Ocho birretes ilustres

A lo largo de todos estos años, la Universidad de Cantabria, fundada en 1972, ha sido testigo del mandato de grandes rectores que se han entregado en cuerpo y alma para construir puentes hacia la internacionalización, la excelencia académica y la unificación entre comunidad universitaria y sociedad.

La Universidad de Cantabria ha obtenido la calificación definitiva como Campus de Excelencia Internacional por el Gobierno de España en diciembre de 2014 y forma parte del Grupo 9 de Universidades (G9) españolas, creado en 1997 con el objetivo de promover la colaboración entre las instituciones universitarias que lo integran, tanto en lo que respecta a las actividades docentes e investigadoras como a las de gestión y servicios.

Repasamos los influyentes nombres (y hombres) académicos que han dibujado la que hoy es la Universidad de Cantabria:

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Llegó a la Universidad en un momento en el que la enseñanza estaba condicionada por la disponibilidad del profesorado. La UC aún se encontraba formándose, como el esquema político de España, y su incorporación a la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en 1975, supuso un antes y un después en la docencia cántabra.

No había precedentes en rectorado, nadie había dirigido la comunidad universitaria en Cantabria. Tampoco existía un legado que mejorar o modificar. Nada. Así que presentó su candidatura y se votó en bloque: Caminos, Industriales y Minas por un lado y Facultades, Ciencias y Medicina por otro. Gómez Laá obtuvo la mayoría de votos y lo primero que hizo fue acabar con esa medición fraccionada de cara a futuras elecciones.

Así se convirtió en el primer rector de la Universidad de Cantabria. En su programa, el objetivo era crear la Facultad de Letras. Y lo consiguió. Fue uno de sus grandes logros. La Universidad tiene una sala de conferencias con su nombre.

Entre sus anécdotas destaca un encierro con estudiantes en un aula que el profesor de la UC, César Sagaseta Millán recuerda en este vídeo.

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El presupuesto de la UC rondaba el millón y medio de euros y apenas había bibliotecas, laboratorios, ni estudiantes de doctorado. Ortiz Melón, catedrático en Bioquímica en la Facultad de Medicina, llegó de la Universidad de Santiago de Compostela cuando la UC daba sus primeros pasos. Aterrizó en Santander en plena infancia universitaria y entre sus primeras decisiones destaca la de incorporar nuevos docentes que garantizaran la calidad y enseñanza en el futuro.

Cuatro años de mandato dentro del contexto de una vida dedicada a la universidad como profesor. "Me gustaría que me recordaran como un cántabro que marchó de Santander cuando no había universidad, que luego siguió haciendo una carrera de profesor universitario, y que regresó para contribuir a la construcción de una UC que quería y deseaba que fuera una entidad con calidad", decía Ortiz en una entrevista en 2013.

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El discurso de su toma de posesión se tituló 'Al servicio de la sociedad en este tránsito fugaz por el rectorado de la Universidad de Santander'. Su predisposición era total. Trabajar por y para la comunidad universitaria y la sociedad, sin influencias de ningún tipo. González de Posada se encontró con una universidad aún joven, solo habían pasado diez años desde su creación. Aún estaba en fase de constitución y construcción con la preeminencia de que Santander era una ciudad de gran tradición cultural y proyección para convertirse en capital universitaria.

Lo más significativo de su mandato fue la independencia de las disciplinas, que caminaron de la mano de la libertad de pensamiento y cátedra.

Durante sus dos años como rector, la Universidad de Santander pasó a denominarse Universidad de Cantabria.

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Su programa se centró en proyectar los anhelos de los estamentos de la universidad: estudiantes, personal de administración y profesorado. Ese era el leitmotiv de la candidatura. Llevar al Gobierno las expresiones y el deseo de los componentes de la universidad.

Ureña, que es Catedrático de Urbanismo y Ordenación del Territoria, fue clave para la internacionalización de la Universidad de Cantabria. Su experiencia académica en otros países coincidió en el tiempo con la creación del programa Erasmus y poco después con el programa Leonardo. Esa coexistencia hizo que la proyección internacional de la UC comenzará a crecer. Así se convirtió en el primer presidente del 'Grupo Santander de Universidades'.

Otra de sus 'victorias' como rector fue unificar las bibliotecas universitarias en una sola con servicios más elaborados.

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Catedrático de análisis matemático, dirigió la última década del milenio dentro de una universidad con proyecto y vocación de futuro, que ya había sentado las bases para su expansión. Vinuesa pasó muchas noches sin dormir hasta que, dentro de ese crecimiento universitario, en 1996, se inauguró la Facultad de Derecho y Económicas.

A lo largo de su mandato destaca la creación del grupo de Universidades del Norte (hoy Grupo 9 de universidades), la cátedra de la Unesco, el plan de urbanización del Campus de las Llamas, la estrecha colaboración con el Banco Santander, gracias a la que se creo el Máster en Banca y Mercados, la Asociación de Antiguos Alumnos...

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No pudo desarrollar su labor rectoral porque al año de su nombramiento Jordá falleció por enfermedad, pero ya había ejercido de pequeño rector durante el mandato de Vinuesa, como vicerrector de investigación de su equipo. Su rectorado fue una continuación de todo el trabajo anterior desarrollado.

En esa etapa, la UC tenía un reto importante: establecer puentes entre la universidad y la sociedad.

"Juan dejó durante ocho años de trabajo las bases de la Cantabria del conocimiento. Las bases del campus de excelencia internacional, el instituto de física, la relación con el Banco Santander, la relación internacional con México, el observatorio de la tarjeta inteligente, la semilla de lo que es actualmente el Instituto de Biotecnología, la modernización de la red informática y un aspecto fundamental, una de las joyas: el Centro de Desarrollo Tecnológico de la UC", explica Fernando Moreno, Catedrático de Óptica que compartió con Jordá proyectos, horas de trabajo e ilusión por hacer más grande la UC.

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La UC necesitaba estabilizarse y no perder la carrera competitiva donde estaba bien posicionada, pero el fallecimiento de Jordá en pleno mandato supuso un palo para la sociedad universitaria.

En 2003 llegó Gutiérrez Solana para normalizar la situación de una universidad que se había quedado huérfana. El Catedrático de Ciencias Materiales logró constituir una UC muy unida a través de lograr hitos que no habían formado parte de anteriores programas, como consolidar un vínculo con la sociedad con un contrato social que permitió que la UC tuviera un presupuesto más fuerte, tanto en docencia como en investigación.

Establecimos una propuesta de región de conocimiento centrada en una espina dorsal que era la UC para que toda Cantabria se convirtiera en una sociedad activa en conocimiento. Así nació Cantabria Campus Internacional, explica Guitérrez-Solana echando la vista atrás.

Durante su mandato se construyó el edificio de las Tres Torres con la correspondiente internacionalización de la Universidad, se reforzó el Campus de Torrelavega con nuevas ofertas académicas, se organizó la comisión académica del mayor encuentro de rectores del mundo (con más de mil representantes)... Al final, la UC sin dejar de ser joven era un referente en el sistema universitario español, apunta Gutiérrez-Solana, al que le gustaría que le recordaran como el rector que hizo que todos juntos hicimos una gran universidad.

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Está al mando de la Universidad de Cantabria desde 2012 y a punto de abandonar el cargo ante las inminentes elecciones a rector. Catedrático de Física de la Materia Condensada, cuando llegó al gobierno de la UC se encontraba en uno de sus mejores momentos. Había gran cantidad de ideas y una conexión absoluta entre la universidad y la sociedad, explica Gómez Sal.

Con el convencimiento de que la Universidad de Cantabria es el mayor activo de la comunidad y con hechos del día a día, Gómez Sal ha desarrollado un programa durante estos años con proyectos concretos que han conseguido relanzar aún más la UC.

Se ha conseguido mantener la plantilla e incrementar el número de proyectos europeos, en momentos difíciles de recortes. Durante su discurso de despedida, el pasado febrero, Gómez Sal no quiso hacer un relato "de los logros conseguidos y objetivos no alcanzados, ni un acto reivindicativo de futuro".

En su 'adiós', Gómez Sal aludió a "esa imagen de lejanía de la universidad respecto a la sociedad", con la que cree que se puede acabar. "Desterremos de una vez por todas de nuestro vocabulario la eterna separación entre universidad y sociedad y la torre de marfil de los universitarios", solicitó el rector, que está "razonablemente satisfecho" de las enseñanzas de la universidad y de los universitarios.