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Enrique Munárriz
Lunes, 27 de marzo 2017, 07:10
«Hay un antes y un después de la victoria de María José Sáenz de Buruaga». La frase recorría los pasillos del Palacio de Exposiciones y revela claramente el cierre definitivo de toda una etapa en el Partido Popular. Lejos de ser una losa, ... el equipo que llevó a la formación azul a la mayoría absoluta en 2011 ha pasado a ser parte de la historia. Cuatro votos, un recuento de infarto y una fractura sin precedentes ha convertido al PP en una bomba de relojería, que puede estallar en cualquier momento si no se desactiva con cuidado. Los cambios más evidentes se ven en la Ejecutiva, que ha sufrido una renovación absoluta, de cerca del 90% de los cargos electos. Un cambio que cuenta con el beneplácito de Mariano Rajoy, que a través de sus redes sociales felicitó el sábado por la noche a la primera mujer que preside el PP cántabro. El nuevo equipo tiene por delante el difícil reto de cerrar unas heridas profundas y «lo hará con la generosidad necesaria para recomponer el PP de arriba abajo», según explicó ayer a este periódico la nueva líder.
Sáenz de Buruaga inicia hoy su hoja de ruta para «reconstruir» la organización junto a su flamante secretaria general, María José González Revuelta. El equipo ganador pretende activar los órganos de la nueva dirección con la mayor celeridad posible. La presidenta ya ha comenzado a hablar con algunos barones locales, a los que ha pedido que se sumen al proyecto para volver a ser «una máquina de ganar elecciones con posibilidad de gobernar». Uno de los primeros en felicitarla fue el presidente del Gobierno central, quien escribió en su twitter que «es tiempo de unidad en el @ppcantabria y los compromisarios han elegido a @mjburuaga para liderarlo. Enhorabuena». También ha recibido la llamada del coordinador general, Fernando Martínez-Maillo.
El Juzgado de Instrucción nº 1 de Santander, esta semana en funciones de guardia, ha recibido ya la denuncia presentada el sábado ante la Policía Nacional por un compromisario del Congreso del PP de Cantabria, sobre presuntas irregularidades en la votación que dio la victoria a María José Sáenz de Buruaga sobre Ignacio Diego por cuatro votos de diferencia. El denunciante asegura que en el momento de ir a votar, sobre las cinco de la tarde en el Palacio de Exposiciones, observó irregularidades en el proceso de votación.
Antonio Montoro Llop relató ante los agentes que había presenciado cómo algunos miembros de la organización "habían apuntado a mano a dos personas en los listados que a su vez han votado, y que, a su juicio, carecían de acreditación como compromisarios".
Según se recoge en el escrito, esta acción "está prohibida", por lo que solicita que se investiguen los hechos por si se hubiera "incurrido en un fraude". La Justicia tendrá que pronunciarse ahora sobre si acepta o no este nueva denuncia.
Otros tres militantes del PP de Laredo también amenazaron hace unos días a la comisión organizadora con impugnar el proceso en los tribunales si no se anulaba "el derecho a voto de todos aquellos compromisarios que se hayan visto beneficiados en el pago de su cuota de afiliación con el dinero proveniente de la cuenta presuntamente fraudulenta de Miguel López".
El XII congreso regional del PP revela las claves del poder interno y cierra la puerta a algunos de los hombres fuertes que lo han sido todo en la formación durante más de una década. Ni uno solo de ellos, con excepción de José Manuel Igual y Samuel Ruiz, que por sus puestos en la Ejecutiva nacional y en la Delegación del Gobierno son miembros natos, aparecen hoy en la dirección del partido. Santiago Recio, Francisco Rodríguez Argüeso, María Luisa Peón o Cristina Mazas, así como Gastón Gómez, Enrique Bretones o Javier Gómez son algunas de las figuras que se han quedado fuera de la dirección. Desaparecido el patrón, Ignacio Diego, que ahora pasa a un segundo plano, como él mismo reconoció el pasado sábado después de conocerse los resultados, la corriente de Buruaga reina con bastante oposición interna.
Nunca desde la creación del partido un líder ha tenido un resultado tan ajustado, lo que hace prever que se prolongue la contestación interna. Es lo que algunos de los dirigentes caídos en la pugna definen como una «guerra sin cuartel» que se va a trasladar, si nada cambia, a las batallas por el poder en las Juntas Locales en unos meses. Hay quien ya ha amenazado con darse de baja del partido después de conocer los resultados.
El 13 de noviembre de 2004 Ignacio Diego clausuraba el IX Congreso Nacional del PP investido como nuevo jefe de la derecha cántabra por el 94% de los votos de la mano de Sáenz de Buruaga como su número dos. Trece años después, en el Palacio de Exposiciones, el tándem se ha roto en lo político y en lo personal y ella le ha arrebatado el poder por una diferencia del 0,5% del voto de los compromisarios. Los pesos pesados del partido comparan ambas etapas y personajes. Diego y Buruaga son dos líderes iguales y muy distintos. Les asemeja su control del aparato y capacidad de aguante. Les diferencia por completo su carácter y maneras de ejercer el poder. «Él es bronco y se crece ante la adversidad, ella, cercana y con talante», dice un dirigente que trabajó con ambos.
La palabra unidad invadió este 12 congreso y la conclusión fue unánime entre sus cuadros: «Eso no lo consigue nadie a corto plazo. Estamos en coma y con respiración asistida. Puede que hoy empiecen a producirse algunas bajas. Hay gente muy cabreada. O lo reparamos o Revilla será imbatible frente a un PP dividido, un Podemos que volverá a estar a puñetazos, como nosotros, y un Ciudadanos que nadie sabe si es carne o pescado».
Los cinco puestos vacantes
Para evitarlo, Sáenz de Buruaga empezará a trabajar desde hoy mismo. Lo primero que va a hacer es «cambiar el estilo» del PP para empezar a «funcionar de otra manera, en lo interno y de cara a la sociedad». El primer gesto es que ha guardado los cinco puestos que puede nombrar en la Ejecutiva en calidad de presidenta para integrar a las personas que hasta ayer apoyaban al presidente. Toda una declaración de intenciones para intentar coser el partido: «Un compañero vencido en una votación no es un enemigo. Es un amigo que tenía, simplemente, una opinión distinta». Y se ve, dijo recién proclamada como líder, «con fuerzas sobradas» para encarar el desafío.
En esa tarea no estará sola. Sáenz de Buruaga cuenta con un nuevo Comité Ejecutivo integrado por 55 personas, que crece respecto al de su antecesor en casi una decena de miembros. Su número dos, María José González Revuelta, conoce también el partido al dedillo y es una persona muy cercana a todas las familias del PP. Ella en gran medida será la encargada de administrar los «cuidados paliativos a los enfermos», como describe gráficamente un ex alto dirigente. Las dos Marías, reconocen desde la organización, hacen un «buen tándem» y se «complementan». No en vano llevan más de una década trabajando codo con codo. En el partido, como secretaria autonómica una y tesorera la otra, han tenido que bregar con unos cuantos procesos electorales, y más tarde, durante la pasada legislatura, en el Gobierno. Cuando Sáenz de Buruaga tomó las riendas de la Consejería de Sanidad, se llevó a González Revuelta de responsable de la Fundación Cántabra Salud y Bienestar Social.
Esta mañana ambas se pondrán manos a la obra. Han quedado en la sede para organizar y planificar el futuro del partido con la intención de convocar su primera Ejecutiva el miércoles. «Quedan muchas cosas por hacer porque el sábado por la noche no dio tiempo con toda la vorágine», explican desde su equipo. Será el miércoles cuando se analice en detalle la situación y se empiece a diseñar la estrategia de futuro de cara a 2019. A partir de ahí van a llamar a todos los alcaldes y números uno para comenzar a trabajar unidos. Una tarea que les llevará semanas.
Está previsto que uno de los primeros cambios sea el relevo de Eduardo Van den Eynde de la portavocía parlamentaria. El diputado, hombre de confianza de Diego, fue uno de los más beligerantes con Sáenz de Buruaga desde que anunció su intención de pugnar por el liderazgo. Aunque hace unas semanas anunció su intención de renunciar al cargo y seguir solo de diputado si ella se imponía en las primarias, finalmente ha descartado dar ese paso. Será la nueva dirección la que tenga que buscar la fórmula para cambiarle al considerar que no es de su confianza. El sustituto más probable pasa por el diputado Íñigo Fernández, del núcleo más próximo a la nueva presidenta.
Asimismo, Sáenz de Buruaga también asumirá la presidencia del Grupo Parlamentario y se estrenará, previsiblemente para mayo, en las funciones de control al presidente del Gobierno, Miguel Ángel Revilla, que ahora venía haciendo Diego. También tendrán que reunirse con todo el grupo para hacer una redistribución de las áreas de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que hasta ahora llevaba la presidenta, y atribuir un cometido concreto al expresidente.
Sáenz de Buruaga, que se pasó todo el día de ayer devolviendo llamadas y mensajes de felicitación, aseguró a este periódico que inicia hoy una nueva etapa con «mucha fuerza e ilusión y convencida de que lo mejor está por llegar».
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