", ya que volvió a coger el coche, condujo y, según su relato, paró en un pueblo e intentó utilizar un teléfono.
En el juicio también han declarado por videoconferencia agentes de Criminalística de la Guardia Civil que analizaron vestigios biológicos recogidos en el lugar de los hechos
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