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Enrique Munárriz
Viernes, 17 de febrero 2017, 19:47
Fiel a su estilo. El PP ha hecho de sus silencios un modo de hacer política, también una forma de ganar tiempo entre los suyos para que las cosas se resuelvan «sin enfrentamientos». Ayer la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el coordinador general, ... Fernando Martínez Maillo, volvieron a aplicar esta táctica mientras trataban de pacificar la guerra abierta entre el presidente del PP cántabro, IgnacioDiego, y su secretaria general, María José Sáenz de Buruaga, por hacerse con las riendas de la formación en el XII Congreso Regional que se celebrará en marzo. Las manos derecha e izquierda de Mariano Rajoy pidieron «prudencia y responsabilidad» y, como ya adelantó ayer este periódico, les recalcaron «la importancia de la necesaria unidad e integración de todos».
La dirección nacional todavía confía en que los problemas internos puedan reconducirse antes del 1 de marzo, fecha en que deben estar presentadas todas las candidaturas, y haya una única lista. Tanto Cospedal como Maillo así se lo hicieron ver durante el encuentro a cuatro bandas que se prolongó durante cerca de una hora y media, entre las cuatro de la tarde y las cinco y media, en Génova 13, sede de la formación. Pero, a pesar de sus esfuerzos, fuentes del PP nacional reconocen que ayer «no hubo avances» y que mantienen posturas antagónicas.
El encuentro de ayer se produjo 48 horas después de que la secretaria general del PP de Cantabria anunciara su candidatura a presidir el partido; Ignacio Diego, de momento, se mantiene silente mientras trata de armar una lista que la haga frente. Y en medio sobrevuelan distintas opciones que no terminan de materializarse.
Cospedal hizo una llamada al orden a ambos dirigentes, que durante 13 años han trabajado codo con codo en el partido, para rebajar la escenificación pública. Fue un tirón de orejas por el espectáculo de los últimos días. El PPcántabro ha vivido una semana de alto voltaje. Aún resuenan en la formación, tanto en la región como en Madrid, las duras críticas del portavoz parlamentario, Eduardo Van den Eynde, contra su secretaria general. Las calificaciones de «traidora» y «desleal» a través de su cuenta de Facebook abrieron una crisis sin precedentes horas antes de que la Junta Directiva convocara oficialmente la fecha del congreso regional.
A pesar de que la reunión fue tranquila y nadie sacó el asunto a relucir para no tensar más la cuerda, las palabras de Van den Eynde empujaron a Sáenz de Buruaga a dar el paso adelante antes de lo previsto y anunciar públicamente sus aspiraciones con el «visto bueno» de Génova, según ella misma dijo. Buruaga manifestó entonces que desea un «proyecto nuevo para tender puentes con la sociedad y otras fuerzas políticas» y dirigido a preparar a la formación política para gobernar la comunidad autónoma tras las elecciones autonómicas y municipales de 2019.
Reflexión
Con estos mimbres, Cospedal y Maillo ganaron tiempo al menos consiguieron una tregua en la hostilidad pública y esperan a que Diego y Buruaga reflexionen este fin de semana con sus respectivos equipos, previsiblemente ambos se reunirán, para evitar una pugna interna entre el número uno y la dos que pueda acabar en una ruptura del partido. Las palabras más utilizadas durante el encuentro fueron «unidad» e «integración». Madrid no se cansó de repetirlo, pero se topó con dos visiones opuestas. Las mismas que han mantenido estos días en la región.
Mientras Sáenz de Buruaga sostiene que las bases la vinieron a buscar; en el entorno de Ignacio Diego, lo ven como una traición. Sin embargo, Cospedal y Maillo están convencidos de que puede negociarse una lista de integración. La muestra más evidente es que han vuelto a convocarlos este lunes para una nueva reunión ya sólo con el coordinador general. «De lo contrario no tendría sentido que les vuelvan a llamar», repitieron ayer algunos miembros del partido consultados por este periódico.
Hasta que llegue la nueva cita del lunes, ambos equipos mantuvieron ayer las reuniones de trabajo en busca de apoyos y la recogida de los avales. Una de las principales novedades de este congreso es que «todos los afiliados inscritos» en una fase previa podrán votar en urna al candidato o candidatos que se presenten en lo que Génova denomina «primera vuelta», pero la última palabra la seguirán teniendo los delegados en el cónclave y donde tendrá lugar la «segunda vuelta», en la que elegirán entre los candidatos que hayan logrado más del 10% de los votos.
No obstante, si un candidato consigue en la primera vuelta más de la mitad de los votos, lo logra en treinta de las sesenta circunscripciones en las que se divide el partido y lo hace con quince puntos por encima del segundo, será candidato único.
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