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El pozo vertical hallado en Porracolina supone un nuevo hito para la espeleología española
El gran pozo de Porracolina, un hito mundial conquistado en solo tres meses

El gran pozo de Porracolina, un hito mundial conquistado en solo tres meses

Los autores del hallazgo exploraron la Torca del Porrón tras confirmarcon un pastor que la sima despedía ingentes cantidades de vapor

jesús lastra

Lunes, 9 de enero 2017, 14:48

Doce segundos. Una eternidad en medio de un silencio tan abrumador que permitía escuchar el ruido generado por la piedra contra el rozamiento del aire y una oscuridad tan absoluta que impedía ver la mano propia a un palmo de la cara. Doce segundos, doce, tardó el proyectil en tocar tierra. Esto es, en atravesar los 435,92 metros que conforman el Gran Pozo MTDE hallado en Ruesga en la zona de Porracolina, una caída vertical que se sitúa como la más profunda de España y una de las mayores del mundo.

Allí, en las entrañas de la tierra, en el corazón de un macizo calizo bajo la montaña oriental cántabra que se ha convertido en objeto de devoción para los amantes de las aventuras espeleológicas por las casi infinitas posibilidades que ofrecen sus centenares de kilómetros de cuevas y galerías, la reacción inicial fue de estupor, según recuerdan los artífices del descubrimiento, los miembros del Speleo Club Ábrigu, afincado en Piélagos, y del Club Cántabro de Exploraciones Subterráneas (CCES), con sede en Camargo. Un hito "colectivo" que se fraguó en apenas tres meses la temporada estival y cuya presentación oficial el pasado 30 de diciembre trascendió no solo a nivel nacional, sino que ha captado la atención de medios y agencias de Francia, Chile o Venezuela.

"Creíamos que la piedra no había llegado al fondo del pozo, que se habría quedado en alguna repisa, por lo que ya estábamos buscando otra para lanzar cuando de repente se oyó el estruendo 12 segundos después.

La reacción instintiva fue dar un paso atrás", rememoran portavoces de ambas entidades, compuestas por cerca de 30 integrantes y que recibieron a comienzos de 2016 permiso de la Consejería de Cultura para escrutar conjuntamente el área conocida como Las Cabañas del Mortero, en las inmediaciones de la localidad de Calseca, en Ruesga, aunque los protagonistas de la hazaña apuntan que la mayor parte del entorno explorado pertenece al municipio de Soba.

La pregunta obvia empezó a revolotear por las mentes del grupo. ¿Qué profundidad tiene? "Los primeros cálculos que hicimos durante dos días nos daban una longitud de 450 metros. Al principio pensamos que no podía ser posible, pero vaya si lo era. Decidimos comprar más material y cuerdas para abordar el descenso. Ya sabíamos que estábamos ante un nuevo récord nacional, pero la magnitud del reto hizo que algunos compañeros no durmiesen durante algunos días".

El calendario ya había agotado por entonces varias jornadas de septiembre, pero el trabajo comenzó anteriormente. Ábrigu y CCES han estado todo 2016 investigando el área de Porracolina, con los Valles del Miera y de Calseca como testigos mudos de unas actuaciones que les pondrían en el mapa internacional pocos meses después. "Hicimos una prospección buscando nuevas cavidades y localizamos varias bocas en la parte más elevada del macizo, a una altitud que oscilaba entre 900 y 1.300 metros", dicen.

En busca del destino

Según relatan, el 29 de junio "no teníamos mucho que hacer y nos acercamos a ver una zona que podía ser interesante". El atractivo del área entronca con la presencia de dos famosas torcas separadas por escasos metros: La de La Yusa, explorada tiempo atrás por una expedición francesa; y la de El Tejón, cuyo pozo interior ostentaba el antiguo récord de profundidad de España. Sus dimensiones llegaron a desesperar a los espeleólogos catalanes que hace 10 años se adentraron en su caída. Cuando llegaron al fondo bautizaron a la galería que se encontraron como La Sala Maldita y dejaron el material allá para no tener que cargar con él durante el viaje de regreso hasta ver la luz del sol.

A esa misma estancia va a parar, vía Pozo MTDE, la Torca del Porrón, que captó la atención de CCES y Ábrigu después de hablar con un pastor de la zona y confirmar que en invierno salía una gran cantidad de vapor por la boca de la sima fruto del efecto del aire frío exterior sobre el interior, que se mantiene a una temperatura estable de entre ocho y diez grados.

En agosto comenzaron los trabajos para tratar de acceder a la gruta, relativos en primer término a liberar y ampliar el tamaño del acceso a la torca, de 514 metros en su totalidad. Tras superar la estrechez inicial, un pozo de ocho metros y un meandro que se hace caminando de otros 20 como antesala del Gran Pozo, donde se produjo el citado lanzamiento de la piedra. A partir de ahí, tres días de descenso e instalación de soportes a razón de 100 metros las dos primeras jornadas y el doble la última para tocar suelo un 24 de septiembre. Cinco personas sumidas en un abrazo en lo más profundo de la tierra, cuya primera vez dio paso a otros seis descensos exitosos en semanas posteriores.

Tras elaborar la pertinente memoria y presentar el descubrimiento públicamente, la tarea no acaba aquí, pues se prevén nuevos anuncios sobre hallazgos de fauna desconocida. Además, la exploración continúa...

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