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nacho gonzález ucelay
Lunes, 29 de febrero 2016, 23:05
Las fuertes lluvias caídas durante este fin de semana han provocado una decena de argayos en distintas carreteras de la región obligando a una pronta reacción a los gobiernos central y autonómico, que este lunes reforzaron los escuadrones de operarios que trabajan sobre los terrenos ... afectados desde el mismo domingo con el encargo de evaluar los desperfectos ocasionados por los desprendimientos de tierra y dejar los viales expeditos cuanto antes.
En esa idea, la Demarcación de Carreteras de Cantabria ha focalizado su atención en la autovía del Cantábrico, donde el domingo se produjo un alud de tierra a la altura de Solares que obligó a cortar el carril derecho en sentido a Bilbao y a transferir el tráfico rodado al carril izquierdo en sentido a Oviedo.
Los trabajos para recuperar la zona requerirán de la construcción de un muro de escollera, obra que se alargará durante al menos una semana y que algunos alcaldes de los municipios del entorno consideran la primera consecuencia de las «prisas» del Gobierno de Mariano Rajoy por inaugurar el tramo.
Red Nacional. Autovía del Cantábrico, a la altura de Solares en dirección a Bilbao.N-634, a la altura de Ontón.N-629, dos desprendimientos en el tramo que discurre entre Lanestosa y Los Tornos.
Red Autonómica. CA-843, entre La Acebosa y Abadillas.CA-260, en la carretera entre Liérganes y San Roque de Riomiera, a la altura de Mirones.CA-685, en la carretera que une Marrón y Udalla.CA-282, en la carretera entre Quintanilla y Lamasón.CA-282, a la altura de Linares.CA-184, en Cabezón de Liébana.
Abierto a finales del año pasado, apenas mes y medio antes de las elecciones generales, «ese tramo se estrenó sin atender a las recomendaciones de los técnicos, que desaconsejaban su apertura porque todavía había obras pendientes por ejecutar que afectaban a los cauces del agua», subrayó este lunes el regidor de Penagos, José Carlos Lavín (Independiente).
«No creo que el argayo sea una consecuencia directa matizó pero está claro que los terrenos sobre los que se asienta ese tramo de autovía deberían haberse consolidado mejor antes de abrirla», añadió Lavín. «Con las primeras lluvias fuertes caídas desde que fue inaugurada ya han tenido que cerrar un carril», lamentó el alcalde, para quien esto «da muy mala imagen».
En su misma línea, el alcalde de Medio Cudeyo, Juan José Perojo (PRC), que reconoció que la incidencia del corte de la carretera en su municipio «ha sido mínima porque la viabilidad está asegurada», se refirió también a la apertura «prematura» de un tramo de carretera que, aseguró, «tendría que haberse abierto con todas las garantías de que estas cosas no se van a producir», aunque, precisó el regidor, «quizá este haya sido un hecho puntual».
Sea como fuere, el argayo producido en la autovía se ha convertido en la principal preocupación de la Demarcación de Carreteras de Cantabria, pero no la única. De su competencia son también otras dos carreteras (N-634 y N-629) afectadas durante las últimas horas por desprendimientos de tierras de mayor o menor grado.
En la primera, a la altura de Ontón, cayó el domingo por la noche un argayo que afectó a los dos carriles de la vía y sobre el que ayer ya trabajaban varios operarios procediendo a la retirada de las tierras desplazadas y la sujeción del talud. Y en la segunda, que discurre entre Lanestosa y Los Tornos, cayeron otros dos que los trabajadores desplazados a la zona pudieron resolver unas horas después.
La red autonómica
Los aludes de tierra no solo han comprometido el tránsito rodado por algunas carreteras de la red nacional. También han complicado, y mucho, la circulación por media docena de viales de la red autonómica, afectados por aludes que han obligado incluso a echar el cierre.
Así como la Demarcación de Carreteras de Cantabria vigila especialmente el producido en la autovía, la Consejería de Obras Públicas trabaja a destajo en el registrado durante la madrugada del lunes en la comarcal que une las localidades de Liérganes y San Roque de Riomiera, a la altura del pueblo de Mirones, dode una roca de unas 40 toneladas se desplomó sobre el asfalto sin que hubiera que lamentar daños personales o materiales. Aunque por la mañana se permitió el paso intermitente de vehículos por uno de los dos carriles de la vía, la Consejería decidió por la tarde decretar el cierre total de la carretera, donde los operarios han comenzado a desmenuzar la roca para poder dejar libre la calzada.
«El trabajo puede prolongarse dependiendo de lo que los técnicos observen desde la parte alta de la montaña», precisaron fuentes de Obras Públicas, que, al tiempo, ataca otros cinco frentes.
Preocupa por encima de los demás el argayo caído sobre la carretera CA-843 (La Acebosa-Abadillas), de ahí que la Consejería haya declarado de emergencia las obras de reparación de la calzada, que mantiene cortado uno de los dos carriles. Aunque no pierde de vista los desprendimientos en las carreteras que unen Marrón y Udalla (CA-685) y Quintanilla y Lamasón (CA-282) y en los viales de su red que pasan por Cabezón de Liébana (CA-184) y Linares (CA-282), donde los aludes de tierra han obligado a cortar temporalmente al tráfico al menos uno de los carriles.
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