"Esto es una pesadilla"

Ginel hablaba de los cristales a prueba de bala reventados, de los arreglos de «chapa y pintura» que tendrán que hacer, de los problemas en los muretes inferiores que soportan la estructura «devorados» y de esos otros problemas, los que no saltan a la vista a la primera, pero que afloran con los años «y que no hay seguro que los cubra». «Tenemos un sitio privilegiado. No es que estemos cerca de la playa, es que estamos en la playa y cada día el mar se quiere cobrar más el sitio que le hemos robado para disfrutar nuestro tiempo de ocio». Llevaba desde el miércoles pasado escuchando un «ya viene, ya viene...». «Es complicado dormir. Es una pesadilla que se ha repetido dos veces en tres años».

Sara Martínez tampoco durmió. A las tres y media de la mañana ya estaba en el Supermercado BM en el que es encargada. «Tú pones las tablas, los sacos... Pero no sabes si va a resultar y no te vas a tirar al agua para pararlo cuando lo ves venir. En realidad vienes a mirar, porque hacer, lo que es hacer, no puedes hacer nada. Si acaso, si el agua pasa, recoger rápido para tener la tienda lista». Habla también ya de una cierta «rutina», la misma que les lleva a mirar casi con tanta atención como la caja el parte del tiempo. «Mira los de El Parque», decía Sara. Y justo allí andaban tapando a la carrera la ventana rota que da a la playa. Colocando una protección provisional y rezando para que la puerta de acero con los anclajes ya vencidos no cediera definitivamente.

"Soluciones"

«Nos decían que no la cerráramos, que nos va a dar igual si vuelve luego, pero es que algo tienes que hacer. Al final tomas las medidas tú solo». María Heras, una de las responsables de un establecimiento de los que siempre está en la lista de afectados, reclamaba soluciones, acción: «Siempre es duro, pero piensas que contra esto nosotros no podemos hacer nada más. Tomamos medidas, pero qué puedes hacer cuando viene algo así... Tienen que hacer algo los que les toca hacerlo». Un llamamiento a las administraciones. «Supongo que el Ayuntamiento con Costas tendrá más capacidad de dialogar y ellos saben qué solución tendrá esto. Ya el año pasado se reunieron con Costas y también con nosotros para buscar una solución, se habló de cambiar el espigón, pero la cosa se ha quedado como estaba».

«La gente explicaban desde la recepción del Chiqui te pregunta, pero tampoco nada especial porque ya es frecuente. Muchos son clientes habituales... Estar pendientes, sí, eso es lo que nos toca». Justo lo que hacía en ese momento el chaval con el cartel de la rotonda.