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La epidemia de gripe afloja, por segunda semana consecutiva, pero aún le queda recorrido al menos hasta mediados de febrero. Aunque confirmada la curva de descenso de la onda epidémica, la tasa de incidencia se mantiene en un nivel medio, con 318 casos por cada 100.000 habitantes. Y la prueba de que los riesgos se mantienen, sobre todo para los pacientes más vulnerables y frágiles, es que los efectos del virus han desencadenado la muerte de otras cuatro personas en los últimos días, con lo que se eleva a diez el balance de fallecidos. Según los datos facilitados desde la Dirección General de Salud Pública, se trataba de siete hombres y tres mujeres, todos mayores de 65 años y con patologías importantes de base. De ellos, cuatro estaban vacunados, aunque la protección no ha bastado para frenar las complicaciones. Desde el inicio de la temporada gripal, han sido 88 las personas que han precisado hospitalización por la gravedad de su estado. De ellos, aún permanecen ingresados 17 pacientes, repartidos entre Valdecilla, principalmente, Sierrallana y Laredo.
Luis Viloria, jefe de sección de Vigilancia Epidemiológica de Salud Pública, subraya que «la epidemia se está comportando tal y como se había previsto, con una intensidad muy similar al invierno pasado. La única diferencia es que este año se desplazó hacia adelante quince días en el calendario». Desde que el virus llegó a Cantabria, después de desplegarse con fuerza en la vecina Asturias, «se han notificado cerca de 10.000 contagios, repartidos de forma homogénea por las diferentes áreas de salud. La incidencia mayor se ha registrado en la población infantil, sobre todo de 0 a 4 años, y ha sido menor en los mayores de 65 años, que son a los que va dirigida la vacuna por ser los más propensos a complicaciones». Aunque las autoridades sanitarias no descartaban un repunte del virus, provocado por una segunda oleada de gripe A (desde el principio el predominante fue el B), «finalmente la presencia de esta variante se ha quedado en un 20% del total de los casos». Ambos estaban incluidos en los componentes de la vacuna, aunque una de las mutaciones experimentada por el virus B podría haber restado efectividad a esa inmunidad. Viloria aporta un dato que en cierta manera confirma esa teoría, puesto que «el 35% de los pacientes ingresados por complicaciones de la gripe refería estar vacunado, mientras que el año pasado ese porcentaje era del 20%. Sin embargo, no se corresponde con lo que hemos visto entre la población general, donde la tasa de vacunación entre afectados está por debajo del año pasado».
Precisamente, el coordinador de vacunas de Salud Pública, José Miguel Armona, está cerrando en estos días el balance de la campaña de vacunación, de la que destaca el «importante aumento registrado entre el personal sanitario de Valdecilla», que suponía un reto, dada la baja tasa de vacunación –estancada en el 20%–, en comparación con el resto de hospitales y profesionales de Atención Primaria. «Se ha llegado al 28%, con un aumento de la concienciación sobre todo entre médicos y personal de enfermería», celebra Armona.
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