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ANA ROSA GARCÍA
Miércoles, 10 de febrero 2016, 07:26
Apenas ha cumplido cinco meses de mandato, pero ha sido tiempo suficiente para darse cuenta de que ya no le compensa seguir en el cargo. La directora médica del Hospital Valdecilla, María Ángeles Villanueva, comunicó el lunes al gerente, Julio Pascual, su decisión de dimitir. ... Y lo hizo convencida. Ni siquiera esperó a que el cese fuera ratificado por la consejera, María Luisa Real, para hacerlo público al resto del equipo directivo. «Agradezco la confianza que depositó en mí la Consejería al proponerme para el puesto, un reto que asumí con la vista puesta en el traslado. Ahora que ya está concluida esa primera fase, y que las cosas ruedan bastante bien con las personas que se quedan, ha llegado el momento de dejarlo y volver a la labor asistencial».
La número dos del organigrama, cuya designación fue confirmada a finales de septiembre, asegura que ha desarrollado su trabajo en estos meses con «ilusión y esfuerzo», aunque «no he podido conseguir el nivel de objetivos que me había planteado. Creo que tengo un perfil muy asistencial, y mis objetivos estaban más enfocados a esta parte, cuando la gestión también es muy importante en este puesto». Unas declaraciones con las que reconoce su hándicap: la falta de preparación en materia gestora. Una debilidad que en su día se reconoció también el propio gerente -con algo más de experiencia en este campo tras su etapa en el Hospital Central de Asturias-.
De hecho, Pascual suplió esa carencia con el nombramiento de una subgerente, la médico Beatriz López Muñiz, experta en gestión de procesos y servicios de información en el Servicio de Salud del Principado de Asturias. Ella es desde noviembre su mano derecha y el «complemento» que él admitió desde el principio que «necesitaba». A cambio de ese cargo, que hacía doce años que permanecía vacante, se prescindió de la Dirección de Gestión del hospital, que pasó a depender del Servicio Cántabro de Salud (SCS).
Tras la repentina marcha de Villanueva, la Consejería de Sanidad debe emprender la búsqueda de un sustituto/a. Y esta vez sí se está pensando en un perfil combinado, que cubra tanto el ámbito asistencial como el de gestión económica, tan importante en la toma de decisiones del hospital. Villanueva deja claro que su dimisión no responde a roces ni disensiones con el resto del equipo, con los que ha mantenido desde el principio una relación cordial. «He trabajado a gusto con todos ellos. Hemos estado muy compenetrados, pero simplemente ya no veo que me compense seguir en este puesto, que requiere una dedicación casi a tiempo completo y un esfuerzo físico y mental muy importante». Esta facultativo del servicio de Anestesiología y Reanimación de Valdecilla sustituyó en el cargo a José Manuel Rabanal.
Tercera mujer en el cargo
Villanueva se había convertido en la tercera mujer en asumir la Dirección Médica, después de Eloísa Canga, que ocupó este puesto de 1996 al año 2000 -a ella le coincidió durante su mandato el accidente de la fachada de Traumatología-, y de la sucesora de esta, África Mediavilla, que tuvo un efímero mandato de nueve meses. Casi el doble de lo que ha aguantado la facultativo a la que Sanidad confió al inicio de esta legislatura uno de los cargos principales de la cúpula de Valdecilla. Ni siquiera ha esperado a concluir el plan de traslado del nuevo Valdecilla. Es más, su cese llega la misma semana en la que se anuncia la apertura de puertas de las Tres Torres. Y aún falta por completar el desalojo de la Residencia Cantabria y la integración en el complejo de todo el área materno-infantil. Esta mudanza, prevista para después de Semana Santa (finales de marzo), es la de mayor envergadura, por lo que se entiende que la Consejería quiera cubrir la vacante lo antes posible para coordinar todo el operativo.
El 25 de noviembre, el día que llegaron los primeros pacientes a las nuevas instalaciones, Villanueva se mostró «emocionada», porque «todos, profesionales y pacientes, necesitábamos pasar página al largo capítulo de obras». Entonces aseguró que estrenar este hospital era el «mejor homenaje» para los trabajadores que perdieron la vida aquel 2 de noviembre de 1999. Ahora, se va sin rematar el traslado, pero «dispuesta a seguir colaborando en todo lo que necesiten. Me voy satisfecha».
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