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Gonzalo Sellers
Martes, 7 de marzo 2017, 07:29
Lejos de enfriarse, el conflicto interno del PP cántabro continúa su escalada a poco más de 24 horas de la votación para elegir al nuevo presidente. Las acusaciones de Eduardo Van den Eynde mano derecha de Ignacio Diego contra el personal que trabaja en ... la sede del partido, al que recriminó su parcialidad en las primarias en favor de María José Sáenz de Buruaga, han trascendido las fronteras de la región y llegado hasta Madrid. Fuentes populares ya habían asegurado que existía un «fuerte malestar» entre los trabajadores por las presiones ejercidas desde la candidatura del actual presidente, pero ayer fue la propia dirección nacional la que confirmó este extremo a El Diario Montañés.
En la sede de la calle Génova han recibido un escrito de queja en el que empleados del partido denuncian este tipo de maniobras por parte de la candidatura de Diego. Cuántos trabajadores firman el documento y hasta dónde llegan las acusaciones se mantiene en privado para «protegerlos».
El cainismo que ha salido a relucir en esta campaña cruzó la frontera política cuando Van den Eynde, diputado y portavoz en el Parlamento, arremetió contra los contratados del PP. Estos empleados, encargados de labores administrativas durante todo el año, entre otras cosas, se centran ahora en todo el trabajo de papeleo que lleva detrás un Congreso. La semana pasada, por ejemplo, fueron los encargados de contar y confirmar la validez de los avales presentados por los candidatos, así como de controlar si los militantes inscritos para votar cumplían todos los requisitos. Una labor que se prolongó durante dos días.
Van den Eynde les acusó de «trabajar con ahínco» en favor de Buruaga, quien además contaría con «parientes» entre la plantilla. El portavoz popular arremetió también contra la gerente del PP, Jesusa Sánchez, a la que acusó de actuar con parcialidad, ya que preside la comisión organizadora del Congreso y «dispone de acceso a los censos cuando a la otra candidatura se lo niegan».
Esta empleada, que se puso al frente del comité cuando Santiago Recio dejó su puesto para dirigir la campaña de Ignacio Diego, no quiso ayer hacer ningún tipo de comentario ni tampoco confirmar o desmentir si los empleados habían elevado una queja a la dirección nacional. Otro de los miembros de esa comisión, el diputado Luis Carlos Albalá, aseguró no constarle la existencia de esa denuncia, que finalmente sí confirmaron desde Génova.
Las denuncias de Van den Eynde fueron más allá. Según explicó, pudieron haberse admitido preinscripciones «con la fecha de ingreso de la cuota posterior a la fecha de presentación». Además, dijo que el día del cierre de las preinscripciones «se estimó que el número de militantes era de 2.600 y, al día siguiente, en el recuento, habían crecido milagrosamente hasta casi los 3.500». El PP, sin embargo, no hizo oficial el censo definitivo de posibles votantes hasta la noche del día 2 de marzo, cuando cifró éste en 3.365 militantes.
A las insinuaciones que cuestionan el trabajo y la profesionalidad del personal, el portavoz parlamentario añadió que en las comunicaciones del proceso electoral está habiendo singularidades, ya que «el correo electoral no ha llegado a todos los afiliados inscritos, especialmente a aquellos dudosos de apoyar la candidatura que goza de especiales simpatías en la sede». Y, al hacer esta declaración, el portavoz recordó que es la secretaria general, María José Sáenz de Buruaga, quien «controla al personal, registros informáticos, censos e instalaciones». Tras estos ataques, el diputado Íñigo Fernández, alineado en la candidatura de Buruaga, salió en defensa de la plantilla que trabaja en la sede del partido. «Se ha llegado demasiado lejos al haberse atacado, incluso, al personal del propio partido», lo que, a su juicio, supone «traspasar una línea que no debería haberse traspasado».
Fernández recordó a los miembros de la candidatura de Diego que estas personas que trabajan en el PP son «las mismas» que lo han hecho «con lealtad», en los últimos años para el actual presidente.
El diputado «confía» en que en la cita con las urnas de mañana, miércoles, en la que los afiliados votarán al candidato y a los compromisarios, haya «un apoyo tan mayoritario a favor del cambio» que permita cerrar ya ese mismo día una «etapa agotada» y abrir una «nueva».
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