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Enrique Munárriz
Miércoles, 23 de noviembre 2016, 07:17
El silencio responde al otro lado del teléfono. Tras unos segundos una voz mecanizada informa de que «el teléfono móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura». Los de Espinosa de Bricia, en Valderredible, no están apagados. El problema claramente es que están fuera de cobertura desde que a comienzos de la semana pasada la empresa Bywifi cortó la conexión de banda ancha a más de 200 usuarios de otras tantas localidades rurales salpicadas toda la región. La adjudicataria, que pertenece al Grupo ITM, ha suspendido el servicio después de que su contrato con la Consejería de Industria terminase en 2014 y de asumir «durante casi dos año el coste a nuestras espaldas». Los clientes sufrieron un apagón tecnológico hace diez días y volvieron a vivir en su propia carne lo que supone el aislamiento tecnológico: acciones tan cotidianas como no poder leer el periódico, no consultar documentos necesarios para un trabajo que están en la red o no ver un película. Algo que, en el peor de los casos, ya no podrán volver a hacer con tanta facilidad en mucho tiempo, porque, cuando les restablezcan el sistema, la conexión «será peor y mucho más lenta», según la propia empresa.
La decisión cogió con el pie cambiado a los usuarios.Hace tres semanas recibieron una carta, fechada el 21 de octubre en Cartes, que les comunicaba que había finalizado el contrato de mantenimiento, gestión y explotación de la red en 243 poblaciones, así como el servicio Cantabria en red, que recogía los servicios de acceso a internet en las zonas blancas delDeva, Nansa, Saja, Besaya, Trasmiera y Campoo. La única comarca que se salva es Liébana, donde el contrato está aún en vigor. La compañía ha dado por concluido el contrato con al menos un 10% de sus clientes 200 de los 2.000 que tienen. No obstante, les ofrecen contratar un nuevo servicio «bien con nosotros o bien con otro operador, con tecnología por satélite». Las nuevas condiciones obligan a pagar 249 euros por la conexión y sitúa la nueva tarifa a precio de mercado.
El «corte del servicio», como denuncia una de las usuarias, cayó como un jarro de agua de fría entre los afectados. «El lunes por la tarde llegué a casa y ya no tenía internet, en la carta no venía la fecha en la que se iba a dar de baja el servicio», lamenta la clienta, quien a día de hoy no se puede conectar ni si quiera a internet desde su casa. Y es que la mayoría de los que se quedan fuera de este servicio son «viviendas aisladas de los núcleos de población». Desde Bywifi reconocen que el servicio que ahora ofrecen, la tecnología por satélite, «no es la que nos hubiera gustado dar, pero es la única que podemos ofertar en determinadas zonas para que sea competitiva para la empresa».
La actuación subvencionada por el Gobierno regional, que tenía un coste cercano al millón de euros, nació para terminar con el aislamiento impuesto por la geografía y para dar un impulso importante a compañías de la zona, en especial a las de turismo. Ofrecía velocidades que alcanzaban los 30mb por segundo a los habitantes de localizaciones orográficas más complicadas. Esto permitió acabar de una vez con las zonas blancas, es decir, con aquellas áreas en las que no existe conexión porque no es rentable para los operadores privados. Son, salvando las distancias, como las zonas de sombra de la TDT. La empresa explica que les ha cortado el grifo y ahora no es sostenible el sistema. Insiste en que supone «un cambio de servio total» y considera que las cabañas aisladas o estabulaciones muy apartadas deberían tener el mismo servicio. «Nos hemos echado a la espalda una carga importante porque somos una empresa de la tierra, pero la madera no dura indefinidamente», comenta a este periódico.
Las quejas ya han comenzado a llegar a la Dirección General de Industria y Telecomunicaciones del Gobierno. El consejero del área, Francisco Martín, reconoce que su departamento no puede seguir subvencionando la banda ancha, porque la Unión Europea sólo permite estas ayudas para territorios donde no existen operadores. «Ahora hay varios de banda ancha, fibra óptica, 4G y wimax. Lo que antes eran zonas blancas ya no lo son. Y, por tanto, el Ejecutivo ya no puede seguir aplicando las ayudas».
Martín entiende la subida de tarifas dentro de lo normal, pero exige que se mantenga el sistema, porque «en el pliego se establece un periodo en el que, sin obligación de mantener precios, el operador tiene obligación de mantener los equipos hasta el 2020». Eso quiere decir que aunque pueda incrementar el coste deberían mantener la misma tecnología. «Si identificamos que están apagando los equipos que están bajo este contrato habrá que retenerles las fianzas que depositaron para el contrato», concluye el consejero.
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Ana del Castillo
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