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Una bandada de buitres levanta el vuelo tras alimentarse de una vaca muerta en Guzparras (Vega de Pas). Sane
Los ganaderos achacan los ataques al aumento de la población de buitres

Los ganaderos achacan los ataques al aumento de la población de buitres

El último censo data de 2008 y no se conocerá la cifra actualizada hasta este verano, pero el Gobierno calcula que han pasado de 443 parejas a «medio millar»

Mariña Álvarez

Santander

Viernes, 4 de mayo 2018, 18:39

Las organizaciones agrarias perciben que, de un tiempo a esta parte, o bien han aumentado los ataques de buitres al ganado o los que han aumentado son los mismos buitres. El último censo, de 2008, señala que hay 443 parejas establecidas en medio centenar de colonias en territorio cántabro. Antonio Lucio, director de Medio Natural, explica que a finales del próximo verano se tendrán los datos del nuevo censo a nivel nacional, y calcula que la población habrá aumentado en Cantabria, puede que a medio millar de parejas. Sin datos oficiales a los que agarrarse, «existe preocupación» entre los ganaderos, que observan a las carroñeras rondando sus fincas con mayor frecuencia, justo en la época en la que paren las vacas. «Ha ocurrido siempre», reconocen, aunque ahora el buitre ha bajado de la montaña y de vez en cuando se dan casos -como el reciente de Revilla de Camargo- próximos a la costa.

Colectivos conservacionistas como SEO-Birdlife piensan que es necesario que la Consejería de Ganadería dé mayor difusión a la norma modificada el año pasado que permite abandonar los cadáveres de animales en determinadas zonas de la región para alimentar a las especies necrófagas. Desde la Consejería consideran que esta labor corresponde a las propias organizaciones ganaderas, una vez que éstas ya han sido informadas de los cambios para que, a su vez, los comuniquen a sus socios. A falta de saber en qué grado ha aumentado el depósito de animales muertos en el monte desde que se aprobó la normativa, «me da la sensación de que la respuesta es escasa», señala Antonio Lucio, director general del Medio Natural.

Organizaciones como Asaja consideran que esta norma sí se está cumpliendo en zonas de montaña de difícil acceso, pero que en otras se sigue optando por llamar al camión de Tragsa para que se lleve el cadáver para su incineración. «Acceder a estos pastos comunales es un trastorno y, además, hay que cumplir unos requisitos, depositar el ganado a determinada distancia de las casas, de los ríos…», indica Raúl Villalón, secretario general de Asaja. Desde Ugam-Coag se habla de una «costumbre» adquirida, la de llamar al camión, desde que el mal de las 'vacas locas' llevó a prohibir el abandono de los cadáveres en la naturaleza como se había hecho siempre. Para Gaspar Anabitarte, el secretario general, a tal punto ha llegado esta costumbre «que hasta llaman al camión para retirar ciervos o venados muertos en el monte. No tiene sentido. La gente está obligada a pagar un seguro, que incluye las recogidas de los animales muertos, pues por comodidad llamas y te quitas el problema». Así las cosas, piensa que esa norma «no funciona como debiera para que aminoren los ataques de los buitres».

Control poblacional

El mayor problema, explica el secretario general de Asaja, se registra en los meses fríos, cuando el ganado extensivo aún no ha subido a los puertos. «En ese viaje, y de mayo a octubre, los que mueren quedan en el monte. Pero hasta mediados de mayo no se producirá esa subida» y la carroña que hay no debe de ser suficiente para la actual población de buitres en Cantabria.

La solución que plantearía Villalón para frenar estos ataques al ganado vivo pasaría por «un control efectivo de la población de buitres y un umbral de daños, que la especie se mantenga hasta un máximo asumible por el alimento disponible en el territorio». Según esta tesis, no se podría sobrealimentar a una especie que de manera natural no encontraría sustento favoreciendo el aumento de individuos de forma 'artificial'.

«Somos reacios a crear muladares o comederos, sería intervenir en la dinámica poblacional de manera artificial»

Antonio Lucio, director de Medio Natural

También sobre este asunto reflexiona Antonio Lucio, que se muestra contrario a la creación de muladares o comederos, «somos reacios porque es una manera de intervenir en la dinámica poblacional de manera artificial». Anabitarte considera que entre los asociados de Ugam-coag cunde la sensación de que «hay más buitres que antes, y por eso se generan más problemas. Igual que con el lobo o el jabalí. Es un problema muy difícil de gestionar, y los paganos al final somos los que vivimos en el campo».

Sobre los afectados, Villarón expone que en la ganadería extensiva, la más expuesta, las vacas paren al aire libre «una vez al año, y los ingresos están concentrados en esa única cría anual. Si el buitre la mata, a esperar otro año. Es un problema serio y real».

«Hay más buitres que antes y por eso se generan más problemas. Igual que con el lobo o el jabalí»

Gaspar Anabitarte, ugam-coag

Cierto es que el Gobierno de Cantabria paga a los ganaderos los daños por ataques de fauna silvestre, pero no siempre es fácil de tramitar esas ayudas «porque hay que demostrar que la vaca la ha matado un buitre, y a veces llegas y te encuentras solo los restos».

Desde la Dirección General, Antonio Lucio explica que los ataques de buitres se vienen registrando desde «hace diez ó quince años», una situación que se trata de paliar tomando medidas como la modificación de la normativa para volver al sistema anterior a la crisis de las vacas locas.

«Se debe controlar la especie para que se mantenga en un máximo asumible para el alimento disponible»

Raúl Villalón, Asaja

Con todo, si los buitres están pasando hambre es que algo en la cadena está fallando. Si, aunque ahora se puede, no se dejan los cadáveres del ganado en los lugares indicados, o no se ha explicado bien o hay dejadez por parte de unos y otros. «Podemos mejorar la capacidad de difusión, pero las organizaciones lo saben y la respuesta no es grande. Todos tenemos que hacer examen de conciencia», reflexiona Lucio.

En este asunto, unos y otros valoran la importancia de conservar y proteger esta especie. «Son los mejores basureros de la naturaleza», defiende Lucio, «el buitre es la higiene sanitaria del campo», abunda Anabitarte. Cuántos buitres pueden seguir cumpliendo su misión en Cantabria, es la respuesta que falta a este debate.

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