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Enrique Munárriz
Viernes, 6 de mayo 2016, 07:11
En un giro inesperado y de última hora, el actual secretario general de Podemos y diputado regional, José Ramón Blanco, decidió ayer junto a su equipo más cercano tirar la toalla y no presentar batalla por el liderazgo de la formación morada. Esta ... renuncia deja el camino más libre al economista Julio Revuelta, que representa a veinte de los treinta miembros del actual Consejo Ciudadano y da alas a los rivales de Blanco para hacerse, si no hay sorpresas de última hora, con el control absoluto de la cúpula del partido.
5 de mayo.
Anoche terminó el plazo para la inscripción de candidaturas.
6 de mayo.
Publicación de los equipos provisionales.
9 de mayo.
Comienza la campaña electoral y se prolonga hasta el día 15.
17 de mayo.
Proclamación del candidato.
El paso atrás del líder de Podemos Cantabria sorprendió incluso a muchas de las personas a las que había fichado para ir en una lista. Durante semanas había confeccionado un equipo «muy potente», según él había comentado en varias ocasiones, para intentar recuperar el poder perdido dentro del partido morado. La intención en un primer momento fue que la diputada nacional Rosana Alonso se barajaron varios nombres en distintos momentos fuera de número uno y él estar en el equipo como uno más. Con este tándem trataban de buscar un perfil que no hubiese estado metido de lleno en la batalla cainita entre las dos almas de la formación y poner sobre la mesa un nombre de consenso.
Alonso cumplía todos los requisitos. En primer lugar, está bien relacionada en Madrid y tiene hilo directo con Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y los principales líderes de Podemos. Incluso los más críticos con el entorno de Blanco tienen buenas palabras para ella. Y segundo, contaba, al menos de cara al exterior, con el respaldo de la candidatura rival que le ofreció integrarse hace unas semanas.
Ella, según confirmaron distintas fuentes del partido, aceptó en un primer momento pugnar por la Secretaría General. Sin embargo, entre el miércoles y ayer se retractó y avaló la tesis, junto a otros miembros de la candidatura, de que, en la situación actual, lo mejor era no presentarse. Esta decisión prendió como la pólvora en el grupo de Telegram red social por la que se comunican habitualmente y desató el malestar de varios de sus integrantes.
Fuentes de Podemos reconocieron que «José Ramón Blanco está destrozado y abatido por la situación». Y más cuando aseguró la semana pasada por activa y por pasiva que «desde el primer minuto» él había dejado claro que se iba a presentar. «Les va a costar escuchar esto, pero cada día me encuentro con más ganas de tirar para adelante. Están a la desesperada», llegó a decir el día que la facción crítica anunció que daba un paso a un lado.
Un camino más fácil
El perfil de Revuelta es muy distinto al de Blanco. Mientras que el diputado y actual líder del partido tuvo sus primeros coqueteos con la política en el PRC, no fue hasta la llegada del movimiento 15-M y la creación de la Plataforma de Afectados con la Hipoteca (PAH) cuando dio el salto al activismo real, Revuelta tiene un pasado en el PSOE, partido con el que llegó a fundar hace una década las Juventudes Socialistas de Polanco. Y fue tras su «desengaño» con el sistema político tradicional, cuando conoció Podemos y conectó con los postulados originales de los dos pablos, Iglesias y Echenique. Pero, sobre todo, destaca por sus conocimientos del mundo económico. Además de licenciado y doctor en este área en la Universidad de Cantabria, donde imparte clases, está especializado en política fiscal y finanzas internacionales. De hecho, Revuelta fue coordinador del área económica del partido en Cantabria, responsable del eje de «rescate ciudadano» y, recientemente, elaboró la proposición para la reindustrialización del Besaya que se presentó en el Congreso de los Diputados.
Será la segunda vez en sólo un año que Podemos celebra unas primarias en la región para elegir un jefe de filas. Aunque no se espera una lista rival, al cierre de esta edición nadie descartaba que aparezca alguna candidatura individual.
La decisión de convocar un proceso interno fue una solución salomónica tomada por Pablo Iglesias tras agudizarse la hostilidad entre los dos bandos y Blanco se negara a dimitir, como le exigían sus detractores. La aparición de distintos movimientos internos errejonistas, pablistas, izquierda anticapitalista..., además de la crisis provocada por la enemistad entre los afines a Blanco y el grueso de la dirección, no ha afectado, al menos aparentemente, al trabajo de los tres diputados en el Parlamento, pero sí ha hecho necesario un nuevo proceso electoral que abra las ventanas y ventile un partido con el aire enviciado. Se han llegado a producir, incluso, recriminaciones públicas entre altos cargos a través de las redes sociales, dañando la imagen de un partido que logró 62.000 votos en las pasadas generales.
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