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Enrique Munárriz
Jueves, 18 de febrero 2016, 07:50
José Ramón Blanco, secretario general de Podemos a la espera de que se celebren unas primarias, hace acuse de recibo de los últimos recados que le ha enviado el sector crítico de la formación morada en Cantabria, pero no se da por aludido. La andanada ... de reproches que le ha hecho la mayoría del Consejo Ciudadano, una veintena de los treinta integrantes, no ha hecho mella en él ni en sus planes. Blanco se mantiene inalterable ante sus recomendaciones pero, a diferencia de otras ocasiones, opta por entrar en el cuerpo a cuerpo. «Ellos actúan como la vieja política, con nepotismo. Me acusaron a mí de colocar a gente a dedo, pero los únicos que lo han hecho hasta a la fecha son ellos», dijo ayer tras romper su silencio en declaraciones a este periódico, horas antes de que sus rivales convocaran a la dirección regional, «a pesar de estar disuelta por Madrid».
josé ramón blanco
«No fue un error tratar de negociar un Consejo Ciudadano de consenso. Creí que podía llegar a acuerdos entre todas las partes para poder trabajar porque, de cara a fuera, lo estábamos haciendo muy bien». José Ramón Blanco no se arrepiente de haber pedido la disolución de la dirección del partido a nivel nacional, pero antes «tenía que tratar de arreglarlo».
Dijo ayer que los problemas, «a pesar de lo que se ha intentado vender», no vienen por las contrataciones en el Grupo Parlamentario. «Son de mucho antes, del comienzo del partido, eso fue la gota que colmó el vaso.
Hubo personas que nunca acataron los postulados de Madrid
. Las diferencias fueron aumentado poco a poco hasta que se han convertido en insalvables».
Respecto al futuro, lo ve «con optimismo». Se siente «con fuerzas para volver a ganar unas primarias o no me presentaría». Y confió en que la futura gestora «se nombre lo antes posible porque no podemos estar mucho más tiempo en esta situación de bloqueo». Asimismo insistió en que «hasta ahora hemos funcionado cohesionadamente en el grupo parlamentario» y en que al que pierda las elecciones, sea quien sea, «le tocará ponerse a las órdenes de la ejecutiva del partido». Si gana, Blanco manifestó su intención de integrar a Blanco y Ordóñez en puestos de representación porque, a pesar de las disputas internas, consideró que «como conjunto se ha hecho un buen trabajo por los derechos sociales».
El sector crítico, encabezado por los diputados Verónica Ordóñez y Alberto Bolado, pidió autonomía la semana pasada y la respuesta ayer fue acusarles «de tratar de desacreditar a la dirección nacional y a Pablo Iglesias al seguir actuando como si nada hubiera pasado». «No ha sido fácil, ha sido muy duro. Quedan muchas cosas por hacer, la crisis deja sus secuelas pero tenemos que seguir perseverando y hacer las cosas como no las hemos hecho hasta ahora, internamente. No lo hemos hecho bien y eso ha sido culpa de todos por igual», analiza antes de anunciar que en su candidatura para las primarias estará de nuevo acompañado por «Marcos Martínez, Lidia Alegría, Kevin Botejara y Rosana Alonso». Todos le han acompañado en este «duro proceso».
Blanco ha decidido hacer autocrítica y profundizar en la reflexión de lo mucho que queda por hacer en 2016. El aún secretario general cree que es necesario un «proyecto renovado» con caras, pero sobre todo con planteamientos. «Vamos a proponer un nuevo proyecto programático, completamente renovado, tanto dentro como fuera del Parlamento». Para empezar, cree, al igual que su equipo de confianza -que fue revocado por la mayoría de la dirección del partido hace unas semanas-, «que para las siguientes elecciones tenemos que llevar Podemos a los niveles inferiores, a todos los ayuntamientos que podamos, algo que en los anteriores comicios no hicimos y fue un pequeño error».
Blanco no hizo ayer ningún esfuerzo para disimular su preocupación. Tampoco la enorme distancia que le separa de Ordóñez y Bolado, la que impide que se saluden con afecto. «Me he sentido defraudado por algunos. Me equivoqué al nombrarlos, pero lo hice deprisa y corriendo». Y reconoce que «las bases están hartas de la batalla interna». Sin embargo, a día de hoy, considera que «la crisis no debería afectar a los resultados si se repiten las elecciones, porque el partido es muy sólido».
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