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El concurso para abrir 33 nuevas farmacias en Cantabria parece el cuento de nunca acabar. Más allá del trámite administrativo, ahora pendiente de las alegaciones a los recursos de alzada resueltos esta misma semana por los servicios jurídicos de la Consejería de Presidencia, tiene ... en vilo el futuro de decenas de familias. Imagine que va a una competida entrevista de trabajo, que resulta seleccionado y que después del 'ya le llamaremos para incorporarse a su puesto' resulta que se tira esperando «más de tres años». Y que transcurrido ese tiempo, de altibajos, de imprevistos, de un paso adelante y dos para atrás, aún nadie le garantiza que el final de esa incertidumbre esté cerca. Sirva la comparativa para exponer la situación en la que se encuentran los farmacéuticos que aspiran a poner en marcha su nuevo negocio en Cantabria tras participar en un concurso público convocado la legislatura pasada. «Es surrealista», se quejan los afectados en declaraciones a este periódico.
«Estamos hartos, nos marean con los tiempos interminables de idas y venidas; que si recursos al concurso, que si recursos a las puntuaciones... que si ahora está en manos de los jueces, después de los servicios jurídicos... pero lo cierto es que estamos cansados de oír las palabras 'en breve'», ya que «nunca se cumple», lamenta uno de los aspirantes. «Cuando preguntamos siempre se va a resolver al mes siguiente, y cuando llega, es el posterior». «Es una vergüenza», añaden. En el colectivo no aciertan a entender «por qué el concurso de Cantabria es el único que está sufriendo tantos parones». De hecho, «la falta de información concreta» que reciben desde la Consejería de Sanidad les hace cuestionarse «si habrá algo oculto que no nos dicen».
«Estamos cansados. Llevamos un retraso de tres años sin ni siquiera saber qué puesto ocupamos en la lista de aspirantes», denuncian. Y de esa lista depende su futuro, puesto que bajar del puesto 33 supone quedarse sin opciones de apertura, salvo que haya renuncias improbables entre las mejores puntuaciones. El pasado febrero, a solo una semana de la convocatoria, el acto de elección de destinos (en lo que parecía que podía ser la recta final ) fue suspendido por la Comisión de Valoración. Una medida motivada por la solicitud de la ejecución de la sentencia de un farmacéutico de Noja, la única que fue estimada parcialmente por el TSJC, y que condenaba a la Administración a delimitar la ubicación de las nuevas boticas. Pero incluso después de ese bache, aún faltaba otro, generado por errores en las puntuaciones.
En total, se presentaron ocho recursos de alzada, que ha ido resolviendo la Dirección Jurídica de Presidencia. Los dos que faltaban por dirimir han llegado esta misma semana a Sanidad, pero se ha confirmado «el error de interpretación», y al corregirlo se ven afectadas las puntuaciones de otros cuatro aspirantes, «por lo que hay que dar trámite de audiencia a las personas afectadas para que presenten alegaciones», explica la directora de Ordenación y Atención Sanitaria, María Antonia Mora, consciente de que los farmacéuticos «están hartos» de la demora, aunque insiste en que «tenemos que respetar los trámites administrativos». A estas alturas, ya no se atreve a hablar de plazos: «Dependerá de las alegaciones que se presenten, pero en cualquier caso ya será complicado poder reactivar el proceso a finales de mayo».
«De la resolución de este concurso depende la reorganización de nuestra vida y la de nuestras familias», recuerdan aquellos afectados para los que la posibilidad de abrir una nueva botica en Cantabria supone un traslado de comunidad autónoma, circunstancia en la que están buena parte de los profesionales, ya que era un concurso abierto a toda España.
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