Secciones
Servicios
Destacamos
Álvaro San Miguel
Miércoles, 6 de abril 2016, 07:13
La Dirección General de Tráfico (DGT) implantó a comienzos de 2015 una nueva política de lucha contra el exceso de velocidad. La principal medida fue unificar en toda España el umbral a partir del cual sancionan los radares. Se utilizó la regla ... del siete: se empieza a sancionar cuando el vehículo supera el límite en 7 km/h (si la velocidad máxima permitida es de 100 km/h o menos) o cuando se rebasa en un 7% la velocidad permitida en carreteras donde se puede circular a más de 100.
Hasta principios de 2015, los umbrales variaban de una región a otra y, por lo general, eran «más permisivos», explica el jefe provincial de Tráfico, José Miguel Tolosa. Además los radares han empezado a diferenciar unos vehículos de otros y sancionan a aquellos que, circulando por debajo del umbral del radar, viajen por encima de la velocidad permitida a esos vehículos, como por ejemplo los camiones. Estos y otros ajustes de menor calado elevaron en 2015 un 33,7% las multas de velocidad en España, según un estudio elaborado por la organización de defensa de los conductores de Automovilistas Europeos Asociados (AEA). La comunidad autónoma donde más se ha notado ese crecimiento ha sido Cantabria, donde las sanciones se han triplicado en un año, pasando de las 19.766 registradas en 2014 a las 58.870 del pasado ejercicio.
Un 198% más
Cantabria no sólo lidera, con un crecimiento del 198%, el ranking de comunidades autónomas donde más han aumentado este tipo de sanciones detectadas tanto por radares fijos como móviles. Lo hace además a gran distancia de las siguientes: Asturias (151%), Murcia (137%) y Galicia (83%). El jefe de Tráfico en Cantabria asegura que hay un factor que explica este brutal incremento de las multas de velocidad en la región: «Los radares de Saltacaballo y de la curva de La Pegaso estuvieron averiados en 2014». El primero, en la Autovía del Cantábrico a su paso por Castro Urdiales y en dirección Santander, es el pórtico que más multas puso en 2015: 13.176. El segundo, en la S-10 a la altura de Maliaño y entrando hacia Santander, fue el segundo más ocupado el año pasado, con 12.462 sanciones. Pero el curso anterior (2014) pasó tanto tiempo averiado que solo pudo poner un millar de multas.
Los dos radares que más sanciones pusieron el año pasado acumularon juntos 25.638 infracciones de velocidad. «Ahí está gran parte de la diferencia de sanciones entre 2014 y 2015», argumenta Tolosa. Pero la diferencia entre ambos años es de 39.104 multas, así que hay 13.466 sanciones más en 2015 que no se pueden explicar por las averías de los dos principales radares fijos de la región.
«La explicación a esas multas hay que buscarla en la aplicación de la regla del siete, que ha supuesto un aumento de las multas en toda España», precisa el jefe provincial de Tráfico.
La organización de defensa de los conductores de Automovilistas Europeos Asociados dice que «ante estos resultados, AEA considera que la DGT debe replantearse su política de radares, ya que no se está consiguiendo el objetivo de evitar los excesos de velocidad, ni los accidentes, convirtiendo los radares en meros instrumentos de recaudación».
Tolosa dice estar convencido de que los radares «no tienen ningún afán recaudatorio» y defiende su efecto positivo sobre la siniestralidad. Además, asegura que tiene previsto elaborar un estudio en torno al nuevo radar de Saltacaballo (en sentido Bilbao) para analizar su impacto sobre la accidentalidad de ese gran punto negro de Cantabria.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.