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Garzón estará hoy en Santander en un acto enmarcado en la campaña 'Construyamos un nuevo país. Paremos a la derecha'. Ángel Díaz
«Lo del chalé desvía la atención y es algo que la izquierda tiene que evitar»

«Lo del chalé desvía la atención y es algo que la izquierda tiene que evitar»

El líder de IU estará hoy en un acto en Santander para «sumar en un frente común» que permita parar a la derecha Alberto Garzón Coordinador federal de Izquierda Unida

Álvaro Machín

Santander

Sábado, 26 de mayo 2018, 09:57

Cree, aunque admite que las encuestas no les apoyan de momento, que Ciudadanos y los independentistas manejan el conflicto como propuesta frente al diálogo que ellos defienden. También, que la sentencia de la Gürtel deja clara en el PP la «existencia de una estructura mafiosa». Y, sobre todo, que el trabajo en las instituciones debe ir de la mano con la participación en movimientos más amplios que se reflejen en la calle. De eso hablará hoy Alberto Garzón (Logroño, 1985). A las doce, en la Escuela de Náutica de Santander.

-Viene a hablar de frentes comunes.

-Es la hoja de ruta de IU y tiene que ver con el diagnóstico que hacemos: lo que nos jugamos es de una envergadura máxima. El país que se va a diseñar para las próximas décadas. La disyuntiva es que lo diseñen Rivera y Rajoy o fuerzas y actores políticos y sociales distintos. Para que sea la segunda hace falta acumular fuerzas. Solos no vamos a poder conseguirlo.

-Algunos creen que el de IU con Podemos ha supuesto una doble derrota: la de las urnas para los dos y la de una IU a la sombra de Podemos.

-Cualquier proceso político tiene sus críticas y es legítimo. Pero en IU, en la última votación (12 de mayo), un documento a favor de la confluencia fue votado por el 81% y sólo un 3% en contra. Ahora bien, las formas concretas siempre pueden revisarse. Hay que ir viendo en cada momento. En junio de 2016 hicimos una muy rápida que probablemente incurrió en errores que estamos tratando de resolver, ahora que tenemos tiempo. Pero la idea de unidad creo que no sólo es mayoritaria en IU sino en la propia sociedad, que tiene muy claro que, frente a los retos, hay que priorizar la unidad.

-Parece que su negociación actual con Podemos pasa por un 'juntos, pero más separados'.

-Lo que tiene que entender la coalición es que es la suma de diferentes partes. Tenemos que sumar, pero salvaguardando las autonomías y las diferencias, que son sanas. La confluencia tiene que dejar claro que ahí está Podemos, que ahí está IU y otros actores, para que los que quieran votar a IU vean que esa es la candidatura donde está. No sola, pero que está.

-Para algunos, la confluencia les ha hecho invisibles. ¿Lo cree?

-No tengo esa sensación. Soy consciente de que IU vive ahora una realidad distinta que hace seis años. Antes teníamos que pelear contra un bipartidismo que nos invisibilizaba y que casi nos hizo desaparecer. Conseguimos, presentándonos solos, un millón de votos, pero se tradujo sólo en dos diputados. Este es un escenario distinto porque la vida política ha cambiado. Hemos conseguido un proceso de refortalecimiento, ahora tenemos ocho y una visibilidad producto de nuestro trabajo. Sabiendo que, en el mejor de los casos, somos la quinta fuerza por tamaño en el Congreso.

-¿Y cómo está la izquierda como bloque ahora que la sentencia Gürtel deja al PP tan expuesto?

-Con unos retos que debemos aprovechar. Hay un millón y medio de personas que votaron a partidos de izquierdas en 2015 y que dejaron de hacerlo en junio de 2016. Significa que hay personas en sus casas que están desanimadas con la política de la izquierda. Es uno de los retos. No creo que la sociedad haya virado hacia la derecha, creo que en la izquierda no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo para echar a la derecha. Y eso ha desanimado a mucha gente .

-¿Es el momento?

-Es una oportunidad. Probablemente no la última, pero una importante. Sobre todo para dejar claro lo que nos jugamos. Que el PP sea el que soporte el Gobierno después de lo que está cayendo es algo que debe hacer reflexionar a la sociedad y particularmente a la izquierda por no haberlo evitado. Porque la solución a Rajoy no puede ser Rivera, no puede ser derecha por derecha.

-Con franqueza, ¿cree que la moción tiene alguna posibilidad?

-Creo que necesitamos conocer sus detalles. Hasta dónde está dispuesto a llegar el PSOE. Pero en el Congreso hemos visto como se han tirado leyes regresivas gracias a mayorías alternativas a PP y Cs. Hay números, pero no son fáciles de conseguir. Requieren diálogo, una visión de país en el medio y largo plazo. Técnicamente es posible y políticamente difícil, pero hay que intentarlo.

-¿Lo del chalé de Iglesias y Montero les debilita en el debate?

-Desvía la atención de lo central y creo que es algo que la izquierda tiene que evitar. Desde luego esto es un asunto concreto que afecta a otro partido y nosotros tratamos siempre de no hacer valoraciones, pero nuestro esfuerzo debe estar encaminado siempre a hablar de proyecto, soluciones y propuestas. Lógicamente, esto no se inscribe en ese marco.

-¿Le parece coherente?

-Creo que es una decisión personal, que corresponde al ámbito privado. Son ellos quienes tienen que valorarla y han preferido que también la valoren sus militantes. Nosotros, en IU, nos mantenemos al margen, como lo hemos hecho con otros dirigentes.

-Pero no le pregunto por la decisión de comprarse una casa, le pregunto sobre las críticas en el pasado a los que se compraban casas así.

-Hablamos de coherencia con respecto a decisiones personales. No de decisiones políticas. Si Pablo Iglesias hubiera llegado al Gobierno y hubiera aplicado unas políticas distintas a las que prometía, sí sería algo que merecería crítica política. Son decisiones personales. Yo tomo las mías. Además se han conocido también como consecuencia de que los medios han insistido en esto. Y sí puedo responder sobre mis decisiones, pero no quiero hacerlo sobre las demás por respeto a una visión de la política.

-¿Usted preguntaría a sus bases?

-En esta coherencia que planteo, creo que no sería necesario. Yo tomo mis decisiones personales, más humildes o menos humildes en función del criterio de la gente. Para mí, mis decisiones son coherentes con las que planteo en mi modo de vida, pero nunca lo sometería a consulta política. Es legítimo que haya quien quiera hacerlo así, pero yo no lo haría.

-En Cantabria la política parece un duelo de líderes, Revilla-De la Serna. ¿Qué papel juegan los demás?

-Cada vez que ocurre algo así siempre parece teatralizado. En el fondo, de lo que no se quiere hablar es de la política en un sentido más amplio. A mí me suena a sobreactuación. En todo caso, la izquierda necesita recuperar impulso en Cantabria, oxígeno. Y lo está haciendo. Se está viendo que hay más movilizaciones. Porque, a mi juicio, el proyecto del ministro no es social y el de Revilla, tampoco.

-Cataluña para el final. ¿Su receta?

-Se resume rápido y es ambiciosa. República federal. Un modelo de país distinto. Institucionalmente hablando, la Constitución del 78 está agotada por muchas vías. Defendemos que Cataluña esté integrada en una España diversa, plural, que reconozca las identidades nacionales, y no en una homogénea, centralista y autoritaria. Y es necesario el diálogo. Hace falta pensar en las siguientes generaciones y no en las siguientes elecciones. Tanto el independentismo más conservador y radical como el nacionalismo español más radical (Ciudadanos), están con el ojo puesto en las elecciones. La jugada del independentismo nombrando gente en la cárcel, aunque pueda no ser ilegal, es una provocación. Y lo mismo ocurre cuando Cs o PP acuden a jueces o policías en vez de sentarse a resolver problemas.

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