Borrar
Retenciones en la avenida de Parayas de Santander, la entrada a la capital a través de la S-10. Celedonio Martínez
La entrada a Santander por la S-10 soporta un 17% más de tráfico que hace siete años

La entrada a Santander por la S-10 soporta un 17% más de tráfico que hace siete años

Los datos confirman que el aumento de las retenciones no se debe a los accidentes, que disminuyen, sino al crecimiento del número de vehículos

Daniel Martínez

Santander

Domingo, 29 de octubre 2017, 07:45

A eso de las ocho de la mañana, entrar un día laboral en Santander es un ejercicio de paciencia. Cualquier acceso a una gran ciudad a hora punta supone todo un riesgo, pero los usuarios que utilizan la S-10 coinciden en que la situación en este tramo que transcurre a lo largo de la avenida de Parayas y que desemboca en la rotonda del parque de La Marga se ha complicado notablemente en los últimos meses. Y casi todos apuntan a los accidentes como causantes de las retenciones y, por tanto, también de sus quebraderos de cabeza. Pero, ¿es realmente esa la causa? «Habría que estudiar bien las estadísticas, pero me da que tiene que ver más con el aumento del número de vehículos que transitan por esta carretera que por la siniestralidad. Ha crecido muchísimo», detalla José Miguel Tolosa, responsable de la Dirección General de Tráfico en Cantabria.

El ojo clínico no le fallaba. Mientras que el número de accidentes en los últimos años ha disminuido de forma significativa (-32%), el tráfico se ha incrementado sustancialmente. En concreto, un 17% en lo que va de década. Los medidores situados a la altura de El Corte Inglés registraban en 2010 una media de 77.855 vehículos cada día. Ahora, ese número es de 90.827. Para contextualizarlo, lo mejor es comparar con los accesos a otras urbes similares. Por ejemplo, el punto más conflictivo en Gijón suma 52.000 coches, camiones, autobuses y motocicletas en 24 horas, mientras que en Oviedo el tramo con más concentración de circulación no pasa de 56.000. Claro que en ambas ciudades asturianas existen más de una entrada y en Santander sólo hay dos opciones: la S-10 -la favorita para la mayoría de conductores que viene desde la zona oriental por proximidad- y la S-20.

La apertura de la A-8 libera la circulación en la zona de Heras

A pesar del aumento en el número de vehículos en la entrada a Santander por la S-10, en el primer tramo de esta vía la estadística va en sentido contrario. El medidor situado en la localidad de Heras afirma que en 2016 pasaron por allí una media de 70.484 automóviles diarios, frente a los más de 85.000 que circulaban en 2010 (-18%).

Fomento explica que esta caída se debe a la puesta en servicio del tramo Solares-Torrelavega de la A-8, el último que faltaba por completarse en Cantabria. Con esta infraestructura, los usuarios que quieren cruzar la región por carretera entre Asturias y Bilbao no tienen la necesidad de entrar en Santander y se ahorran casi media hora de trayecto. Además, se reduce considerablemente la intensidad del tráfico.

En esta última vía, que conecta la A-67 a la altura de Igollo con El Sardinero, e igual en la S-30, la conocida como Ronda de la Bahía, los índices de circulación han experimentado menos cambios. La primera recibe a unos 28.000 usuarios cada día (en la zona de Bezana) y la segunda 20.240 (en Cacicedo). Allí también hay atascos, aunque más esporádicos, y de igual modo la accidentalidad tiene signo negativo. De hecho, en ninguno de los tres accesos a Santander se han producido accidentes mortales en el último lustro.

Zacarías Grande, profesor de la Facultad de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Cantabria, considera que este aumento en el número de vehículos en la entrada a la capital tiene que ver, principalmente, con factores socioeconómicos: «Si mejora la situación económica, más personas tienen trabajo y se produce un mayor número de desplazamientos a la ciudad». Eso por un lado. Por otro, la tendencia de muchas familias a trasladar su residencia a otros puntos del área metropolitana, que gracias a las buenas comunicaciones «cada vez es más grande». Los que decidieron en su momento trasladarse a Camargo, Piélagos o Bezana buscando mayor calidad de vida y precios más asequibles tienen que pagar ahora una 'tasa' en forma de retenciones cuando entran a Santander de camino a sus puestos de trabajo.

90.827

vehículos de todo tipo circularon cada día por esta vía durante 2016.

«Hay que reconocer que, técnicamente, el acceso no es malo teniendo en cuenta la orografía del terreno», señala Grande. Es precisamente ese trazado y algunos puntos conflictivos como el túnel y la curva de Maliaño lo que obliga a reducir la velocidad a 80 kilómetros por hora. Una exigencia imprescindible para que no se disparen las cifras de accidentes pero que, por el contrario, va en contra de la fluidez de la vía.

Para este ingeniero, uno de los redactores del proyecto de tren de altas prestaciones a Madrid que salió de la Universidad de Cantabria, la solución más eficiente consistiría en limitar el tráfico de vehículos pesados en los momentos en que suelen producirse los colapsos. «La diferencia de circulación entre un vehículo pesado y uno normal es muy grande. Al final, tienden a ajustarse todos. Es decir, que todos circulan como si fueran camiones», apunta. Esta opción ya se ha probado con éxito en algunas grandes ciudades o, sin ir más lejos, en las autovías cántabras durante los fines de semana más conflictivos.

Menos original, pero igual de efectivo, puede ser mejorar las conexiones de transporte público entre Santander y los municipios limítrofes. De esta forma, muchas de esas personas que se han desplazado a los alrededores de la capital se animarían a dejar el coche en casa y utilizar el autobús.

-32%

es el porcentaje del descenso en el número de accidentes en los últimos tres años.

Desde el Ministerio de Fomento, señalan que esperan que algunas de las obras previstas en las próximas fechas en la A-67 (comunica Santander con Torrelavega y posteriormente con la Meseta) también sirvan para aligerar la circulación en la S-10. En concreto, el nuevo enlace al Puerto de Santander (enlace de Raos) y la ampliación a tres carriles por sentido en los tramos más congestionados de ambas autovías (S-10 y A-67) en el entorno sur y sureste de la ciudad. «Este segundo plan incluye mejores accesos a los tres grandes centros comerciales, el puerto y el aeropuerto», destacan desde Madrid.

Accidentes, menos y leves

Tolosa explica que, además de disminuir la siniestralidad en la S-10, casi todos los incidentes de tráfico son leves. En 2016, se detectaron 38 accidentes con heridos y sólo en un caso el afectado tuvo que ser hospitalizado. En 2014, la cifra de siniestros fue de 41, lo que supone una caída superior al 30%. Lo que ocurre es que en esta estadística se incluyen sólo los sucesos en los que intervino la Guardia Civil de Tráfico. A ellos hay que sumar otros 65 en los que la Policía Local era la autoridad competente. No hubo ningún atropello, pero sí tres salidas de vía, 38 choques, 1 accidente con positivo por alcoholemia y 20 partes amistosos.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes La entrada a Santander por la S-10 soporta un 17% más de tráfico que hace siete años