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«La gente mayor no puede salir porque se encuentra al oso en cualquier sitio»

La Fundación Oso Pardo pide a Medio Rural que capture al animal herido, la Consejería prefiere cuidarlo a distancia y, mientras, la cría merodea por Cambarco

José Ahumada

Santander

Miércoles, 3 de enero 2018, 18:29

Después de doblar una esquina de la casa, aparece al fondo de la rampa el oso. Se ve que aún es pequeño y que está cojo, porque no posa la pata delantera izquierda al caminar. Cuando ve a quien le está grabando, se da la vuelta, pero no termina de huir. Se oye al dueño del teléfono silbándole como a un perro y el osezno se acerca, aunque cuando está a dos o tres metros cambia de opinión y se va sin demasiadas prisas. Así es la secuencia que grabó el pasado sábado por la noche en Cambarco (Cabezón de Liébana), el sobrino de Juan María García Briz, y que puede ver cualquiera que curiosee en internet.

Se trata del osezno herido que lleva una temporada merodeando por la zona; primero se pensó que podría ser el ejemplar que resultó tiroteado durante una cacería en el límite con Palencia, pero el análisis de las muestras de sangre determinó que era otro -con lo que el primero sigue sin aparecer-. Desde que se tuvieron las primeras noticias del animal, la Fundación Oso Pardo (FOP), tras consultar con expertos, ha pedido al Gobierno cántabro que lo atrape para ver la causa y el alcance de su lesión, que lo cure, si es posible, y que lo devuelva después a su medio natural, siguiendo su adaptación. La Consejería de Medio Rural, asesorada por expertos canadienses, considera que es mejor dejarlo a su aire, y, al tiempo que lo mantiene vigilado, lo alimenta con carroña con antibióticos para que supere su mal. Mientras tanto, el joven oso, demasiado pequeño para andar solo, busca comida fácil, y se está acostumbrando a merodear por los pueblos.

«El sábado estábamos esperando a que pasara la tarde -recuerda García Briz-. Tengo una perra pequeña, y cuando la perra ladra es que el oso anda cerca. Salimos tan tranquilos mi sobrino Óscar, que es de Madrid, y yo. 'Mira por dónde viene'. Nos quedamos quietos, nos vio, se paró, se dio la vuelta... y luego volvió. No se asusta».

«Ahora puede ser gracioso, pero si sobrevive al invierno se hará mucho más grande»

A por manzanas

Precisamente es ése el problema, que no se asusta y que va tan tranquilo por donde no tiene que andar. «En realidad hay dos osos -puntualiza otro vecino de Cambarco, José María Briz Sánchez-, el de la pata y otro más grande, como de tres años. Andan por estos caminos y la gente mayor no puede salir, porque se lo encuentra en cualquier sitio. Todas las noches entran a las huertas a por manzanas caídas y a joder las ramas en los árboles que todavía tienen. Los perros están ladrando todas las noches, y esto no puede ser. Yo al pequeño, que debe de pesar unos cuarenta kilos, no lo he cogido porque no me ha dado la gana; el otro es más grande, igual pesa cien. Esta mañana vino un guardia preguntando, pero en Nochevieja, como estuvieron tirando bombas, no apareció».

«Tiene que estar en el monte», zanja Guillermo Palomero, presidente de la FOP. «Ahora puede ser muy gracioso porque es osezno, pero si sigue viviendo en estos pueblos y sobrevive al invierno, se hará mucho más grande. Esto genera todo tipo de conflictos: puede provocar accidentes, morder a un niño o a un animal, ser atropellado o matado por perros... puede ocurrir cualquier cosa». Palomero insiste en que hay precedentes de capturas de oseznos heridos o abandonados en la Cordillera Cantábrica, que en algunos casos han sido devueltos con éxito a su medio.

La Fundación solicitó recientemente a la Fiscalía que investigase un «posible incidente» con un oso durante una cacería en la zona. «Es vox populi que el 8 de noviembre, durante una cacería de jabalí, sucedió algo. No sabemos hasta qué punto son ciertas esas informaciones, y por eso hemos pedido a la Fiscalía que lo investigue y lo aclare», indica su presidente, sin arriesgarse a relacionar estos rumores con la presencia del oso herido por los alrededores.

En cualquier caso, y a propósito de las cacerías, Guillermo Palomero critica «los pasos atrás» que se están dando en el camino de hacer compatibles la caza del jabalí y la conservación de los osos. Casos como el de la reciente celebración de tres cacerías simultáneas en montes contiguos de Liébana y, poco después, de otras tres en la zona con un solo guarda para controlarlas le llevan a denunciar que «alguien no está muy atento a la gestión. Una Dirección General -la de Medio Natural- no puede permitir eso».

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