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Nieves Bolado
Domingo, 9 de octubre 2016, 12:57
Doce la mañana. El Papa Francisco, tras el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro, anuncia al mundo su decisión de nombrar 13 nuevos cardenales de la Iglesia Católica. Uno de ellos es Carlos Osoro Sierra. El único español. Apenas una hora antes, ... el prelado cántabro estaba tomando un café en el aeropuerto Seve Ballesteros después de haber participado en Santander en un evento familiar, cuando recibió una llamada telefónica de Gabino Díaz Merchán arzobispo emérito de Oviedo para felicitarle: «Se me derramó todo el café sobre la camisa y los pantalones». Esta vez Carlos Osoro (Socobio, Castañeda, 1945) no sabía nada. Le habían enviado un e-mail informándole de la noticia pero aún no lo había leído.
Así supo que el Papa Francisco le acaba de elevar a la más alta magistratura de la Iglesia y que recibirá la birreta cardenalicia el 19 de noviembre próximo en Roma. Además, será cardenal elector con lo que se le llamará al próximo cónclave cuando corresponda elegir al sustituto de Francisco y se produzca la Sede Vacante; entonces podrá elegir pero también ser elegido Papa.
Con este nombramiento, recibido con alegría en Cantabria, se concluye un peregrinar, jalonado de nombramientos a cada cual más importante, por la Iglesia Católica, que comenzó en Santander el día 29 de julio de 1973 cuando fue ordenado sacerdote, y que le ha llevado a Roma tras pasar, como obispo y arzobispo, por Orense, Oviedo, Valencia y Madrid, donde si el Papa no le da otro cometido, seguirá siendo titular de la capital, uno de los cargos más prominentes de la Iglesia española.
El sábado, Carlos Osoro había llegado a Santander para participar en un evento familiar. El domingo por la mañana estaba en el aeropuerto esperando el avión que le devolvería a Madrid cuando recibió una llamada telefónica del arzobispo emérito de Oviedo, Gabino Díaz Merchán. «Del susto se me derramó el café en la camisa y los pantalones», declaró ayer a Religión Digital, página que informa sobre la actualidad de la Iglesia en España. Explicó a Jesús Bastante que antes le habían enviado un e-mail dándole la noticia pero que no le había leído.
«Me puse muy nervioso, no me lo esperaba», le confesaba ayer a su amigo Manuel Herrero, obispo de Palencia, que fue de los primeros en felicitarle. También habló con el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, a quien le trasmitió «su alegría».
Carlos Osoro, minutos después de conocer la noticia de su nombramiento, dijo todavía desde Santander que volvía a Madrid «porque quiero compartir este honor con mi comunidad diocesana». Su sentimiento es de «agradecimiento» y añadió que «me siento honrado y con más fuerzas para dar todo lo que la Iglesia y el Papa quieran de mí, incluso hasta dar la vida».
«Estoy feliz, no lo puedo negar», dijo ayer, «profundamente feliz por la confianza que el Papa ha depositado en mí aunque he de reconocer que me ha sorprendido porque no me lo esperaba». Para carlos Osoro «este nombramiento es una oportunidad para poder seguir trabajando por la causa del Evangelio y de Nuestro Señor Jesucristo. No merecería la pena haber prestado mi vida para que el Señor se hiciera presente en mí, si no es precisamente para que llegue a todos la alegría del Evangelio».
Hoy, en Madrid, dará una rueda de prensa para trasmitir sus sensaciones tras la noticia.
Será el tercer cardenal nacido en Cantabria. El primero fue José María Justo de Cos (Terán de Cabuérniga 1838-Valladolid 1919) que fue elevado al cardenalato por el Papa Pío X en 1911. El segundo, Ángel Herrera Oria (Santander 1886-Madrid 1968), cardenal por voluntad de Pablo VI en 1965, y ahora Carlos Osoro. Vestirá de púrpura escarlata y tendrá el tratamiento de eminencia. La palabra cardenal pasará a formar parte del nombre del prelado antes del apellido, de manera que desde el 19 de noviembre se referirán a él como Carlos Cardenal Osoro.
Una vida jalonada de servicio
Este peregrinar por la vida sacerdotal se inició en Santander, de la mano de quien fuera su mentor, el obispo Juan Antonio del Val, quien confió en su juventud para enfrentarse a los cambios que demandaba el Concilio Vaticano II. En 1976 le nombró vicario general de la Diócesis de Santander, después de haber sido un año antes responsable de la Pastoral, del Apostolado Seglar y delegado episcopal de Seminarios y Pastoral Vocacional.
En 1977, Del Val le nombró rector del Seminario de Monte Corbán, institución que el obispo cántabro reconstruyó y que Osoro revitalizó dejando su impronta; ejerció este cargo hasta que fue nombrado obispo de Orense en 1997. Juan Antonio del Val ya era entonces obispo emérito de Santander tras ser relevado por edad por José Vilaplana.
Siempre se pensó que Osoro sería el relevo natural de Del Val, pero no fue así, llegando a la Diócesis cántabra el obispo valenciano. El 22 de febrero de 1997, Juan Pablo II le nombró obispo de Orense, ciudad en la que permaneció hasta el 7 de enero de 2002 cuando le elevó a la dignidad de arzobispo, nombrándole metropolitano de Oviedo.
Entre 2006 y 2007 se produjo sede vacante en Santander, al ser trasladado Vilaplana a Huelva, hasta la llegada de Vicente Jiménez Zamora. Durante ese año alternó el arzobispado asturiano con la administración apostólica de Santander.
El Papa Benedicto XVI le nombró el 8 de enero de 2009 arzobispo de Valencia, ciudad en la que permaneció hasta que Francisco le hizo, el 28 de agosto de 2014, arzobispo de Madrid, en sustitución de Rouco Varela.
La noticia de su llegada al cardenalato fue recibida ayer con alegría pero sin excesiva sorpresa en Cantabria. Casi todo el mundo sabía que era el próximo paso. El obispo de Santander, Sánchez Monge, lo considera «una gran alegría, resultado de una gran labor episcopal y toda la Diócesis se llena de gozo por este nombramiento». Avanzó que en noviembre estará en Roma con una delegación cántabra. Miguel Ánge Revilla calificó «de extraordinaria noticia para Cantabria, un orgullo para nuestra región y me alegro porque es sensato y dialogante». El obispo de Palencia, el cántabro Manuel Herrero, dice que el nombramiento «refleja el estilo del Papa y le señala como la persona de su máxima confianza». El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, dijo que el de ayer era «un día de celebración para los santanderinos por el nombramiento de Osoro, un hombre responsable, sabio, sensato y trabajador».
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