De las Cuevas se sentará en el banquillo tras mantener Sodercán su acusación

El Ministerio Fiscal presentó entonces escrito de acusación de conformidad, aceptando el acusado una pena de tres años y nueve meses de prisión por apropiación indebida y un delito continuado de falsedad en documento mercantil. Asimismo, se le imponían 4 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público y la restitución a Sodercán del perjuicio económico, aplicándose para ello los importes retenidos o consignados de 193.975 euros, lo que suponía un saldo a restituir de 473.397 más los intereses devengados.

El acuerdo con el Ministerio Público se había forjado después de que el pasado mes de marzo el juez Miguel Ángel Agüero diera por cerrada la investigación y atribuyera a De las Cuevas los cargos de malversación de caudales públicos y falsedad documental, delitos de la suficiente gravedad como para afrontar penas de cárcel. Sin embargo, Agüero hizo algo que abrió la puerta al pacto: salvó a la esposa del exdirectivo, sin perjuicio de que fuera declarada responsable a título lucrativo de las andanzas atribuidas a su cónyuge. Y así fue. La conformidad alcanzada con el fiscal apuntaba a la obligación de la mujer del exfinanciero de devolver la mitad de la cantidad sustraída, que queda por restituir.

Escándalo

El escándalo se descubrió en la pasada legislatura, bajo el mandato del entonces consejero de Industria Eduardo Arasti. En septiembre de 2013 se detectaron las primeras irregularidades y se abrió una investigación interna, aunque no se hizo pública hasta dos meses después. Según la acusación fiscal, De las Cuevas, que llevaba 15 años trabajando en la empresa pública con distintos gobiernos, aprovechó su destacada posición en la sociedad entre 2007 y 2013 para apropiarse de 667.370 euros. Sodercán intervino como socio en diversos proyectos de innovación cofinanciados por la Unión Europea.

El acusado tenía una significativa responsabilidad a la hora de canalizar el destino de esos fondos hacia las empresas de Cantabria que aspiraban a beneficiarse de dichas ayudas. Además, tenía un papel relevante en la justificación de gastos que después presentaba a la Comisión Europea. Desde esa posición, entre diciembre de 2007 y julio de 2013, confeccionó al menos 27 órdenes de pago ficticias, que no correspondían a ninguna transacción real. De este modo, logró transferir desde Sodercán a una serie de cuentas que abrió en otros países con testaferros las cantidades sustraídas. Parte del dinero fue a parar a una sociedad pantalla que constituyó en Chipre. El resto de los fondos fueron transferidos a cuentas abiertas en Irlanda, Portugal y Miami. Todos esos ingresos volvieron a una cuenta corriente a nombre de Jesús de las Cuevas, desde la cual dispuso de todo el dinero.

El fiscal dice que la esposa ignoraba el origen ilícito de los fondos, aunque se benefició de ellos. El matrimonio se lanzó a una vorágine de compras. Adquirió un chalé, motos de gran cilindrada, un barco, dos vehículos de alta gama, y disfrutó de un nivel de vida inaccesible para las nóminas de ambos de 2.500 y 800 euros al mes. Inicialmente De las Cuevas negó los hechos e intentó simular nuevos documentos, pero finalmente confesó.