Las casas de 'alto standing' captan la atención del Salón Inmobiliario

Esa ilusoria carrera contrarreloj comienza por lo más importante: la casa. Quince inmobiliarias y una decena de constructoras ocupan buena parte de los 2.500 metros cuadrados del salón. Hay que elegir una. Pasamos por delante de Mikeli, uno de los stands que más público congrega gracias al avituallamiento gratis que reparte: jamón recién cortado y una copita de vino. «Mikeli. El nombre me recuerda a una chica que venía a limpiar a mi casa. Su nombre era Montserrat, pero nos pedía que le llamáramos 'la keli'. ¿Por qué? Porque soy 'la ke limpia'», suelta la humorista Eva Cabezas desde el estrado montado por la inmobiliaria para su espectáculo de monólogos.

Dejamos atrás las risas y caemos en los brazos de la gestora de InmoZenter, que se llama igual que la asistenta del chiste. Montserrat, no keli. Le preguntamos por el producto estrella del fin de semana y nos enseña una maqueta de la nueva promoción de doce viviendas que se construirá en Valdenoja. «Un edificio que simula el diseño de un barco. Todos los pisos dan al exterior y los materiales son muy buenos. Está teniendo mucho éxito entre parejas jóvenes de entre 30 y 40 años», nos explica.

Primera compra

Montserrat reconoce que la crisis ha pasado factura, que no hay muchas promociones nuevas y que la bolsa principal es de segunda mano. De hecho, acaba de atender a una vecina de Santander que quiere vender su casa, ahora que sus hijos se han independizado, y alquilar algo más pequeño. El metro cuadrado en el centro de Santander está a 2.000 euros, aproximadamente, calcula.

Pero lo que más ha facilitado la reanimación del mercado han sido los bancos. «Han abierto el grifo y vienen a ofrecernos productos hipotecarios. Eso nos facilita mucho y el sector está reviviendo poco a poco», explica.

Echamos el ojo a una de las viviendas del segundo piso de la maqueta. 257.477 euros con una terraza de 38 metros cuadrados, acceso a jardines, piscina, garaje y trastero. Primera compra a la cesta. El imaginario cheque en blanco del concurso nos empuja a visitar ahora los diez stands de decoración y diseño repartidos por el Palacio de Exposiciones. «Lo que más me llama de atención de Santander es que sois muy 'leístas'. Si Massiel hubiera nacido aquí, la canción de Eurovisión hubiera sido 'Le Le Le' en lugar de 'La La La'», se escucha por los altavoces al humorista vallisoletano Jorge Guerra.

Sara Lobete, coordinadora del departamento de Comunicación de Mikeli, es una de las que más ha trabajado durante los últimos días. Calcula que por el expositor de esta inmobiliaria de alto standing han pasado alrededor de 2.000 personas y se han atendido a 300 directamente interesadas en comprar o vender. A su éxito también ha contribuido, claro, el jamón ibérico cortado al momento, las copas de vino y el espectáculo de monólogos para amenizar a los visitantes. «Hemos tenido de todo, muchas demandas para adquirir una casa y también para poner a la venta. Desde gente mayor que quiere jubilarse aquí en Santander hasta parejas jóvenes que buscan su primera vivienda. El perfil social siempre ha sido el mismo: un nivel económico alto», explica Sara.

Espacio abierto

Tenemos que amueblar nuestra nueva casa y lo primero es dejarnos aconsejar por una experta. Arancha de Nemesio, presidenta del Colegio Oficial de Diseñadores de Interior. «Ayudamos a buscar que el espacio de la casa se adapte a tu estilo de vida», nos dice mientras señala un loft de 30 metros cuadrados que han organizado con objetos de las empresas expositoras. Allí, una maleta antigua hace las veces de cómoda y una tumbona se recuesta frente a una chimenea moderna y ecológica, como las que muestra la firma Banico en su stand, en las que el gas y la electricidad han sido suplantados por combustibles como el Pellet, el maíz, las cáscaras de nuez o la madera.

Con todas estas ideas llegamos al expositor de Kiona, mientras el Colegio de Administradores de Fincas de Cantabria simula una reunión de una comunidad de vecinos. Olvídense de lo que enseña 'La que se avecina'. «Es una exageración, no es un modelo», avisa Silvia Fernández, coordinadora de Formación. Lo que más nos llama la atención en Kiona es un sillón de piel de cabra, un puf de color mostaza, unas butacas de cine y una máquina de escribir antigua junto a una pantalla plana de televisión. «Se lleva lo industrial, lo vintage y el estilo nórdico en la decoración. Es la última tendencia. Espacios menos recargados y más ligeros», nos sugiere Leyre Herreros, su gerente.

Nos quedamos con las tarjetas de los expertos en piscinas y alarmas, apuntamos mentalmente un vinilo de vespas antiguas para la cocina y aterrizamos en el stand del portugués Ricardo Coelho. Su escritorio, tipo Buró, de corte colonial, de madera de cerezo y acabado artesanal destaca entre la avalancha de modernismos del Salón. Con él agotamos ese cheque en blanco que sólo existe en nuestra perversa imaginación. En el Club de la Comedia de la entrada siguen a lo suyo: «En Santander llueve tanto que parecéis sospechosos todos». No son conscientes del peligro si les escucha Revilla.