El primer informe sobre el calendario escolar alerta de los problemas de conciliación y la sobrecarga de exámenes

Un primer examen cuyos resultados presentaron ayer Jesús Gutiérrez Barriuso, presidente del Consejo Escolar, y Javier Argos, profesor de la UC y presidente de la 'Comisión especial para el seguimiento y valoración del calendario escolar', organismo que durante cinco meses ha escuchado y testado la opinión de todos los sectores de la comunidad educativa. El informe, que fue aprobado por unanimidad por el Consejo, fue enviado ayer a la Consejería de Educación del Gobierno cántabro, que lo "estudiará" y "tendrá en cuenta" en la negociación del calendario del próximo curso que está a punto de comenzar con los sindicatos de la Junta de Personal Docente.

Entre las bondades del estudio, existe una "constatación clara" de que este modelo, que reparte el curso en cinco periodos lectivos separados por cuatro de vacaciones, uno aproximadamente cada dos meses, "puede realmente contribuir al bienestar y salud física y emocional del alumnado y que, en general, favorece el descanso". También que los docentes y directores perciben el nuevo calendario como una oportunidad para dar respuesta a los retos pedagógicos y educativos del siglo XXI, un beneficio en el aprendizaje concebido como objetivo prioritario que sólo ha dado sus primeros pasos porque la cantidad y calidad de los cambios han provocado "algunas disfunciones" en la reorganización temporal y adaptación de los contenidos curriculares a la menor duración de los periodos lectivos; y porque, hoy en día, la constatación de la necesidad de realizar importantes cambios de tipo organizativo, metodológico y de funcionamiento de los centros "es más fuerte" que los cambios reales producidos o, al menos, los efectos reales de esos cambios.

Falta tiempo. Porque si una cosa queda clara es que el nuevo modelo requiere de un periodo de tiempo "más dilatado" para su implementación y estudio, con el objetivo de obtener criterios "más sólidos y rigurosos" para poder efectuar un análisis más fundamentado de sus beneficios e inconvenientes, por lo que el Consejo Escolar propone ampliarlo en futuros cursos con los retoques derivados de esta consulta. Barriuso defendió, a título personal, el nuevo modelo, que en su opinión es "bueno" porque "beneficia a la calidad del aprendizaje".

Respuesta "insuficiente"

Hace un año, cuando la Consejería de Educación y la Junta de Personal Docente aprobaron la estructura del nuevo calendario, las familias criticaron las dificultades que iba a suponer para conciliar la vida laboral y la familiar. Fue el tema que más que revuelo causó entonces y ha sido el tema que "más tiempo ha ocupado, más se ha debatido y más comentarios, reflexiones y propuestas ha provocado" a lo largo de todo el proceso de seguimiento y valoración del calendario. Y la conclusión ha sido negativa. "Se constata que, si bien la Administración educativa tuvo en cuenta los problemas de conciliación que el nuevo calendario plantearía a las familias y que puso en marcha un plan especial para un ocio diferente de los alumnos durante los periodos de descanso que tratara de responder a dichos problemas, el resultado parece insuficiente y debe mejorarse".

Las principales razones son que estas vacaciones añadidas generan "un enorme esfuerzo organizativo y un mayor desembolso económico" para las familias y, por extensión, que las más desfavorecidas se ven con "mayores dificultades" para atender a sus hijos; y las diferencias y/o desigualdades de la oferta cultural y educativa que se da entre las zonas rurales y urbanas. También se pone de manifiesto la "insuficiente implicación" de otras instituciones en la conciliación laboral y amiliar, una idea en la que ha insistido en numerosas ocasiones el consejero Ramón Ruiz, que advirtió de que la conciliación no sólo debe depender de Educación.

Una filosofía que comparte el Consejo Escolar, porque entre las propuestas establece que la mejora de la conciliación "debe ser abordada de forma global e integral" por parte del conjunto de los partidos políticos y del Gobierno, porque es "un problema de enorme relevancia" que compete al conjunto de la sociedad, incluidos el mundo laboral y empresarial. En definitiva, que esa europeización que trae consigo el calendario -inédito en España, pero mayoritario en la UE- se acompañe de procesos similares más allá de las paredes de los colegios.

El CEC también insta a dar pasos hacia una mejor atención de las familias con menos recursos en las zonas rurales y a hacer un "esfuerzo de coordinación" entre la Consejería de Educación, los ayuntamientos, las AMPA y los Servicios Sociales para mantener abiertos determinados centros durante los periodos de descanso, con comedor y transporte, en las zonas donde sea necesario.

El informe alerta además de la "sobrecarga" de exámenes, deberes y trabajos que el alumnado, "muy especialmente" el de Secundaria, ha tenido que acometer "antes, durante y después" de las vacaciones, desvirtuando el sentido de las mismas y el objetivo perseguido por Educación de mejorar el bienestar físico y emocional de los estudiantes. Así, se concluye la necesidad de que la administración educativa haga "un esfuerzo mayor" por explicar "más y mejor" en colegios e institutos la filosofía del nuevo modelo de calendario para evitar esta sobrecarga que, igualmente, se ha aliviado "en parte" según ha ido transcurriendo el curso.

Una sobrecarga de trabajo que también ha implicado a los docentes. Porque si bien las familias han valorado de manera bastante positiva la realización de cinco evaluaciones -tres cuantitativas y dos cualitativas- ya que ello posibilita "una mejora de la forma y la frecuencia" de la comunicación con el centro y "más información" sobre el proceso de aprendizaje de sus hijos, sin embargo buena parte del profesorado ha manifestado que las cinco evaluaciones han implicado tener que dedicar "excesivo tiempo" a exámenes y pruebas, así como algunas dificultades organizativas. En este sentido, el CEC indica que sería positivo dar libertad a los centros para fijar el número de evaluaciones que se llevan a cabo, que no tendrían por qué identificarse necesariamente con los periodos lectivos. Pide igualmente realizar una reflexión "específica" sobre el impacto del calendario sobre los alumnos de 2º de Bachillerato, que finalizan antes el curso para examinarse de la Selectividad (ahora EBAU). Ramón Ruiz ya ha indicado que se estudia mantener en este ciclo las tres evaluaciones clásicas, pero no en el resto de etapas educativas.

Un curso más largo

Entre las conclusiones del informe sobresale la recomendación de alargar el curso, iniciándolo "lo más pronto" posible en septiembre y prolongándolo hasta finales de junio, lo que permitiría "ajustar mejor" los periodos de descanso del nuevo modelo y hacer "más coherente" su aplicación con el sentido del mismo. Cabe recordar que el presento curso ya comenzó en Infantil y Primaria dos días antes que el anterior -el 8 de septiembre frente al 10- y cuatro días antes en Secundaria -el 12 frente al 16- y que concluirá dos días más tarde -el 23 de junio- en las primeras etapas educativas y tres más tarde (el 27 de junio) en Secundaria.

El Consejo Escolar entiende que esta fórmula de aprovechar en su totalidad junio y septiembre como periodo lectivo dejaría en dos meses -julio y agosto- las vacaciones estivales, lo que permitiría reducir los inconvenientes del denominado "largo verano", un parón "demasiado extenso" para los estudiantes que "a quien más perjudica es a las familias con mayores necesidades socioeducativas".

Llama la atención la recomendación de "hacer un esfuerzo para explicar adecuadamente a la sociedad en general los criterios que sustentan el nuevo calendario", una crítica velada a la falta de información que caracterizó hace un año el cambio de modelo y que hizo que contará con el rechazo inicial de las familias aún sin conocer sus detalles.