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El Gobierno de Cantabria encara 2018 como quien llega a una final. Con las elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina (primavera de 2019), lo que recordarán los cántabros con más facilidad cuando vayan a votar será lo que hayan hecho Revilla y los ... suyos en los últimos meses de 2018 y los primeros de 2019. El PRC buscará entonces su primera victoria en unas elecciones autonómicas, que serán (en principio) las últimas de su gran líder. Una lucha fraticida como nunca se había visto en la región ha dejado tocado al Partido Popular, pero para descabalgar a los conservadores como lista más votada en Cantabria, los regionalistas tendrán que llegar a la primavera de 2019 con el paro en retroceso, la industria cogiendo aire y las inversiones generando riqueza. Por eso el Presupuesto presentado el pasado lunes tendrá un papel decisivo en el futuro inmediato de Cantabria. En seis gráficas se lo explicamos.
No hace tanto, para elaborar el Presupuesto de Cantabria se cogía una tijera y se podaban servicios, inversiones, personal y gastos corrientes para ajustar el balance a unos ingresos que se evaporaban. En 2014, el popular Ignacio Diego dio una última vuelta de tuerca a su política de ajustes presupuestarios. Para el año siguiente, el de las elecciones, presentó unas cuentas al alza, pero acabó perdiendo 52.000 votos, la mayoría absoluta y finalmente el Gobierno. En su primer año, el reeditado Gobierno del PRC-PSOE redujo ligeramente el Presupuesto, pero desde entonces no han dejado de subirlo hasta los 2.729 millones del año que viene.
Mucho se habla de Cantur y Sodercán, las dos grandes empresas públicas del Gobierno de Cantabria, ambas vinculadas a dos de sus motores económicos: el turismo y la industria. Pero son los dos principales pilares del Estado de Bienestar los que se llevan casi la mitad del dinero del contribuyente cántabro: el 31% se destina a sostener la sanidad pública y el 18%, la educación. Es difícil seguir el rastro a los fondos destinados a cuestiones estratégicas como el fomento del empleo y la investigación y la innovación. Son materias muy transversales que cuentan con fondos en casi todos los departamentos del Gobierno, pero su peso es mucho más visible en las ruedas de prensa que en las cuentas públicas.
El recién llegado Francisco Fernández Mañanes (PSOE) gestionará el año que viene el presupuesto para Educación más alto de esta etapa regionalsocialista. Su predecesor, Ramón Ruiz, lidió el año pasado con el presupuesto educativo más bajo de los últimos años (incluidos los peores de la crisis). Este año ha tenido que dejar el cargo por orden del nuevo secretario general socialista, Pablo Zuloaga. Para firmar su cese, Revilla exigió a su socio de Gobierno un presupuesto más generoso para los departamentos gestionados por el PRC para llegar en forma a la final de la primavera de 2019.
La Consejería de Sanidad y el Servicio Cántabro de Salud sostienen la mayor empresa de Cantabria: el Hospital de Valdecilla. Los fondos destinados a cuidar de la salud de los cántabros viven un crecimiento perpetuo y sostenido, como se puede ver en la gráfica. En este ámbito hay poco debate: se calcula lo que se puede necesitar y se presupuesta. Aquí no hay política, lo que cuenta es la estructura demográfica de una Cantabria cada vez más envejecida.
Los presupuestos son la proyección de los ingresos y los gastos, y su valor está en su capacidad de prever con acierto lo que al final se acabará gastando e ingresando. Cuando los cálculos no son correctos porque los gastos se disparan o los ingresos se quedan cortos, llegan los desequilibrios presupuestarios, más conocidos como déficit. Y la deuda es una piscina que se va llenando a medida que el déficit va goteando miles de euros en ella. En Cantabria, la deuda se ha disparado desde 2012, lo que indica que año tras año se está calculando mal lo que se gasta o lo que se ingresa (en este caso, por ejemplo, Cantabria desconoce lo que recibirá del Estado en 2018 ya que Rajoy tiene sus propias dificultades para abrobar las cuentas generales).
Las inversiones fueron el gran damnificado de la crisis. Nada se recortó con tanto ímpetu. Ni siquiera el gasto corriente. Por eso los 184 millones que dedicará el Gobierno cántabro a las inversiones son una declaración de intenciones. El mayor crecimiento presupuestario para el año que viene (un 15,8%) se destinará a esta partida que, por primera vez durante el Gobierno de Revilla supera a la última partida de inversiones del último Gobierno del PP (2015).
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