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Álvaro San Miguel
Martes, 9 de febrero 2016, 07:15
El paseo marítimo de El Sardinero ha vuelto a ser invadido por el mar. Gigantescas olas de más de doce metros -según la boya meteorológica de la Virgen del Mar- han terminado por conquistar parte de la fachada marítima de Santander, entre la península ... de La Magdalena y el espigón del Hotel Chiqui. Las construcciones levantadas en primera línea de playa no han podido aguantar a fuerza del oleaje y han sufrido daños cuantiosos. También el mobiliario urbano se ha visto afectado por el peor temporal marítimo desde marzo de 2014.
La 'fiesta' del mar comenzó minutos antes de las cuatro de la madrugada, A esa hora, recién elevado a rojo el nivel de alerta por fenómenos costeros adversos, incluso el agua de la bahía de Santander, agitada por el viento Sur, se desbordaba sobre el muelle de Calderón. El punto culminante de la pleamar estaba previsto para las 04.51 horas, pero ha sido una hora antes cuando el mar ha conseguido rebasar los muros que sostienen el paseo marítimo de El Sardinero y las olas han arrasado con todo lo que han encontrado a su paso.
esta tarde, más
La peor parte se la han llevado una vez más los negocios de hostelería construidos sobre el propio paseo. En la discoteca Buenas Noches Santander (BNS), acostumbrada a sufrir la acometida de las olas, la mar ha arrasado con uno de los muros de contención que evitaban la entrada del agua bajo el edificio. La presión ejercida por el agua que ha entrado por ese boquete ha terminado por reventar el suelo de la cocina del restaurante, saliendo como un sifón. Hay arena hasta en la freidora, decía Fernando Ginel, gerente del establecimiento. Las olas también han conseguido derribar la puerta principal, de cristal, llenando toda la discoteca de arena. No sirve de nada poner protecciones, porque al final el mar te rompe todo. Así que lo que hemos hecho es poner las cosas en altura por si rompía. Y rompió.
En el restaurante Cormorán se han quedado sin cristales en el primer piso, con lo que parte del negocio ha quedado inundado. Solo hemos podido estar dentro cinco minutos, pero en principio hemos visto que ha roto todas las lunas de arriba. Está todo flotando, ha lamentado Manuel Ángel Gutiérrez, que ha dado gracias porque esta vez no ha sufrido tantos daños como en 2014.
El propietario del Parque de Trueba, Basilio Hervás, cansado quizá de luchar contra el mar, se mantenía sentado en una silla mientras repasaba los daños sufridos. Lo más importante, la fractura de algunas de las cristaleras que rodean la terraza y la de un ventanal del establecimiento, por el que terminó entrando agua y arena.
Duchas arrancadas, árboles derribados, sacos de arena , cubos de basura... todo ello arrastrado de un lado a otro por el fuerte oleaje que rompía con furia sobre el muro de la Segunda Playa de El Sardinero. Aunque como decía el propietario del Cormorán, los desperfectos no han sido como los de febrero y marzo de 2014, cuando se hundió el paseo marítimo y las olas arrancaron las vallas y los pivotes de piedra que separan el paseo de la playa.
En la avenida Manuel García Lago, los más afectados fueron los vecinos de un edificio donde el garaje subterráneo terminó inundado. El Hotel Chiqui amaneció intacto más allá de la suciedad y la arena que arrastró el agua. Desde que se instaló un dique en el aparcamiento del espigón, el edificio más expuesto es precisamente el que menos daños sufre. Los Bomberos de Santander han acudido a primera hora a El Sardinero para achicar el agua de los garajes inundados y proceder a evaluar los daños en la vía pública.
santander
A primera hora de la mañana, en Santander no se habían detectado daños de especial relevancia. "Todavía es un poco pronto. Una primera impresión es que los daños materiales no son importantes", ha destacado en declaraciones a la Ser el concejal de Protección Ciudadana, Pedro Nalda.
Nalda ha resaltado así que, aunque se sigue inspeccionando y "viendo todas las zonas", por el momento "no hay que lamentar ningún daño considerable ni personal ni material".
Según ha explicado, hay algún desperfecto en mobiliario urbano, en la zona de la Magdalena, por ejemplo en el área de los galeones de Vital Alsar con daños en barandillas o piedras arrastradas, o algún establecimiento hostelero próximo a la playa en el que se han roto cristales. Pero el edil ha destacado que ni los Bomberos ni el centro de coordinación de la Policía han recibido ningún aviso importante.
En la Avenida de García Lago "aún hay agua" y hay algunas losas, farolas o árboles con daños, según ha concretado Nalda, que ha añadido que el dispositivo de contención en el Hotel Chiqui ha funcionado.
Los empleados de Aqualia trabajaban a marchas forzadas en el espigón para tratar de desatascar el alcantarillado, que había quedado obstruido por los desperdicios que arrastraba el mar. Esta tarde, con la pleamar, regresarán las olas y es conveniente tener el alcantarillado a punto para evacuar la mayor cantidad de agua posible una vez que el agua vuelva a conquistar la avenida.
Otro de los lugares más afectados ha sido el entorno del minizoo de La Magdalena, donde las olas han destrozado las balaustradas de piedra y otros elementos de su estructura.
El agua ha anegado también el aparcamiento situado entre el Parque de Mesones y la urbanización Feygón, aunque los dos supermercados de la zona no han sufrido daños gracias a los tablones y sacos de arena que habían colocado como protección.
Una vez que se decretó la alerta roja, la Policía Local cortó el paso a vehículos desde las rotondas de Manuel García Lago con Avenida Castañeda y Doctor Madrazo. La grúa ha retirado todos los vehículos aparcados junto al paseo marítimo, aunque los pocos que había en el aparcamiento de Feygón se han visto afectados por la inundación. A lo largo de la mañana, la Policía Local ha acordonado todos los accesos al paseo marítimo para mantener también alejados a los peatones, de cara a la pleamar de esta tarde.
Previsión
La siguiente pleamar está prevista para las 17.14 horas. En este caso, la confluencia de olas gigantes y marea viva (con un coeficiente de 106) coincidirá también con fuertes vientos de hasta 100 km/h (el litoral estará también en alerta amarilla por viento desde las doce de la mañana a las nueve de la noche). No obstante, el período de ola, del que depende en gran medida la energía del oleaje y por tanto su capacidad destructiva, bajará a 16 segundos (la máxima ha sido esta madrugada, con períodos de 19 segundos).
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