Borrar
Algunas de las personas que se han concentrado en La Albericia para homenajear al las víctimas de ETA.
24 años después, La Albericia no olvida

24 años después, La Albericia no olvida

Medio centenar de personas se ha reunido en el barrio santanderino para homenajear a los tres asesinados por ETA en 1992

Susana Echevarría

Viernes, 19 de febrero 2016, 07:13

La Albericia no quiere olvidar la profunda herida que ETA dejó hace 24 años en uno de los barrios más populares y humildes de la ciudad. Por eso este mediodía ha tenido lugar una concentración, a la que han acudido medio centenar de personas, para homenajear a las tres víctimas mortales y a los 19 heridos, algunos muy graves, que causó la banda terrorista aquel 19 de febrero de 1992.

Carmen Carrión, una de las representantes del Foro por la Regeneración en Libertad (FOREL), organización que ha convocado la concentración, ha querido agradecer que estuviesen allí "muchos vecinos anónimos de La Albericia que vivieron aquel horror, así como a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y su delegado, Javier Rodríguez; y al expresidente del Gobierno de Cantabria, Ignacio Diego y al concejal de Santander Pedro Nalda. Pero sobre todo hay que agradecer su presencia a Silvia Gómez Ríos -hija del matrimonio asesinado aquel día- que ha estado acompañada por su tío", explica Carrión.

Durante la concentración, que ha durado cerca de una hora, se han exhibido dos pancartas, una desplegada por las Víctimas del Terrorismo, que decía 'Verdad, Memoria, Dignidad y Justicia' y otra en la que Forel pide una Ley de Memoria para las Víctimas del Terrorismo de ETA. "Queremos mantener vivo el recuerdo de quienes perdieron la vida por la vesania de los terroristas y manifestar que las víctimas siguen muertas mientras sus asesinos viven en libertad", señala la representante. Y añade que "los crímenes de ETA no deben ser borrados por el paso del tiempo ni por nuevas interpretaciones históricas y en defensa de quienes perdieron la vida debería legislarse para que nadie pueda vejar impunemente su recuerdo". Forel también pide que se rinda un homenaje a todas las víctimas de ETA dando su nombre a una calle relevante de Santander. "Para ello nos hemos adherido a una solicitud que ha realizado Ciudadanos en el Ayuntamiento de Santander", explica Carrión, a la que también le gustaría que algún artista cántabro, de forma altruista, mejorase el monolito de granito que sirve para recordar a las víctimas", señala.

El terrible atentado de ETA sucedió el 19 de febrero de 1992, cuando se produjo la explosión de un coche-bomba en el cruce de La Albericia al paso de una furgoneta de la Policía Nacional. Mató a tres personas, Eutimio Gómez, su mujer, Julia Ríos, y Antonio Ricondo e hirió a otras 19, dos de ellas, dos policías nacionales que viajaban en el vehículo atentado, muy graves.

La tranquilidad reinaba en el barrio de La Albericia esa tarde de 1992 de un miércoles cualquiera, cuando Francisco, agente de la Policía Nacional, regresaba de patrullar las calles de la ciudad junto a su compañero Benito. Nada hacía sospechar que un atentado de la banda terrorista ETA sembraría el caos y trastocaría la rutina de muchos vecinos, en algunos casos para siempre.

A las 20.13 horas, un estruendo estremeció todo el barrio. "Fue como si apagaran la luz de repente", contaba Benito hace cuatro años, cuando se cumplió el 20 aniversario del atentado. Ni él ni Francisco se acuerdan bien de lo que pasó. El coche-bomba (un Ford XR2, color blanco y matrícula de Burgos) explotó al paso de su furgón policial. En su interior, el terrorista Iñaki Rekarte colocó 25 kilos de amonal y 35 de metralla, que hizo estalla con un mando a distancia. Rekarte, natural de Irún, fue jefe del Comando Santander y el responsable de los tres asesinatos de La Albericia. Fue condenado a 203 años de prisión por estas muertes y tras cumplir 21 salió de la cárcel. Escribió un libro, dijo estar arrepentido por sus actos en la banda terrorista y ahora regenta una taberna en Navarra.

El atentado más sangriento de ETA en Cantabria provocó escenas de auténtico pánico. En el cruce de La Albericia, la confusión se mezcló con los escombros y los restos de los 35 kilos de metralla. El coche-bomba se llevó por delante tres almas: al matrimonio formado por Eutimio Gómez y Julia Ríos y a Antonio Ricondo. Los tres recibieron el impacto directo del explosivo, al igual que los dos agentes, Francisco y Benito. En el cruce, efectivos de la Policía Nacional intentaron asegurar la zona. La virulencia de la explosión hizo que el coche-bomba se empotrase contra uno de los edificios. La fuerte onda expansiva afectó a varios turismos e inmuebles. Uno de ellos tuvo que ser desalojado, pues temían que se derrumbase.

El paso del tiempo no ha diluido aquel miércoles negro de la memoria de algunos de sus protagonistas. El recuerdo de ese fatídico 19 de febrero sigue presente en la memoria de los vecinos de La Albericia. Un monolito blanco con una talla de una paloma de la paz conmemora la tragedia y se suma al deseo de todos los que vivieron aquellos difíciles momentos: que ese horror no se repita nunca.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes 24 años después, La Albericia no olvida