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Consuelo de la peña
Santander
Lunes, 7 de agosto 2017, 17:11
Cuando a finales de julio el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) preguntó a Cantabria cuáles eran sus aspiraciones para apoyar un Pacto Nacional del Agua, el Gobierno regional apuntó una, prioritaria e indiscutible: que Cantabria sea eximida de la obligación ... de devolver los 26 hectómetros cúbicos que cada año refuerzan desde el embalse del Ebro el suministro a Santander a través del bitrasvase. Ese compromiso legal pesa sobre la Comunidad como una espada de Damocles desde hace siete años.
El Ejecutivo sostiene que esta situación, que requiere bombeos desde gran altura, es «inasumible e insostenible» desde el punto de vista ambiental y económico. La reclamación se produjo en el contexto de las conversaciones que el Mapama está manteniendo con todas las comunidades autónomas para que presenten propuestas para alcanzar un consenso nacional sobre el agua. Cantabria estuvo representada por el director general de Medio Ambiente, Miguel Ángel Palacio, y su interlocutora fue la directora general del Agua, Liana Ardiles.
Palacio volvió a Santander con cierto optimismo. «Ardiles me ha dicho que el Ministerio ve con buenos ojos que el bitrasvase del Ebro se convierta en trasvase y no tengamos que devolver el agua que consumimos en verano».Pero la pretensión cántabra afecta al resto de las comunidades autónomas de la cuenca del Ebro y al resto de los usuarios, por lo que «tendrá que negociarse con ellos», cosa que el Ejecutivo regional ve lógico.
1 El bitrasvase Ebro-Besaya entra en funcionamiento en 2010 para abastecer a Santander y la costa cantábrica.
2 El Estado autorizó a Cantabria a captar hasta 26 h3 del pantano en verano, agua que tiene que devolver en invierno.
3 Cantabria nunca ha devuelto el caudal consumido porque el embalse ha estado a rebosar.
Los representantes de las dos administraciones se vieron las caras el pasado 31 de julio después de la ‘guerra del agua’ desatada este verano como consecuencia de la sequía que atosiga al embalse del Ebro y de la situación de emergencia hídrica declarada por el Ministerio.
En Cantabria, durante este año hidrológico ha llovido un 33% por debajo de la media de los últimos 15 años, una situación que alertó a Medio Ambiente. Por eso, el departamento de Isabel García Tejerina decidió suspender el derecho de Cantabria a captar agua del Ebro durante este verano, aunque no llegó a cumplir la amenaza.
Ese privilegio de coger agua del embalse nació como consecuencia del bitrasvase Ebro-Besaya, una red de tuberías que conecta el pantano del Ebro con las cuencas de los ríos Pas y Besaya para trasvasar agua a Santander y a toda la costa cántabra durante el verano y mitigar así los problemas de sequía.
En funcionamiento desde el verano de 2010, el Ministerio autorizó entonces a Cantabria a tomar hasta 26 hectómetros cúbicos del embalse en verano con la obligación de devolverlos en invierno. Por eso, el bitrasvase cuenta con un sistema de tuberías y estaciones de bombeo, algunas reversibles, que permiten la devolución del agua en la época invernal, cuando los ríos Besaya y Pas van muy cargados de agua. Entonces ésta se bombea de forma inversa, de manera que una cantidad similar del agua trasvasada se devuelve al embalse del Ebro.
El coste que supondría tener que retornar el caudal sería «insostenible», mantiene Palacio, porque habría que «subirlo y bombearlo mil metros, lo que es una barbaridad». Pero, a renglón seguido, reconoce que nunca se ha devuelto el agua porque «en los últimos ocho años el pantano del Ebro ha rebosado en invierno y no se va a devolver agua a un embalse lleno». El cálculo se hace cada cuatro años y se compensa un año seco con otro húmedo, de manera que en el cómputo global se puede decir que el embalse no tenía déficit. Pero «la obligación formal y legal existe y supone una amenaza permanente para Cantabria», insiste.
El actual Gobierno bipartito intentó buscar una solución a través de la Confederación Hidrográfica del Ebro, a la que en septiembre de 2015 pidió que eximiera a Cantabria de devolver el agua al Ebro. Pero este organismo rechazó la demanda cántabra al estimar que era una competencia exclusiva del Plan Hidrológico Nacional (PHN). Así que el pasado mes de diciembre la vicepresidenta y consejera de Medio Ambiente, Eva Díaz Tezanos, pidió a la ministra que diera respuesta a la situación a través del PHN que el Estado tiene que aprobar esta legislatura. Ya entonces García Tejerina consideró «inviable e insostenible» que Cantabria tuviera que restituir lo captado y coincidió con el Gobierno autónomo en la necesidad de zanjar este conflicto. Pero lo cierto es que la demanda sigue sobre la mesa y la situación se ha enrarecido este verano con la prohibición de coger agua del pantano cursada por Medio Ambiente al Gobierno regional, aunque todo quedó en un amago.
26 Son los hectómetros cúbicos de caudal que Cantabria puede coger en verano del pantano del Ebr0
Palacio subraya que el bitrasvase, que entró en funcionamiento hace siete años, se negoció en 2008, «en un momento en que había un debate nacional muy fuerte en torno al trasvase del Ebro hacia el Mediterráneo. Había una guerra del agua y en ese contexto el Gobierno central no podía conceder un trasvase a Cantabria». Las tensiones que se dieron en la cuenca propiciaron que la Comunidad Autónoma se viera obligada a devolver el agua.
Ahora, el Ejecutivo quiere aprovechar el nuevo escenario que proporcionan las conversaciones en torno a un futuro Pacto Nacional de Agua para reavivar sus pretensiones y presionar al Gobierno para anular el compromiso de retornar el caudal al embalse.
Este futuro Pacto se centrará en el cumplimiento de los objetivos ambientales fijados en los Planes Hidrológicos, la puesta en marcha de los Planes de Gestión de Riesgos de Inundación y otra serie de medidas en materia de gobernanza del agua. En ese primer encuentro entre los representantes de ambas administraciones, Cantabria reclamó también que «se ejecuten las infraestructuras que faltan en el Plan de Abastecimiento y Saneamiento de Cantabria, que deje realizarlas el Estado».
La directora general del Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Liana Ardiles, tenía muy claro que en la ronda de contactos abierta por este departamento para avanzar en el proceso de un debate que dé lugar a un Pacto Nacional del Agua no tenía cabida la prohibición de captar agua del pantano del Ebro, cursada este verano a Cantabria. El director regional de Medio Ambiente, Miguel Ángel Palacio, lo intentó, porque el Gobierno reaccionó molesto ante el intento de Medio Ambiente de impedir la toma de caudal por razones de sequía. Pero Ardiles lo cortó de cuajo. «Hoy no hablamos de eso, hoy hablamos del Pacto Nacional del Agua», lo que Palacio interpretó como que el Ministerio «está dispuesto a dejar las cosas como están».
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